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TaeHyung observaba como pétalos rosados caían de los árboles de cerezo, anunciando la llegada de la primavera, trayendo varios recuerdos de cuando era joven, disfrutando de cómo era ir a la escuela en bicicleta, sintiendo el viento fresco de las mañanas acariciar su rostro, siempre en compañía de sus mejores amigos.

Al fin estaba regresando a Seúl, después de haber pasado cuatro largos años en Daegu en compañía de su abuelo. Le encantaba pasar tiempo con él y recorrer la ciudad a su lado mientras sentía el clima cálido sobre sus mejillas. Pasar por las tardes luego del almuerzo por su bien merecido helado después de ayudar a su abuelo en la tienda era una de sus partes favoritas del día.

TaeHyung amaba a su abuelo, y como no hacerlo, era una de las mejores personas que él conocía, y además, una persona llena de sabiduría. Podría hablar con él por horas, ayudarlo en la tienda o tomar té.

Vivir y cuidar de él era un placer para Tae, después de que su abuela falleciera, no quiso dejarlo sólo. Pasaron los años y el señor DaeHyun empezó a pensar en el futuro de su nieto, porque si bien Daegu, esa bella ciudad tenía mucho que ofrecer, para el abuelo de TaeHyung no era suficiente. Él quería que su nieto alcanzará sus sueños, sabiendo que es capaz de hacer lo que sea si el castaño se lo propone.

Entonces en la mañana de hace unos días, TaeHyung había decidido hacer un simple pero rico desayuno; el pan ya estaba en la tostadora, la cafetera se encargaba de llenar el envase lentamente y un delicioso aroma estaba por toda la habitación. Cuando su abuelo se dirigía a la cocina, la comida ya estaba lista.

—¡Buenos días! —saludó TaeHyung mientras ponía el plato con el desayuno en la mesa y le daba un tierno beso en la mejilla.

—TaeTae, buenos días —le sonrió.

Su nieto se acomodó a la hora de sentarse enfrente suyo, su vista completamente concentrada en el humilde platillo que se había preparado.

El señor DaeHyun le dio un cuidadoso sorbo a su café, y brevemente miró a Tae como ya estaba comiendo gustosamente. Carraspeó un poco cuando dejó la taza a un lado.

—TaeHyung, necesito que te vayas de la casa —el mencionado abrió sus ojos sorprendido, dejando en el aire su tenedor con un poco de comida que se iba a llevar a su boca.

—¡¿Por qué?! —exclamó confundido— Si es porque quemé la cocina, fue un accidente y creí que me habías perdonado —dijo mientras empezaba a lloriquear como un niño pequeño.

—No Tae...

—Incluso te hice conseguir una cita con la tierna anciana del supermercado en forma de disculpa.

—Esa señora me da miedo —susurró para sí mismo DaeHyun, recordando como esa mujer le coquetea mientras hace las compras, sin olvidar todo el exceso de maquillaje que usa en su cara. Negó con la cabeza, tratando de olvidar esa traumante imagen.

𝐌𝐲 𝐃𝐫𝐞𝐚𝐦 ⋆ Kooktae Donde viven las historias. Descúbrelo ahora