—No puedo creer lo que estamos a punto de hacer. Juré..., literalmente juré nunca hacerlo.
—¿Nunca hacer qué, papelero?
—Hablar este idioma, ¡mucho menos enseñarlo! —se calmó —estoy nervioso. Muy nervioso.
—No tienes por qué, todos confían en ti —puntualicé.
—Lo sé, y por eso mismo no quiero defraudarlos, ni hacer algo malo para todos.
—No lo harás, aliviánate un poco. Si todos confían en ti, ¿por qué tú no?
—Gracias por estar aquí, Anne —me sonrió, con agradecimiento.
—Oh, de nada. Agradeces que morí, entonces —solté la risa.
Me miró de soslayo.
—Vamos, ríete, es un chiste —le dije —que malhumorado eres.
—No pienso reírme por tu chiste con nada de chiste —rechistó —y, bien, ¿ya están todos reunidos en el corredor?
—¿En qué otro lugar podrían estar?, yo siempre los veo ahí.
—¿Todos están ahí?
—No estoy muy segura de eso, es lo más probable.
Echó un vistazo, alzó la cabeza y señaló con la barbilla —¿No querrá venir con nosotros?, solo faltaría él —lo señaló con su meñique.
Era el niño engreído.
—No creo que quiera —le afirmé.
—¿Por qué estás tan segura? —quiso saber.
—Eh, por nada. Es por lo que tu me dijiste, no habla con nadie, ya sabes —me puse nerviosa.
—De acuerdo —me miró, entrecerrando los ojos —sospechoso —se rió —vamos allá.
—¿Estás listo?
—No exactamente —abrió sus ojos como platos —es juego —y entonces soltó la risa.
Comenzamos a avanzar. Volteé por encima de mi hombro, y entonces ahí estaba él, recargado como siempre, en la misma roca, mirándome. De pronto me sorprendí a mí misma preguntándome su nombre, ¿para qué?, él era un odioso.
Llegamos, me detuve.
—¿Qué crees que haces? —me cuestionó Gus.
—Esperarte.
—¿Esperarme?, ¿a qué?
—A que hables con ellos, quizá algunos no quieran.
—Ya hablé con ellos, Anne. Todos están muy emocionados, vamos.
¿En qué momentooooo?
Entonces nos pusimos en marcha, dispuestos a situarnos en el centro. Nos detuvimos en seco, todas las miradas hacían una parada en ambos, pero no sé si era yo, o si en realidad me prestaban más atención que a Gus. Lo único que me dio seguridad fueron los gritos escandalosos, dicharacheros. Más dicharacheros que escandalosos, si busco detallar aún más. Sin ponerlo en duda, estaban todos emocionados, y yo me sentía más que útil.
Quisiera decir que no estaba nerviosa, por si acaso Gus llegase a leer esto algún día. Pero la verdad es que era todo lo contrario. El nerviosismo me escurría, y adornaba sutilmente mi aura de luz. Y la verdad es que no había apreciado jamás de qué estábamos constituidos. Y ese fue uno de mis peores errores: no aprovechar nada, con tal de volver a una vida que desconocía por completo.
¿Peores errores?, ya con tan solo deletrear "error" sabemos que fue peor.
Ó, ¿es acaso que clasificamos los errores?, ¿para qué o qué?
Gus, dio comienzo a la enseñanza. Y lo hizo él, sin siquiera preguntarme. Es de admitir que fue una decisión en su totalidad acertada: hablaban otro idioma. A medias, pero lo hacían, y justo fueron esas palabras las que protagonizaron la primer clase.
Las medio enumeré. Fueron seis palabras.
Prestando atención, miré nuestro panorama. Ahí estaba el muchachito raro, mirándome. No paraba de mirarme.
—Es todo por hoy —definió por fin la situación.
—¿Cómo dices?
—Sí, he pensado enseñarles unas cinco, seis palabras diarias. Es que, hay tantas cosas que no te he platicado con detalle, pero la invención de nuestro lenguaje, básicamente lo hicimos con verbos, con acciones quiero decir. Ya sabes: avanzar, hablar, sonreír..., y eso es lo que les enseñaré primero. Luego, tu me ayudarás a enseñarles de lo que no hemos inventado nada.
—La idea me parece bien, y ¿por qué no me habías dicho nada?
—Se me acaba de ocurrir, tranquila —desvió su mirada, junto con su rostro —¿mirándolo de nuevo, eh?
—¿Mirando a quién? —respondí con fastidio —¿otra vez con eso?
—¿Para qué preguntas lo que ya sabes? —me imitó —no te hagas, él también te está mirando ahora mismo.
—Patrañas —pausé —pues no hace nada nunca, claro que se tiene que aburrir y mitotear para todos lados —bufé.
—¿Cómo sabes eso?
Aparté los ojos de Gus. Volteé, y ahí estaba él, pareciese que me miraba directo a los ojos.
—¿No se te habrá ocurrido ir con él?, o ¿si, Anne?
No respondí.
—¡No lo puedo creer!, nadie había logrado su atención antes.
—Y la cosa sigue así, te lo aseguro.
—Pues, te está mirando. Eso dice mucho —pensó un instante —yo muchas veces traté de hablarle, bueno, no de hablarle, de decirle que viniera. Bueno, no decirle... —soltó la risa.
—Que cruel eres aveces —me burlé de él.
—Bueno pueeeees, al menos eso trataba, con una invitación de mano, ya sabes. Pero ni siquiera se tomaba la molestia de mirarme.
—Es un arrogante, lo sé —volteé los ojos —pero no te sientas mal. Él te hubiese entendido perfectamente si le hubieras invitado con palabras.
—¿Por qué lo dices?
—Bueno, pues...
—NO ME DIGAS, ¿RECUERDA CÓMO HABLAR? —me interrumpió de sopetón.
—Si ya sabías, ¿como para qué preguntabas? —le reclamé, burlonamente. Solté la risa —desde que te conocí no paras de gritar tú.
—Con que... ¿habla? —pensó —vaya, ¿cómo se lo ha podido tener tan guardado?
Me quejé —Vaya que lo hace, pareciera que mejor que nosotros, con decirte que hasta me inventó apoditos vulgares —gruñí.
—Anne, ¿y si él... nos ayuda?, esto que me dices lo tomo como un alivio, no sé muy bien por qué.
—Ya le pedí su ayuda, Gus, es inútil tratar de entablar una conversación con él, es un maldito egoísta de primera —lo busqué de nuevo con la mirada. Seguía sin apartar su mirada de mi, así que sabía perfectamente qué hacer. Alcé la voz, con intención de que me escuchara —además, no tengo deseos de escuchar su espantosa forma de hablar una vez más. No lo necesitamos para nada —lo grité sin apartar la vista de aquél chico arrogante.
—Creo que lo lograste —me dijo Gus, con sus ojos totalmente abiertos.
Y entonces volteé una vez más y él ya no estaba.
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Fuegos artificiales
General FictionAnne Baldwin no lograba hacer memoria, aunque quisiese. Lo poco que recordaba era el lenguaje que hablaba cuando estaba con vida, porque sí, ella sabía que ya estaba muerta. Al parecer, nadie por ahí había logrado recordar algo de la vida que solía...