Final

433 59 51
                                    

Pedro no sabía dónde estaba, ni como había llegado aquí, ni quién era ese ángel rubio que no hacía más que leer y leer hojas con claro gesto cansado, ni siquiera había notado su presencia, oportunidad que usa para explorar esa amplia sala de blanco, había un gigantesco escritorio lleno de más papeles al frente de tres ventanas oscuras, fuera de eso no había nada más que ellos dos. Se cruza de brazos esperando a que terminara con lo suyo cuando se da cuenta de algo que nunca tuvo, alas, ambas blancas nacían de su espalda y ocasionalmente aleteaban a la par de sus emociones, ahora permanecían algo inquietas producto de la conmoción de su portador quien grita algo asustado, desconcertando de paso al angel de los papeles en el proceso.

— tu...

— yo no se que...

— ¿¡cuantas veces más planea Dios salvarte la vida!?

— pero yo...

— ¡silencio! ¿cuál es la regla principal de los guardianes?

— eh...

— ¡no interferir con sus ahijados! Dios tu cabeza es dura como una piedra, que ironía que en esta vida te llames Pedro ¿no crees? Pues si, infringiste las leyes de los guardianes cabeza dura, se suponía que, espera... —detiene su incesante parloteo un momento para buscar entre una pila de papeles, cuando Pedro intenta hacer una nueva intervención el ángel rubio toma una hoja entre sus manos y prosigue— ¡acá está! José Manuel debía morir arrollado por el transporte público de su país y luego de horas sufriendo, donde íbamos a probar si era digno de subir con nosotros, finalmente moriría de una insuficiencia respiratoria. Oye el destino si que se ensañó con este joven... ¡no es el punto! Y ahora vas tú de héroe por la vida y lo empujas lejos y terminas por recibir el impacto ¿supongo que sabías que si te sacrificas de esa forma te va a afectar no? ¡Pues parece que no! ¡Cabeza dura!

A estas alturas sentía como volvía a ser un estudiante que era regañado en la oficina del director, en este caso su director lo veía con un gesto altamente frustrado mientras seguía y seguía revolviendo papeles sin importarle en que le tiraba toda esa información de golpe. No quiso interferir por ese presentimiento de que a la menor palabra retornaría a su eterno discurso.

— por mi yo te hubiera tirado hacia abajo ¿Sabes?

Y aquí vamos otra vez...

— no quiero pensamientos independientes entre mis filas, tú eres un guardián y tú misión es proteger a tu ahijado del demonio que quiera reclamar su alma ¿sabes lo encabronado que estaba el? El bendito muchachito que produjo todo este problema ni siquiera era digno de subir con nosotros, aún, aún, y ellos daban por sentado que tendrían otra alma ¿¡Sabes el caos que se armó con los delegados de ambas partes!? ¿¡Lo sabes!?

— pues...

— ¡silencio! Me costó ¡demasiado! Llegar a un consenso así que tu ahora te vas a revolotear por ahí y no me molestes más

— espera...

— ¿¡y ahora que!?

— ¿no puedo volver a la tierra?

El gesto casi furioso del angel lo intimida, pero para fortuna suya hace unas técnicas de relajación para bajar todo ese estrés que corría por sus... celestiales venas. Casi extrañaba a los demás ángeles que continuaban en la tierra y solo lo miraban con curiosidad.

— cabeza de piedra, por ese bendito sacrificio tuyo casi pierdes las alas y Dios te salvó una vez, fuiste enviado a la tierra como humano para seguir con tu misión porque el trabajo del guardián es de por vida, y si el Señor estuviera tan dispuesto a hacer lo mismo ya lo hubiera hecho, recuerda "omnisciente y omnipotente"

¿Angel para un..? 『  MexChi 』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora