Destino

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Destino me amaba, si, su nombre era Destino.

Las únicas palabras que sus labios decían sobre mí, eran que era la chica más hermosa que nunca había visto y que su corazón era mío. Sus fuertes brazos sólo me tocarían si era para acariciarme con dulzura u ofrecerme el más tranquilizador de los abrazos. Destino juró nunca hacer movimiento alguno en mi contra, pero nunca dijo nada acerca de a quienes yo quería.

Lo conocía desde que era niño. Cuando llegó a la edad de dieciocho fue que me dijo por primera vez que me amaba. Yo tenía por entonces dieciséis.

No me importaba que no tuviera la edad; seducida por sus dulces palabras, yo, me acosté con él.

Destino fue la primera persona con la que dormí. Fue mi primer novio, mi primer amor. El primero en seducirme, el primero en enseñarme el placer.

Pero todo empezó a desmoronarse seis meses después, cuando entré a un nuevo instituto, y empecé a hacer amigos. El, se puso celoso y me advirtió que no quería que estuviera con ellos. Me dijo que no quería que los viera de nuevo.

Yo le dije que no pensaba hacerle caso. No pensaba dejar de ver a mis amigos. ¡Yo no estaba haciendo nada malo!

Pero no me creyó.

Poco después encontraron cocaína en la mochila de mi mejor amigo, una pistola en la de otro, cosas así y en menos de un mes, los habían expulsado a todos, enfrentando cargos con la policía. Destino volvía a tenerme sólo para él.

Me confesó haber escondido esas cosas, mientras me abrazaba con su extraña delicadeza. Me dijo que lo había hecho porque no quería verme con nadie más. Esa fue la primera vez que me dijo que no sería de nadie más que de él.

Rompí con el. Estaba demasiado asustada, tenia miedo de él y de su posesividad.

Le advertí que no quería saber nada más de él. Que se mantuviera alejado. Pronto nos mudamos de ciudad y corté cualquier comunicación con el.

Huí, porque tenía miedo de lo que era capaz de hacer con tal de tenerme totalmente a su lado.

Han pasado dos años desde que me mudé, he iniciado una vida nueva, nuevos amigos y una nueva relación con un chico muy lindo.

En toda relación hay altibajos, es algo normal pero el y yo sabíamos resolvernos. Nos teníamos plena confianza.

Fuimos a cenar para celebrar nuestro sexto "mesversario." No recuerdo bien que fue lo que pasó pero discutimos, fue una pelea tan fuerte que hizo que me fuera a casa corriendo con las lágrimas arruinando mi maquillaje.

Yo llegué directo a mi habitación y me encerré a llorar. No habíamos roto, o eso suponía yo, estábamos demasiado molestos para llamarnos.

No quería perder a mi novio, no quería romper con él. Era una hermosa relación pero, y lo dije antes, no podíamos evitar tener nuestras diferencias.

Estaba por llamarlo para decirle que viniera, cuando tocaron el timbre.

Lo hubiera ignorado, pero insistió varias veces y mis padres no se encontraban, así que no tuve más remedio que levantarme. Me puse una sudadera y bajé las escaleras de la casa, mientras trataba de limpiarme el rostro con la manga.

Al abrir la puerta, me quedé helada y me olvidé incluso de mi nombre.

Destino me había encontrado.

Hacía dos años que no había visto a Destino. Estaba exactamente igual a como yo lo recordaba.

Estupefacta me le quedé viendo mientras sus ojos me recorrían con preocupación. A los pocos segundos, las lágrimas volvieron a mi rostro.

Relatos De Un Corazón OxidadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora