El ambiente estaba cargado como una pistola con el gatillo sensible. Maya estaba sentada excesivamente recta en aquella incómoda silla de despacho. Pero no notaba la dureza del asiento por ningún lado, ya que la expectación por ver lo que Manu, su ya conocido profesor de Documentación, les decía a ella y a Zoe por aquella presentación del trabajo era enorme. Solo era capaz de sentir su propia respiración.
Tras muchos recortes y modificaciones habían establecido aquella primera entrega de su trabajo conjunto de esta manera: una sinopsis de lo que iba a tratar, es decir, sobre trastornos psicológicos, así como métodos de investigación que iban a utilizar. Su intención era usar entrevistas y observación, en vez de centrarse en la documentación bibliográfica. Querían dotar a aquel trabajo de vida.
Pero eso sería si Manu les daba el visto bueno. Solo entonces podrían disponerse a reunir información para la entrega final, que debían confeccionar y presentar en clase a finales de noviembre.
Maya quería saberlo y quería saberlo ya, pues aquellos diez minutos silenciosos en los que el profesor había estado revisando cada punto del resumen le habían parecido un milenio.
Miró de reojo a Zoe, que aparentemente parecía bastante más calmada que ella. Pero cuando miró sus manos, notó un pequeño temblor que le hizo pensar que estaba igual de nerviosa que ella.
—Bueno... —comenzó en un murmullo. Ambas chicas lo miraron con ojos expectantes, mirada que este les devolvió a través de sus gruesas gafas— Tranquilas, chicas. Está muy bien, os doy la enhorabuena.
Zoe suspiró profundamente. Por su parte, Maya asintió sin poder disimular una disimulada sonrisa. Lo habían conseguido, y había valido sin duda la pena.
—He visto que vais a hacer un método más presencial. Me parece muy arriesgado. ¿Habéis pensado por dónde empezar?
En ese momento se quedaron calladas. Habían hablado del tema de manera superficial, pero no habían llegado a ningún acuerdo. Fue Zoe la que habló por ambas.
—Aún no.
—Os aconsejo encontrar fuentes cercanas. No apuntéis muy alto, la casa no se construye por el tejado.
Asintieron. Comenzaron a levantarse, tomando sus chaquetas mientras el profesor las despedía del despacho. Pero antes de que se fuesen, Manu llamó su atención una vez más.
—Que, por cierto. Estoy orgulloso de vosotras y de cómo habéis trabajado. Por el trabajo se nota que hacéis un buen equipo.
Maya miró a Zoe. La veía tranquila y, dentro de la seriedad que había conocido de la chica, la veía bastante contenta. No olvidaba aquella faceta que había conocido durante el viernes anterior, tan divertida y bromista, con ese sentido del humor tan afilado. Zoe ocultaba toda aquella personalidad dentro de un caparazón que parecía a primera vista impenetrable.
—Maya—, dijo entonces, sacando a la chica de sus pensamientos—. ¿Te hace si vamos a tomar una cerveza y hablamos de dónde sacar la información?
"Me está diciendo de ir a tomar algo", pensó Maya. "Que bueno, es lo normal", se dijo a continuación. Tenía que actuar de manera indiferente, que no se notase que realmente quería ir.
—Claro, así lo aclaramos cuanto antes.
"Eso ha sonado demasiado indiferente".
___
Se asentaron en un bar que Maya no conocía, pero que era bastante visitado por Zoe, al parecer. Todos los camareros interactuaban con ella y la saludaban, y además se sentaron en un sitio que, según la misma Zoe, era "el de siempre".
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Como el agua y el aceite ● LGBT ●
Любовные романы«En el mundo real tendréis que colaborar con todo tipo personas, así que bienvenidas a Periodismo» Maya y Zoe son distintas, RADICAMENTE distintas. Son tan distintas que en su primer encuentro consiguen revolucionar una clase entera, mandar a un com...