CAPÍTULO IX

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Un hermoso amanecer y con el un nuevo día en el pueblo, todos empezaron sus labores desde muy temprano, campesinos y obreros se dirigían muy felices a los campos de arroz para su cosecha y otros a su cultivo, las aldeanas llevaban agua a sus cabañas, otras lavaban ropa en el arroyo, los niños asistían al templo para aprender a leer y escribir, también entrenaban el uso de algún arma, en el caso de las niñas debían tocar instrumentos musicales y ceremonia del té, estas clases eran impartidas por Kaori y Rié, mientras que Satoru y Dororo entrenaban a los niveles uno al cinco, todos los varones de doce años en adelante debían aprender al menos defensa personal, en caso de algún atraco, se dividieron en niveles del uno al cinco dependiendo de las habilidades y fuerza, siendo el nivel uno el más básico mientras que el cinco era el más avanzado, contaban con pocos pobladores nivel cinco, aun así habían logrado superar los asaltos y ataques a la aldea, debían protegerla ahora más que nunca dando prioridad a las mujeres y niños, el poblado contaba con habitaciones subterráneas en las cabañas que servían de bodega y escondite en caso de emergencia, las mujeres sabían usar a la perfección el arco y tenían instaladas varias trampas para atacar con todo ante los bandidos que se paseaban de aldea en aldea robando y matando a gusto.

Y hoy como todas las mañanas dos jóvenes nivel tres se posicionan a la entrada del largo puente como vigilantes, otros dan mantenimiento a las trampas, todo estaba normal, Satoru y Rié ya se encontraban con los niños en sus diferentes clases.

-¿Kaori no ha llegado todavía?...-Pregunto el joven mientras sacaba de la bodega katanas de madera para los niños - Ya es tarde...me pregunto si ¿Estarán con los viajeros?...- el muchacho se fue de bruces al suelo, cargaba muchas cosas y perdió el equilibrio al intentar cerrar la bodega.

-Que tonto...no me sorprende de ti...- Kaori ingresaba con una bandeja de bocadillos en sus manos -eso te pasa por hablar de mi... ¿Qué tanto decías?... ¿He?...- dejo los bocadillos cobre un pequeño mueble.

-Qué bueno que llegaste, hoy las niñas aprenderán a tocar el koto...y ¿Dororo? – pregunto con asombro Rié pues su amiga nunca faltaba a una clase de entrenamiento.

-Pues...ella me pidió que pusiera los bocadillos en otra bandeja, por eso vine, a buscar una más adecuada...- Kaori escarbaba en la bodega buscando una bandeja tallada con espigas de arroz, era muy especial y representativa para el pueblo, quería llevar los bocadillos a los viajeros en esa y solo esa bandeja, así que después del desorden la encontró –Aquí esta...bien ahora...- pero Satoru se había comido casi todos los bocadillos –¡Que estás haciendo!...eso no es para ti...son para el joven Tetsu...y su amigo...¡dejar de comerlos!- Kaori le propino un fuerte golpe con la bandeja de madera que sostenía en sus manos, dejándolo tendido como alfombra en el piso –¡Oh no...la bandeja!...Dororo va a matarme...ahora debo preparar más...ya me desquitaré contigo después...-Kaori llevo la bandeja y lo que restaba de los bocadillos, y salió disparada del templo.

-Bien...creo que el trabajo hoy será pesado, así que levántate Satoru...vamos arriba...- la voz de Rié era encantadora, siempre era atenta con, quizá tenga una oportunidad pensó el chico.

-Dame un minuto...- intento moverse pero el dolor era insoportable –Que sean dos por favor...- volvió a tenderse en el piso lamentándose. Rié negó con su cabeza y salió a recibir a los pequeños que ya estaban listos para comenzar sus clases, cabe recalcar que todo era gratis cortesía de Dororo.

Por otro lado en las cabañas de hospedaje dos amigos comenzaban a despertar bueno solo Tetsu porque Hyakkimaru ya estaba despierto se encontraba sentado al filo dela ventana observando el pueblo, la vista era espectacular, observó una pareja caminar con calma iban tomados de las manos, el hombre llevaba lo que parecía ser ropa sucia y ella algo más ligero.

DORORO: CAPRICHOS DEL DESTINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora