3. JUSTICIA I.

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Esa fue la primera vez que mate a alguien, esa fue la primera vez que quite una vida, esa era la primera alma por la que me atormentaran en el infierno.

Años después tuve que entrar a la milicia y muchas cosas ya habían cambiado en mi vida, ya tenia 20 años, pero no había hecho nada bueno con ella, excepto crecer.

Conocí a una chica muy linda en la académica, se llamaba Zarai, ella es muy delgada y un poco alta, con el cabello largo y hermoso color castaño oscuro, que casi siempre usaba amarrado, pero cuando se lo soltaba dejaba a relucir sus rizos que resaltaban sus ojos, muy grandes color café casi negros.

Ese no era el punto, a lo que quería llegar es que ella no me dejaba ni pensar bien, ya había tenido suficientes relaciones normales con chicas, pero con ella quería algo distinto.

Aunque siempre llamo mi atención, nunca tuve la valentía de acercarme a hablarle, ni la oportunidad debido a que nos separaban por sexo y en algunos casos solo me conformaba con mirarla de lejos desde mi pelotón, como un acosador especial, con ver que ella este bien yo era feliz y me mantenía positivo pensando en el porvenir, sin saber lo equivocado que estaría.

Hasta la noche de el 2 de mayo, que fue diferente a las demás, no se porque, solo sentía que algo pasaría y no me equivoque, desde la ventana de la habitación en la que me encontraba se podía ver a lo lejos la entrada de la cabaña de las mujeres y pude ver a el Mayor Martinez, que en ocasiones anteriores a tenido incidentes en el tema de el acoso sexual.

Acompañado de su único sobrino, un cabo Primero llamado Adrián Martinez, el cual hace lo que sea para que el tío lo ayude y con otros 2 tipos que imagino eran soldados del cabo, se dirigían a la cabaña de las mujeres, al ver eso me alarme y sólo pude pensar en Zarai y todo lo que esos degenerados podrían hacer.

Me armé de valor y decidí ir a investigar por mi cuenta, porque si me atrapan fuera de la cabaña a las 12 am me metería en un problema, me acerco a la cabaña femenina y escucho gritos de mujeres, seguidos por fuertes golpes metálicos, alarmado y lleno de fuerza decido entrar.

Tuve que patear la puerta porque estaba cerrada, al entrar veo a las mujeres de un lado de la sala y del otro a los 4 sujetos liderados por el Mayor Martinez, con 2 escopetas de corto calibre y una de largo alcance, al verme se asombran y me intentan atacar usándolas como bates, con mi entrenamiento y experiencia en peleas callejeras pude esquivarlas con un movimiento e incluso le quite una a un soldado y quedamos en una especie de duelo mexicano, solo que los otros 2 me apuntaban a mi y yo al soldado, el cual se arrodillo y poco a poco se fue arrastrando a una esquina con mucho miedo, al ver esto el Mayor se acerca lentamente diciendo.

-Calmate hijo, resolvamos esto simplemente, puedo ayudarte si quieres o si no puedo hacer de tu vida un infierno, solo no tienes que decir nada y soltar el arma, creo que si te conviene la ayuda de un Mayor.-

-¿que están haciendo ustedes aquí? - pregunte lleno de impotencia.

-Solo queríamos venir a saludar, una inspección de rutina, ¿y tu que haces aquí hijo?- respondió confiado Martinez.

-Solo quería ver que hacían ustedes, porque creo que no es hora de inspecciones y creo que si le pregunto a cualquiera de ellas me dirá algo distinto- digo viendo a las mujeres de la esquina.

-O creo que ya estoy entendiendo la situación, nuestro compañero esta enamorado- dice con voz divertida.

-No esta bien lo que hacen, vayanse de aquí, ¡no me da risa!-

El Mayor suelta una carcajada falsa, me mira serio, luego ve a la esquina de las chicas, se acerca a Zarai, la toma por el cabello, la levanta y dice.

-¿No sera ella cierto?- lamiéndole la cara sonríe, me ve y la lanza al suelo delante de mi diciendo.

-¡COJETELA O LOS MATO A LOS DOS!-

A lo que no respondo pero si me lleno de impotencia y miedo, hací que solo me deje llevar y actúe dándole un golpe a Martinez con la culata de la escopeta, tumbándolo al suelo, rápidamente halo el gatillo apuntándole al cabo que me estaba apuntando, haciendo un gran sonido y redecorando la pared con sus sesos.

A el otro soldado le doy en la nariz con el arma como rebote del disparo anterior y se le cae su escopeta, solo tuve que halar el gatillo de nuevo, para no solo pintar de rojo el suelo de madera, si no también hacer un agujero.

Solo quedaba un soldado y estaba desarmado con las manos arriba, al lado de lo que quedaba de el cabo y digo.

-¡CORRAN CHICAS!, ¡Y TU NO TE MUEVAS!- todas están corriendo y veo a Martinez, que se esta arrastrando con la frente rota para agarrar el arma del cabo, lo agarro por el poco cabello que le queda y lo levantó diciendo.

-¿VEZ LO QUE SE SIENTE? ¡ANIMAL! ¿TE GUSTA?- lo lanzo al suelo y con mis propias manos termino de destruirle la cara, hasta que no se movió mas, pero tenia la sensación de que me veían y cuando volteo veo a Zarai llorando detrás de mi en silencio, hasta que solo grita.

-¡PAPÁ!-

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