Taehyung comparte miradas furtivas con la paciente una vez todo está en profundo silencio. Le incomodaba que le mirara tan fijamente con esos ojos negros. Eran bonitos, pero mirarlos provocaba una sensación de nerviosismo en el que no era linda al no saber controlarla. Resaltaban con el tono blanquecino que adornaban las paredes de la habitación y el pijama.
—¿Te pongo nervioso?
La inesperada pregunta consigue descolocarle. Confundirle.
En cuanto consigue hacer contacto visual, se da cuenta de que el peso de su mirada no estaba sobre él, si no en sus pies descalzos. Eran pequeñitos y se veían tan blancos como la leche. Se sentía tentado a tocarlos, parecía suaves.La saliva fluyó por su garganta como al haberse tragado una roca.
—Un poquito.
La chica, cuyo nombre estaba ansioso por saber, soltó una risita cien por cien divertida. No había segundas intenciones en ella, y es que le había hecho cuanto menos gracia su respuesta. Sincera y pura, no como el agua de las tuberías que circulaban por el viejo edificio. No como ella.
—No deberías ser tan sincero, Taehyung. —hizo un breve silencio en lo que de alguna forma extraña de estiraba de forma horizontal sobre la camilla, dejando la mitad de sus piernas y cabeza colgar en el aire. —Las paredes podrían oírte. —murmuró.
Arrugó el puente de su nariz, confundido por su respuesta. Entonces Taehyung se armó de valor para preguntar sumido en su inocencia:
—¿Las paredes tienen oídos?
—¡Por supuesto! —gritó. Aquello asustó al muchacho, que giró a verla en cuanto se dio la vuelta y apoyó los codos en el colchón y descansando la tripa en este, moviendo infantilmente sus pies. Hacia delante y hacia atrás. —Ellas son mis oídos, yo las escucho cuando me hablan. Ellas no mienten.
Su mirada fija comenzó a incomodarlo cada vez que se quedaba mirándolo. En ese momento pudo ver como relamía sus labios de forma juguetona. ¿Estaba gastándole una broma? Podía ser.
—¿Cómo puedes escuchar a las paredes?
—Ellas me dicen que te mate ahora.
Taehyung se arrepintió de acercarse al interesarse en una conversación con ella. No parecía tan malo, pero ese último comentario realmente le hizo replantearse si lo mejor era guardar una distancia. Abrió los ojos como platos y quiso retroceder varios pasos hacia atrás. No quería que lo matara.
La joven, de un movimiento rápido agarró entre sus dedos delgados la tela de la camisa perfectamente puesta de Taehyung, sacándola de su escondite bajo el pantalón en el siguiente paso. Taehyung agarró sus manos algo nervioso. Era un tacto frió, suave pero enfermizo. Y entre tartamudeos, logró deshacer el agarre la niña en su camiseta, pero no soltó sus manos.
La chica, presa del pánico ahora, se puso de rodillas y abrazó el cuerpo de Taehyung entre sus brazos. Taehyung no sabía que debía hacer, sentía su cuerpo tan cerca y acelerado, casi creía que estaba llorando. No quería que llorara. Una chica linda deja de ser linda cuando llora. Por eso, rodeó su cintura con sus fuertes brazos, pegándola a su torso y acariciando su diminuta espalda. Era bajita.
—Ellas quieren que te mate Taehyung. —repitió en un susurro. El susodicho sintió unos dedos entrelazarse en su nuca y una nariz rozarse ligeramente con la piel de su cuello, tan nítida, que la fémina se resistía por no pegarle un bocado allí mismo.
—¿Lo harás?
Taehyung no quería admitirlo, pero tenía miedo. Miedo de ser manipulado por ella y ser tragado a su mismo abismo.
El quería ayudar a los enfermos a salir del abismo, no a introducirse en el junto con ellos.
—Tal vez... —volvió a hablar en un hilo de voz separándose poco a poco y obligando a sus frentes a hacer unión, la suya siempre cubierta por un precioso flequillo bien peinado. Sus respuestas inciertas le hacían dudar.—Pero no lo haré si tú me lo pides.
—Entonces... —comenzó, bajando también el tono. Como si esas estúpidas paredes no pudieran enterarse del secreto que compartían ambos. —No lo hagas, déjame ayudarte.
Rió. Ella comenzó a reírse en cuanto escucho esas palabras salir de sus labios. Confundido, y un tanto avergonzado, Taehyung dejó de abrazarla cuando sus manitas comenzaron a acariciar su cuello y seguir bajando por sus hombros. Le comía con la mirada a medida que sus manos exploraban las arrugas de la ropa y la carcajada fue haciéndose más opacada poco a poco y hasta tranquila.
—Ay, eres tan tierno Taehyung. Pero tú no puedes ayudarme. —recalcó sentándose frente a él.
—Yo no lo creo así. La clave es conocernos. —prosiguió. Con un poco de fuerza, hizo a un lado delicadamente el cuerpo sentado de la chica, cuidando de no asustarla con el agarre. Y después el se sentó delante de ella. —Empecemos por nuestros nombres, yo me llamo Kim Taehyung, aunque supongo que ya lo sabes.
Ella asintió.
—Ellas lo han pronunciado cada día desde que llegaste. —dijo, mirando las paredes con algo de recelo. —Eres toda una novedad "Guardia del 95".
Taehyung rió con ella, aunque no especialmente cómodo.
—Ya bueno...No estoy especialmente cómodo con ese mote. —murmuró rascándose la nuca con algo de incomodidad. —Dime solo Taehyung. ¿Y el tuyo es? Es que solo me dio tiempo a leer tu número de paciente, ¿qué significa el 1119?
—Significa...— hizo una pausa antes de proseguir, poniendo recta su espalda he inclinándose peligrosamente hacía el. Sus manos comenzaron a pasear por las sabanas, al principio acariciándolas y poco a poco acariciando la tela suave de su uniforme. —que 1119 han sido presas del pánico, significa que 1119 han gritado en mi nombre y derramado sangre por mí. —Prosiguió ante la mirada inocente y ansiosa del muchacho sobre ella. —Significa, que tu, cariño...
Tú eres mi próxima presa.