Si tuviese que escoger los mejores momentos de mi vida, sinceramente escogería los que pasé en el orfanato...
Yo era el mayor de todos los niños. Por causas que yo no entendía, nadie quería a un niño como yo. Hacía de hermano mayor de todos los niños y ayudaba al jefe del orfanato en todo lo que podía. Nunca me extrañó que solo él estuviese en aquel lugar, sin más cuidadores (quitando a la mujer rubia que aparecía a veces, la cual creo recordar que se llamaba Elise).
Todo era paz y tranquilidad en aquel lugar. No parecía un orfanato, sino el paraíso. Sin embargo, varias cartas misteriosas llegaban a mí, advirtiéndome de que querían deshacerse de mí fuera como fuese. Yo no quería hacer caso a aquello: eran demasiado buenos conmigo. Pero un día llegó “aquella carta”… Donde se me reveló que nadie me adoptaba porque en realidad era un tigre. La carta explicaba también que llegará un día donde el jefe del orfanato me llamará para hablar conmigo personalmente y que seguramente sea para acabar conmigo.
¿Quién quiere a un tigre en su orfanato, poniendo en peligro a todos los niños?
Llegó aquel fatídico día. Uno de los niños me avisó que el jefe quería verme en su despacho. Anduve por el largo pasillo presa del pánico… ¿En serio iba a matarme? ¿Aquel hombre que era tan bueno con los niños y con el que tanto me he llevado bien? Recordaba aquellas noches de pesadillas donde me conseguía calmar con una taza de té. También recordaba sus largas charlas sentados en el jardín para levantarme en ánimo tras observar cómo otra familia no me quería en sus vidas.
El hombre que más apreciaba era el que iba a acabar conmigo.
Entré y me lo encontré sentado en su escritorio… Aquel hombre de cabellos negros y largos, ojos rojizos y cansados y con aquella sempiterna chaqueta que le había hecho la mujer que casi siempre lo acompañaba.
—¿Me llamabas, Rintaro? —pregunté lo más serio posible, observando mis alrededores como cuando un tigre espera a su atacante.
—¿Te ocurre algo, Atsushi? Estás muy serio hoy.
—No es nada…
El jefe abrió un cajón y me puse a la defensiva.
Él no puede matarme. ¡Es imposible!
Para mi confusión, puso sobre la mesa una caja envuelta a modo de regalo.
—Pensaba dártelo más tarde, pero me ha surgido un contratiempo y debo partir de inmediato —me dijo con una sonrisa.
Estaba completamente confundido. ¿En serio aquel hombre iba a matarme? Suspiré aliviado, pero el contenido de la última carta volvió a mi mente:
Te llamará en secreto y te entregará algo con la excusa de que debe irse antes por algún asunto.
Mi oído de tigre se aguzó en ese momento y pude escuchar un leve ruido saliendo de aquella caja. Me quedé paralizado.
Si debía irse antes y quería matarme, lo que hubiese en aquella caja solo podía ser…
—¿No vas a abrirla? —me preguntó mientras se levantaba y se ponía la gabardina.
La sangre me hervía. Las cartas tenían razón.
Aquel hombre iba a matarme.
Lo que había en aquella caja era una bomba.
Lleno de furia por haber sido traicionado por la persona a la que más quería, salté sobre él y con una de mis zarpas, acabé con su vida.
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BSD || BEAST AU - Reloj
ספרות חובבים¡¡CONTIENE SPOILERS DE BEAST!! Tras la muerte de Dazai, Atsushi encuentra una carta dirigida a él en su despacho. La simple lectura de esta carta dará un giro a la vida del joven tigre que ni el mejor detective podría haber deducido...