Like A Movie (Adaptacion - Johnmark)

No todo lo que inicia bien termina igual

 
Abre los ojos sintiendo el calor abrasador de una lengua recorriendo su garganta.
Parpadea cuando los labios se ciñen en su piel dando una succión profunda.
Johnny gime de gusto para volver a cerrar los ojos. Un chupetón. Seguramente tendría una fea marca, pero al diablo la estética cuando esos pervertidos labios se posan en su piel.

—Me gustas — susurra a su oído—. Me gustas mucho.

Entonces Johnny le toma del rostro y besa su boca; suave y hambriento abriéndola con sus labios y degustando con su lengua cada delicioso rincón. Porque la boca de Mark no es como ninguna otra; es mucho mejor. Ambos están desnudos y eso es perfecto.
También su erección mañanera y los condones tirados en el piso.
Toma uno mientras siente unos labios en sus tetillas y unas manos acariciando las mejillas y jalando el lóbulo de su oreja.  Cuando coloca el condón sobre su despierto miembro, también coloca a Mark en una nueva posición, sobre su regazo.
Mark abre las piernas sin vergüenza, enroscando los brazos alrededor de la nuca de agente y antes de descifrar lo que las siglas S.W.A.T. significan, se deja caer de lleno contra ese palpitante pene.

— ¡Ah! —Hay exclamaciones de dolor y placer que se mezclan. Saliva que escapa de la comisura de sus bocas y ojos que se cierran para concentrarse en ese íntimo momento.

—Muévete —ordena. Como siempre, sus órdenes son atendidas.
Johnny se eleva y Mark hace un movimiento contrario. Johnny le besa el cuello, el pecho y hace un precioso chupetón al lado de la tetilla derecha que hace jadear al oji avellana como si hubiera estado corriendo en una maratón.

El ritmo se mantiene, y luego se desacelera; sus bocas se encuentran y sus manos disfrutan del cuerpo desnudo del otro.
Es un encuentro más tranquilo, menos pasional, pero no por ello menos sincero.
Hay necesidad en esos ojos y deseo en sus bocas, pero ya no hay prisa; esa mañana es para disfrutar. Disfrutar y grabar en la mente cada sonido, cada textura y cada sabor de su amante.
 
Cuando el encuentro termina y ambos explotan en un liberador orgasmo, ni siquiera por eso sus cuerpos se separan. Se abrazan y se unen más allá de lo físico.

Ambos lo saben.
Ambos lo entienden.

—Tú también me gustas —responde finalmente Johnny
.
Y entonces parece la mejor de las mañanas.
Qué ridículo cómo cambia la vida en un instante.
Ahora Johnny entiende por qué creyó en esos ojos y presiente que siempre lo hará.
Porque cuando John Suh decide, es contundente, y ha decido tener a ese pelinegro en su vida; ya se verá hasta cuándo, puede ser para siempre, o para toda la eternidad. Porque cuando hay conspiraciones astrales para que dos personas, completamente diferentes y viviendo en mundos tan distintos se encuentran, entonces habrá que obedecerlas y luchar; luchar para que la voluntad celestial sea cumplida.

 
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El desayuno fue ligero, entre besos y caricias.
Johnny no quería, pero tenía que explicar que no estaba muerto.
—Regresa pronto —con un último beso se despidió. Dejó detrás de esa puerta a Mark, cerró con llave y fue hacia la central S.W.A.T.

No fue recibido como lo había imaginado.
Johnny pensaba que sus compañeros se sorprenderían, que su piel se pondría pálida y tendrían esa típica expresión de "haber visto un fantasma", pero no fue así.
Apenas y alguno notó su presencia y el que lo hizo, apenas dijo:

—Felicidades por no estar muerto.

Sonaba ridículo, pero así había sido. Hasta que llegó con su superior.
Éste mostró sorpresa e incredulidad.
Por lo menos en ese momento se sintió ligeramente satisfecho; como si sólo su jefe lamentara su pérdida, realmente.

—Suh...

—Sí, soy yo.

Y procedió a explicar.

No dio muchos detalles, ni mencionó a Mark. El jefe tampoco preguntó.

—Quisiera que negaran mi muerte, mi familia está preocupada —dijo.

—Johnny, creo que deberías regresar a casa.

— ¿Por?

—Hemos enviado un grupo para asegurarnos de tu supuesta muerte.

—Debieron hacer eso antes de escribirlo en el periódico, ¿no?

Johnnt calló. Tenía tanto por reclamar, pero al fin entendió... Mark.

Sin decir adiós y ligeramente sorprendido por el consejo de su jefe, se dirigió nuevamente el departamento. Tal vez, demasiado tarde.

 
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La puerta no estaba forzada, pero sí estaba abierta.
"Mark les dejó entrar."
Sus muebles permanecían ahí con los menesteres utilizados en el desayuno todavía en la mesa.
"Mark no realiza labores domésticas."

— ¿Mark?

A pesar de revisar en cada habitación, no había rastro del pelinegro.
"Se lo han llevado..."
Una nota sobre su cama le corta la respiración.
"Me encantas". Garabateado rápidamente en tinta azul.

Qué ridículas las conspiraciones celestiales.
¿Para qué mover el tiempo y el espacio si luego harán que se pierda en tan sólo un suspiro?
Era injusto.
Era reprobable.
Era este comportamiento, inaceptable.
 
Su nombre es Johnny Suh, miembro del equipo S.W.A.T., entrenado en combate cuerpo a cuerpo y en el manejo de armas, de descendencia Irlandesa y con un honor tan grande como el ego de las celebridades. Y por su honor que cumpliría su promesa.
Mark staría a su lado para siempre o para toda la eternidad, como él decidiera, pero ningún homofóbico estúpido político padre se lo arrebataría.
Y lo iba a encontrar.
En sus ojos, hay determinación.
En su mano, una hoja hecha esfera, y en los labios, el sabor de unos ajenos que volverían a él.