Capítulo 32: Noticias

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Nuestros cuerpos fueron acercándose más y más hasta que mis labios rozaron los suyos y se enlazaron en un dulce beso que duró simplemente unos segundos, pero que a mí se me hicieron eternos y muy agradables.

El ding dong de la casa de Mike interrumpió nuestro momento y no pudimos hacer otra cosa que subir a recibir a nuestros amigos.

Se repitió el sonido cuatro veces más e hizo que nos alarmaramos por la terrible insistencia que comenzaba a afectar en nuestros oídos.

Llegamos a la puerta y entreabrió Mike, sin mirar por la mirilla quién se encontraba detrás. Un hombre corpulento vestido de uniforme se encontraba allí, quieto como una estatua esperando la reacción de cualquiera de los dos.

-¿Hola? ¿Quién eres?-dijo Mike.

-Soy el agente Wayland. ¿Es usted Mike Peterson?

- Sí, soy yo. Dígame.

- Vengo para informarle del estado de Carlisa, imagino que la conocerá.

- La conozco, ¿qué es lo que ha pasado?

- De momento está en la comisaría de la ciudad y no está muy bien que digamos. Un psicólogo va a empezar a tratarla para solucionar el problema que tiene. Ah, y tiene una orden de alejamiento, sabemos que usted no la ha pedido pero ya nos hemos tomado las molestias para que esta chica no lo moleste en un tiempo.

- Eh... gracias -la voz de Mike medio temblaba.

- Bueno, eso era todo. Que pasen un buen día.

- Vale, adiós... -lo despidió.

- Adiós -dije yo, y seguidamente cerré la puerta y abracé a Mike-. ¿Qué ocurre? No estés mal, va.

- No lo sé Lina. Sé que no debería de estar así, y la verdad es que estoy contento de que ella no vaya a volver a incordiarme pero he pasado tiempo con ella y en un momento fue mi novia y... es difícil pero voy a intentar olvidar. Ahora mismo solo debo pensar en ti, cariño.

Ding, dong.

-Abro yo, siéntate en el comedor Mike.

- Vale.

Me acerqué de nuevo a la puerta y abrí. Brad se encontraba detrás. Como siempre, según Mike, Rory siempre el último (aunque esta vez acompañado de Rose, ¡su novia y mi mejor amiga!).

- ¡Buenas! -exclamó Bradley con una gran sonrisa-. Qué, ¿preparados para que os pegue una paliza al volei?-se rió.

-Ni lo sueñes -contesté yo con una mirada desafiante pero a la vez risueña.

- ¡Ohhh! ¡Pero mira a quién tenemos aquí! -dijo Mike a Brad mientras se chocaban la mano-. ¡El creído del barrio!

- Já, já, já. Me parto. ¡Quién llegue el último a la pista es un... ladrillo!

- Te usaré cuando construya mi futura casa -exclamó Mike a carcajadas.

Qué niños. Yo me quedé en ese momento de pie, sin saber qué hacer. Pero me senté en el sofá del comedor a esperar el repetitivo ding, dong que me indicara que ya habían llegado Rory y Rose.

MIKE

- ¡Ladrillo! Eres más lento de lo que yo pensaba, ¿eh? -me dijo Brad entre jadeos.

- La próxima vez quiero la revancha -me reí.

- Picado...

- Sí, sí... oye, coge el balón que Rose y Rory están a punto de llegar, está allí detras -le dije señalando al fondo de la pista.

- ¡Voy!

Mi amigo fue corriendo hacia el balón mientras yo me sentaba en el suelo con las piernas cruzadas. Pensando. Desorientado. Sin saber como reaccionar a todo lo que había pasado. Mirando a la nada.

Cuando Brad llegó a mí, con el balón en una mano, notó que no estaba bien.

- Tío, ¿qué te pasa? -me preguntó, aún sabiendo que la respuesta era obvia.

- No lo sé la verdad. Por mi cabeza pasan un cúmulo de cosas y no me dejan pensar.

- ¿Por qué? ¿Qué piensas? -me preguntó él con un gesto de preocupación.

- Ha venido un agente hoy a decirme que Carlisa está en comisaría y que una psicóloga la va a tratar... Y he pasado tiempo con ella, ¿sabes Bradley? Fue mi novia hace tiempo y aunque no sienta nada por ella ahora, si sentí algo en un pasado y no me gustaría que le pasara nada. Aún después de lo que nos ha hecho a Lina y a mí.

- Lo entiendo, pero ahora ya no puedes hacer nada. Lo sabes, ¿verdad?

- Sí...

- Y quieres a Lina más que a nada, ¿me equivoco?

- No... La amo, tío. La amo.

LINA

Crucé una pierna por encima de la otra y cogí mi móvil, ya que no tenía otra cosa que hacer mientras esperaba a la parejita.

De repente, a mi mente vino alguien. Alguien quien en ese momento era muy importante para mí y de quien me había olvidado completamente.

John. ¿Qué había pasado con él? Inicié la aplicación WhatsApp y presioné en nuestra última conversación.

No sabría decir si fue una acción intencionada o no pero, en ese instante, miré su última conexión y vi que no se había conectado desde la anterior noche.

No sabía si estaba durmiendo y lo iba a despertar pero me daba igual, necesitaba tener noticias de él.

>11:36 Hola John. ¿Cómo estás? Tengo ganas de hablar contigo. Por favor, háblame cuanto antes. Un beso.

Y en el instante en el que presioné el botón de enviar, el ding dong sonó por fin, haciéndome dar un salto en el sofa.

Suspiré, dejé el móvil encima de la mesa justo al lado del sofá y me levanté directa a la puerta para recibir a nuestros amigos.

Abrí y allí los vi. Muy felices y cogidos de la mano. Cómo deseaba volver a ser igual de feliz. Algo casi imposible. Y me vino a la mente John. Lo bien que quizá podría estar con él. Pero sabía que eso no podía ser. Porque yo había estado enamorada de Mike desde hacía muchos años y ahora, después de todo, no podía dejarme llevar por un chico que, por muy bueno que fuera conmigo, se interpusiera entre mi vida y la de mi novio.

Sin embargo, a pesar de todos los pensamientos que recorrían mi cabeza, añadí una gran sonrisa a mi rostro y los saludé con un abrazo.

- Qué, ¿preparada para jugar al volei no? -exclamó Rory.

- Claro -contesté seca, gesto que notó Rose.

Entraron y el chico corrió a la pista para reunirse con Brad y Mike, mientras que Rose se quedó conmigo.

- A ver... ¿qué te ocurre ahora? No gano para sustos contigo, ¿eh?

- Que estoy hecha un lío, amiga. No sé que hacer. Creo que siento algo por... -y en ese instante, mi móvil vibró y entonó su melodía, lo que hizo que me sobresaltara.

- ¿Por quién? -me preguntó curiosa y con el ceño fruncido.

Cogí el móvil y el corazón comenzó a palpitar a mucha velocidad. ¡Adiós corazón!, pensé. Su nombre apareció en la pantalla de mi móvil. El nombre de mi mayor confusión.

- John.

Siempre a tu lado ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora