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- Noona, estoy cansado.- Se quejó Hueningkai.

- Yo también estoy cansada de lo inoportuna que eres.- Dije.- Me debes muchas.

Hueningkai siguió caminando conmigo en su espalda.

- ¿A donde vamos? Por favor dime que estamos cerca.- Suplicó este.

- Entra aquí.- Señale la entrada del parque donde había encontrado a la señora que pintaba esos hermosos cuadros.

Varios días han pasado, sin nada interesante. Mi papá se fue de viaje otra vez, y antes de irse le tuve que decir todo eso que quería guardar para mi. No desconfió de mi papa, el es uno de mis mejores amigos y siempre le cuento todo, pero hay cosas que me gusta guardar para mi, por muy egoísta que suene. La personas necesitan dedicarse tiempo para ellos mismos.

Bajo de la espalda del menor y camino tranquila por el camino que había estado la vez pasada, estaba nerviosa y tenía un nudo pesado en mi estomago, Hueningkai lo notó y enganchó su brazo con el mío. Dándome apoyo sin decir una palabra pero transmitiendo tranquilidad con su cercanía.

- Todo va a salir bien.- Dijo suave.

Estábamos llegando al Campo abierto donde había estado, al llegar Hueningkai se detiene y me mira con brillo en los ojos, le sonreí y lo guié a unas hermosas pinturas de acuarelas que había visto cuando ayudaba a la señora, esta me había comentado que el creador de tales bellezas era Hawaiano y sus pinturas eran inspiradas en su tierra natal, se lo mucho que el niño quejón extrañaba su casa y su entorno y por eso lo traje. Ademas que necesitaba apoyo moral para hablar con la persona que pedí que viniera.

Era el momento de pedir explicaciones...

Hueningkai se sentó frente a un hermoso cuadro que tenía en este pintado con hermosos trazos en tonos blancos una orquídea debajo de un monumental árbol que imponía una gran aura de fortaleza y belleza al mismo tiempo, la orquídea esta tan delicada que parecía débil, pero a lo largo de la historia en diferentes religiones era representada como símbolo de fertilidad lo cual fue un tipo de flor muy codiciada. El cuadro es la perfecta dualidad que caracteriza a las mujeres, una hermosa pieza que capto la atención de Hueningkai. Un Enorme hombre con piel unos tonos mas oscura que la de Huning se acuclillo a su lado y admiro su rostro de concentración y sonrió.

- Hermoso ¿Verdad?- Le dijo suavemente a Hueningkai. Este se exalto al darse cuenta que se había perdido en algún lado sus recuerdos. Luego al ver al hombre que a mi parecer era increíblemente atractivo asintió con su cabeza volviendo su vista al cuadro.- Lo pinte cuando cumplí tres meses en corea,- Guardo silencio unos segundos.- Necesitaba plasmar la imagen que mi consciencia tanto extrañaba.

Yo estaba detrás de ellos oyendo el relato del hombre, con complejo Dwayne Johnson.

- Me recuerda a mi mama.- Soltó Hueningkai.

Yo decidí dejar a Kai ahí, y deambular un rato por las diferentes pinturas que habían. Mis pies se detuvieron cuando vi el cuadro que revelo una de las pistas de mi admirador, me detuve delante de el y lo observe una vez mas.

Luego la señora de la otra vez salio de detrás de un caballo de madera, y al verme me mostró una amplia sonrisa, se acerco a mi y me fundió en un maternal abrazo.

- Hola, Niña.- Dijo después de romper el abrazo.

- Hola, señora.- Dije devolviendo la sonrisa.

- Dime Liu ¿Que haces aquí? ¿Viniste a verme?- Dijo burlona.

Carcajee.- En realidad estoy esperando a alguien.- Dije con tono apagado.

- No pareces muy emocionada de ver a esta persona.

Your Name→ Choi SoobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora