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Pasaron los días, y pese a que tenían fecha para casarse la triste realidad era que no se veían entre semana. Habían empezado a ser amigos pero no estaban muy en contacto. Los dos querían verse pero era difícil encontrar una excusa para quedar, pues realmente no sabían qué cosas tenían en común. Así que cuando llegó el fin de semana Kakashi no sabía bien qué hacer. Ya tenía a los dos testigos para la boda, había sido difícil explicarles la situación y pedirles que lo llevaran con la máxima discreción posible, pero lo había logrado. Ahora lo que no sabía era si ir a ver a Iruka para contárselo. Él claro que quería ir pero Iruka le había dicho que estaría con Naruto.

"¿Y si molesto? Yo no sé qué se hace con un crío y seguramente me aburra... Molestaré si voy, pero si no voy ¿cuándo le veré? ¿El día de la boda?". Pensó que lo mejor era ir a avisarle y darle los nombres de los testigos para que Iruka se quedara tranquilo y eso hizo.

Los sábados Iruka no trabajaba, así que por las mañanas iba a entrenar y después iba a buscar a Naruto, quería pasar el máximo tiempo con él, pero no por ello iba a obligar al pequeño a madrugar los fines de semana, así que pasó a recogerle a las diez de la mañana. Él firmaba como total responsable del niño mientras estuviera con él y no ponían mayor inconveniente, pues allí los tomaban como hermanos y no veían qué podía tener de malo que le llevase consigo de vez en cuando. Pero claro: solo de vez en cuando.

Así que después de comer salieron a dar una vuelta por la villa, le enseñaba todo lo que podía para que Naruto aprendiera siempre cosas nuevas. A media tarde lo llevó a un parque a que jugara, no era la primera vez que iban ahí porque a Iruka le gustaba ese sitio ya que estaba muy cerca de la casa y siempre había niños. Tan habituados estaban a ese parque en concreto que Iruka había comenzado a hacerse popular entre las hermanas mayores de algunos de los pequeños que iban por allí a jugar.

Estaba empujando a Naruto en los columpios cuando vio pasar justo por el lado de la acera a Kakashi, iba tan enfrascado en una novela que ni les había visto.

"¿Le llamo?", se preguntaba Iruka. Miró alrededor y vio que el parque estaba bastante lleno. Le daba mucha vergüenza ponerse a gritar ahí, pero Kakashi empezaba a alejarse.

—Oye, Kakashi. ¡Kakashi! —empezó a saludar con la mano para llamar su atención, rezando internamente porque le escuchara porque si no quedaría en ridículo total ante quienes le habían visto ser ignorado. Pero eso no pasó, enseguida Kakashi cerró la novela y se giró a ver. No dudaba que esa había sido la voz de Iruka.

Se acercó hasta ellos y los saludo al mismo tiempo.

—Hola, chicos.

—Hola, Naruto ¿te acuerdas de Kakashi?

—No.

—¿Por qué dices que no? Di hola a Kakashi.

—Hola a Kakashi —dijo y se rió de lo malvado e inteligente que había sido. Seguro que esa no se la esperaba Iruka, pero a este no le hizo ninguna gracia.

—Si te pones contestón nos vamos a casa ahora mismo.

—Vale, perdón. Hola Kakashi.

—Hola Naruto —contestó Kakashi con miedo de Iruka.

—¿Puedo ir a jugar al tobogán?

—No lo sé.

—¿Puedo ir por ahí a jugar por favor?

—Bueno, ve —le contestó menos serio Iruka, y cuando Naruto se alejó ellos se sentaron juntos en un banco desde el que podía vigilarlo.

Kakashi sentía que de nuevo Naruto se escurría por ahí cuando él aparecía. Ya se lo había hecho dos veces y no necesitaba dos pruebas para saber que no le gustaba al criajo.

SÍ, QUIERO [KAKAIRU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora