Era un viernes nublado y anodino. Maya había tenido que soportar un seminario sobre infografía y un casi monólogo de parte de la profesora de Derecho y deontología profesional. Un día redondo, podría decirse. Estaba cansada por dormir poco y mal, al estar aún acostumbrándose a madrugar. Pero lo que le esperaba ese fin de semana no iba a contribuir a estabilizarlo, precisamente.
Había quedado a las cuatro de la tarde con Zoe en la puerta de la biblioteca de Educación. Su plan era aprovechar la tarde lo máximo posible para no tener que quedarse por la noche a terminar el índice de contenidos y la idea general para su trabajo. Y esperaba que su compañera estuviese colaborativa y que la "fiesta" transcurriese en paz.
Las dos chicas habían quedado en la puerta de dicha biblioteca a las cuatro de la tarde, y Maya llegó diez minutos pronto. Se quedó en la puerta fumando su cigarrillo, el cuarto del día. Aquellos días estaba fumando de más.
A lo lejos vio como Zoe se acercaba mientras miraba su móvil. Llevaba los auriculares puestos, por lo que se ahorró el saludarla desde la lejanía. Iba con un vestido de cuadros y unas zapatillas de plataforma que le daban un aire muy curioso y vintage. Parecía sacada directamente de Instagram.
"Va muy guapa", pensó Maya.
Zoe llegó a su destino, se quitó los auriculares y guardó el móvil, acercándose para darle dos besos. Maya pudo notar un aire diferente al que tuvo un par de días atrás, y sobre todo muy diferente al que sintió durante su pelea. Zoe no se despegaba nunca de su semblante serio, con esa aura de fuerza que la rodeaba y que contrastaba con aquella cara redonda. Pero esta vez la notaba mucho más relajada, menos alerta. Y aquello hizo que Maya bajase la guardia, por fin.
Las dos chicas entraron a la biblioteca y encontraron sitio en una mesa al fondo, donde ya había sentadas otras dos personas. Maya había llevado su portátil, así que se sentaron juntas y comenzaron su tarea. El ambiente era serio, debido al poco tiempo que tenían para terminar aquel trabajo, pero en ningún momento discutieron. Estaban concentradas en irse a casa cuanto antes.
Pero Maya empezaba estaba cómoda. E, inevitablemente, se hicieron las ocho y media de la tarde. Su plan de utilizar únicamente la tarde para confeccionar su presentación se fue al garete.
—Si quieres lo terminamos mañana —dijo Zoe, estirándose en el sitio y haciendo que cada uno de sus huesos crujiesen. Ahora decía expresiones tales como "si quieres" o "si te parece bien", en vez de sentenciar. A Maya le resultó curioso.
"Quizás Carol tenía razón", se repitió.
—Prefiero terminarlo hoy, la verdad. Así si nos surge algún cambio, tenemos tiempo hasta el lunes.
Zoe asintió. Le parecía bien. Pero era el momento de cerrar de aquella biblioteca y eso significaba que se tenían que mover a la Búho, que abría hasta la una de la mañana.
Dicho y hecho, guardaron sus cosas y caminaron hasta su siguiente destino, que como era lógico estaba prácticamente desierto. Los exámenes extraordinarios habían terminado la semana anterior, así que a nadie —excepto a ellas— les habían mandado nada que supusiese gastar horas nocturnas en realizarlo.
Tomaron una buena mesa al lado de la ventana donde pudieran tener el espacio suficiente para colocar todos los recursos físicos que encontrasen en la biblioteca sin que nadie les dedicase ninguna mirada por invadir su espacio.
Tras una hora, que se pasó igual de rápido que las anteriores, decidieron hacer un descanso y recuperar fuerzas. Dejaron allí sus cosas y salieron a la entrada principal a fumar.
—Estoy bastante contenta con cómo está quedando —dijo Maya. Se encontraba medianamente motivada por primera vez en todo el curso, influido por la importancia que tenía para ella aquel tema de los trastornos psicológicos.
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Como el agua y el aceite ● LGBT ●
Romansa«En el mundo real tendréis que colaborar con todo tipo personas, así que bienvenidas a Periodismo» Maya y Zoe son distintas, RADICAMENTE distintas. Son tan distintas que en su primer encuentro consiguen revolucionar una clase entera, mandar a un com...