Sin Alas

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Las primeras veces fueron las peores. Mio entona su canción al recordarlas. Al pasar el tiempo aprende pequeños trucos para no derrumbarse mientras trabaja. Quedarse viendo a un punto fijo; una hoja, una piedra, si es de noche la fogata. Cerrar los ojos si es necesario. Pensar en los niños, y en el futuro. Y cantar, cantar mucho. A veces mientras, a veces cuando se acaba.

Aprendió que eso era lo que más le ayudaba. Y como era de esperarse, lo hacía seguido.

Cuando los niños no ven, ella se golpea el estómago. Fuerte. Sabe por qué lo hace, pero el alma se le quiebra cada vez que en su periodo sale demasiada sangre coagulada.

Y mientras se limpia, ella canta. Canta con los muslos metidos en el río, rodeada de sus niños, rodeada de hombres. Rodeada de miseria y sueños, ella canta.

Aunque (algunas veces) piensa en terminar con su vida, su deseo de algo después se lo impide. Mío ha perdido a su familia hace mucho, y guarda la esperanza de recuperarla. Sueña con familia, tener hijos (no le importa si son de ella o no) que puedan correr por campos dorados que nacieron de su propia mano. Cuando piensa que eso no es posible, cuando está pelando las papas y se le ocurre que quizá la guerra acabe con lo que ella ama nuevamente y su cuchillo se siente muy afilado en su mano, comienza a cantar. Por sus niños y porque sabe que tienen hambre.

Cuando las consiguió (las semillas, su esperanza, su posguerra, su después, su epílogo, su futuro), casi olvidó por qué cantaba. Cuando las perdió, comenzó a cantar. Bajito, con su último aliento.

Rodeada de miseria y fuego, y de la ausencia del dorado que tanto anhelaba.

[] [] []

Oh mi Dios, qué puedo decir. Mio.

Ella, junto a Tahomaru, Dororo y su Aniki son los personajes que más se me han metido en la serie. Realmente no logré odiar a ninguno, pero estos han sido algo especial. Y, Dios, Mio...

Mio me parte el corazón, ahí se las sirvo. Es un personaje con una historia tan injusta pero tan real que es desgarradora. Una chica demasiado bondadosa para su época, que no se merecía nada de lo que le pasó. Pero Mio es el símbolo de que en la guerra no se salva absolutamente nadie, y que, bueno, los buenos, sobretodo los buenos, también se van. Y que así funciona la vida.

Y quería, de verdad quería, publicar algo sobre ella. Es que Mio, junto a Tahomaru, me conmueven muchísimo, en lo más profundo. Creo que tengo otro relato de ella por allí, será publicado cuando esté terminado y pulido.

Bueno, no hablo más de Mio porque realmente, no podría parar. Más que el amor trágico nuestro Aniki, ella para mí representa algo mucho más profundo y triste que eso.

Hasta la próxima. :)

«REMINISCENCIA» [dororo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora