Capítulo 2: Mike ☑

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Miércoles, 4 de junio de 2014

Hoy... hoy sí que va a ser el día más triste de mi vida... no voy a ver nunca más a mi madre y aún no me lo creo. A veces me ponía a pensar que sería de mi vida sin ella junto a mí, porque sabía que no duraría para siempre. Nadie se va a quedar en este mundo hasta el fin de los tiempos y claro, muchas veces los pensamientos se apoderaban de mi mente, provocando depresión y tristeza al mismo tiempo en mí.

He pasado toda la noche en vela, casi no he podido dormir. Puede que haya dado alguna cabezada pero no es que me hayan servido de mucho. Había ocurrido todo tan rápidamente que no me había dado tiempo a asimilar que mi madre ya no estaba junto a nosotros, de alguna manera una parte de mi mente pensaba que seguía en casa como todas las mañanas cuando desayunábamos juntas pero la otra parte sabía que eso no era verdad.

Hoy es el dia del funeral, aparecerán en el cementerio todos y cada uno de los miembros de mi familia y los amigos que aún estaban al lado de Sarah, mi madre. Puede que ella no se acordara de ellos, pero ellos la recordaban, recuerdan y la recordarán siempre, no importaba que ella tuviera Alzheimer porque siempre estarían ahí para ella.

Me levanté de la cama dispuesta a despedirme de ella por última vez y me vestí de luto para la ocasión. No es que tuviera ningún vestido preparado especialmente para funerales pero me puse todas las prendas negras que pude encontrar en mi armario.

Mi padre tenía ojeras, se notaba que no había dormido absolutamente nada, como yo. Claro, ¿cómo te tomas la muerte de la persona a la que más quieres en el mundo? Ni siquiera había sido capaz de quitarse la ropa que llevaba en el momento que mi madre falleció en el hospital. Tal sería su dolor que estuvo un buen rato quitando los candados de las habitaciones a medianoche para no sentirse peor recordando los buenos momentos pasados con ella.

Aún así, puso todas sus fuerzas para ir al funeral, por él y por mí. No desayunamos nada por miedo a derrumbarnos de nuevo, todo esto era muy extraño para los dos y lo único que hicimos fue prepararnos para el momento. Finalmente salimos de casa y cogimos el coche, ni él ni yo quisimos decir nada durante todo el trayecto.

20 kilometros, 15 kilometros, 10 kilometros... Cada vez más cerca de aquel tenebroso lugar en el que lo único que se "celebra" es el fallecimiento de la gente. 2 kilometros. Ya se podía ver el cementerio a lo lejos. Una lágrima apareció recorriendo mi mejilla, que cayó encima de mi falda negra, la cual no permitía asimilar la gota de tristeza.

Finalmente llegamos, aparcamos alejados de cualquier otro coche y salimos. Anduvimos hacia la puerta principal a paso de plomo, ni mi padre ni yo queríamos despedirnos ya de ella. Bueno, no es que no quisiéramos, a parte, no nos veíamos capaces de hacerlo.

Cuando llegamos a la puerta principal no encontramos a nadie, se encontraban todos ya dentro esperando a que nosotros llegaramos para dar comienzo a la ceremonia. Pasamos por el pasillo que separaba a los asistentes, situados a la izquierda y a la derecha, para sentarnos en primera fila, donde teníamos dos asientos asignados con nuestros nombres.

El cura que estaba allí dio comienzo a la misa, donde todos los presentes rezaron y admitieron sus pecados para sí mismos. Muchos de ellos hablaron de cuando conocieron a mi madre y de algunos momentos que ellos tampoco podrían olvidar nunca.

Yo también tenía un discurso que preparé ayer por la noche para decir el último adiós a mi madre, esto fue lo que dije:

- Hola, mamá. Han sido unos dieciséis años geniales junto a ti, me hubiera gustado pasar más tiempo contigo, pero así es la vida y no puedo hacer nada. Tu enfermedad empezó a afectarte cuando yo tenía seis años, que ha ido cada vez a más hasta acabar con tu vida. Espero que estés bien allá donde estés y me alegro mucho de haber pasado este tiempo contigo. Cada vez que desayune me acordaré de ti, lo sé y no me arrepiento de ello. Es más, estoy segura de que me sentiré hasta bien recordándote. No quiero que esto se convierta en una despedida, así voy a dejarlo como un "Hasta pronto". Te quiero mucho mamá. No te olvidaré. 03-06-14.

Todos los asistentes se acercaron a mí tras el discurso y me dieron el pésame, fueron muy amables, pero me encontraba tan mal que no pude pronunciar ni un "Gracias", lloré durante todo el funeral. Cómo no, era mi madre, la quería más que a nada.

Va a ser difícil una vida sin ella pero intentaré ser feliz y cumplir mis sueños, seguro que eso es lo que ella querría. Ahora toca ser fuerte y seguir adelante, estoy a punto de acabar el instituto y necesito ponerme las pilas pero ya. A ver si estudiando puedo despejar mi mente del mal que me ha hecho su pérdida.

Llegué a casa con mi padre y fui corriendo a mi habitación para acostarme en la cama y escuchar un poco de música. La música me apasionaba, siempre había soñado ser una gran artista. Mi banda favorita era The Vamps y empecé a buscar videos en YouTube de covers que hicieron hace tiempo, y vi la de Just Give Me A Reason, originalmente de P!nk, pinché en el enlace (http://youtu.be/2Bj00crPXlQ) para reproducir la canción.

Me recordaba mucho a mi madre, siempre la cantábamos juntas.

De repente, oigo un sonido. Tenía una notificación en el móvil, un mensaje de WhatsApp, ¿quién sería?

Miré y vi que era Mike, mi mejor amigo, que decía:

- Siento muchísimo lo que ha pasado Lina, que sepas que estoy aquí para lo que necesites, mi más sentido pésame. Te quiero.

Qué mono, Mike siempre ha sido mi mejor amigo, desde los tres años. Siempre me ha gustado, pero él no lo sabe. Mucha gente dice que él me quiere a mí también, pero no lo creo, y si no doy señales de mayor afecto hacia él es por si no funcionara y se acabara esta relación. Estoy confusa, ¿qué puedo hacer?

Mañana tendré que volver a verlo, se sienta al lado mía en clase de Biología y sé que me va a preguntar cómo estoy, aunque se ve que mal.

Contesté a su mensaje:

- Gracias Mike, eres un gran amigo y te aprecio por ello, pero no tengo ganas de hablar en este momento. Mañana hablamos, me voy a dormir. Te quiero.

A lo que él contestó:

- Y yo a ti, muchísimo.

Sonreí y me fui a la cama, mañana a ver como paso el día en el instituto.

Siempre a tu lado ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora