V | Insinuaciones

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Narra Marta

Durante el camino hacia aquella discoteca, Marilia y yo no podíamos parar de cantar como si estuviésemos en un concierto, canciones como Tainted Love, Leave me alone y Ella. Parecía que nos íbamos a quedar sin voz antes de llegar a nuestro destino, entre risas, gritos y nuestra motivación sin fin.
Una vez llegamos a la zona por donde quedaba la discoteca estuvimos unos cinco minutos buscando aparcarmiento, pero parecía lo más difícil de este mundo, ya que la zona estaba bastante cargada de coches.

-Marilia tía, ¿has visto la hora que es? como no encontremos aparcamiento vamos a llegar tarde, seguro que tus amigos ya están ahí.-dije desesperada mientras observaba por la ventanilla en busca de un sitio libre.

-Marta no me pongas más nerviosa, esto de buscar aparcamiento en una zona de discotecas no es muy sencillo.-comentó bufando alterada.

-Son las diez y cuarto y hemos quedado a las 22:25 ¡CORRE RICURITA!-le presioné en broma, a lo que ella me miró mal para luego soltar una pequeña risa.

Conseguí aliviar un poco esta tensión de buscar un sitio libre, pero en realidad estábamos las dos bastante nerviosas puesto que María me comentó que tendríamos que estar a las 22:30 para poder entrar a la zona VIP que la rubia había reservado.

Cuando parecía que encontrar aparcamiento era misión imposible, dimos con un lugar que casi nos quitan, pero finalmente logramos llegar nosotras primero.

Salimos del coche a toda velocidad para llegar a tiempo a la entrada de la discoteca, ya que tendríamos que hacer un poco de cola antes de ir a la zona VIP donde María nos estaba esperando.

-Illo Marilia me voy a torcer un pie si sigo corriendo con estos tacones.-comenté de forma graciosa mientras iba corriendo como podíamos.

La verdad es que la situación era bastante graciosa, aunque fuésemos un cuadro. Las dos con tacones intentando correr, o mejor dicho andar rápido para llegar a la discoteca por las calles de Madrid, mientras un montón de personas algo ya borrachas nos miraban riéndose.

-Haz lo que puedas Marta, agarrame de la mano por si acaso alguna se llega a tropezar.-las dos reímos ante la situación tan icónica que estábamos viviendo en ese momento.

La verdad es que Marilia iba bastante guapa, con un vestido granate y unos tacones blancos, después de verla a ella bien con ese outfit y su increíble maquillaje, yo me sentía que iba bastante básica. Iba con un simple mono negro arreglado, aunque Marilia me hubiese dicho aquellas palabras en mi casa. Hoy más que nunca era libre para vestirme y maquillarme como quisiese y la verdad es que tenía ganas de salir con este mono. Mis pensamientos de ser una básica se esfumaron al completo.

Hacía tiempo que no sabía lo que era salir de fiesta sin tener a alguien que te controlase, la ropa, las personas con quien salías y hasta el lugar. Me sentía muy cómoda esta vez, y tenía el presentimiento de que iba a ser una gran noche, a parte que conocería a bastantes personas, y tendría la oportunidad de estar con María otra vez.

Nos estábamos acercando ya a la entrada de la discoteca, y vimos un grupo de cuatro personas el cual lo conformaban dos chicos y dos chicas. Marilia en cuanto también se fijó, empezó a andar mucho más rápido con una sonrisa de oreja a oreja. Suponía que esas personas, eran sus amigos.

-¡Buenas chicos! Sentimos el retraso.-dijo Marilia acompañado de un puchero.

-Porfin llegáis, tenemos ganas ya de entrar, nunca había sabido que es estar en una zona VIP.-dijo un chico con el pelo castaño y una barba algo marcada. Parece ser que Marilia ya les había comentado lo de la zona reservada.

Come with me | MartiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora