Las fiestas, algo tan común en Riverdale, pero no tanto para Jughead. Sus amigos habían decidido hacerle una pequeña fiesta sorpresa con motivo de su cumpleaños, sin imaginar que se convertiría en un total desastre.
En cualquier parte de la casa de Archie habían personas descontroladas totalmente por el alcohol.
Jughead estaba más que decidido a huir de esa fiesta lo más pronto posible, pero cuando estaba apunto de hacerlo fue detenido por Kevin Keller.
-¿Cuántos dedos tengo?- preguntó Kevin poniendo una de sus manos enfrente del rostro de Jughead.
-Los mismos de siempre Kevin- respondió Jughead sonriendo.
-Claro que no, te prometo que tengo más- respondió observando sus manos minuciosamente.
-Debes de dejar el Jingle Jangle amigo- Kevin rió fuertemente y Jughead negó con su cabeza al ver el estado de su amigo.
De pronto, un grito se escuchó en el baño y Jughead sabía perfectamente de quién provenía esa voz.
-¡Chuck basta!
-Ya deja de moverte, estás haciendo las cosas más difíciles- en ese momento Jughead giró con rapidez la manija y abrió la puerta.
-¿Elena?- preguntó Jughead con un nudo en la garganta.
-Cierra la puerta Jones o te partiré la cara- dijo Chuck.
Elena trataba de soltarse del agarre de Chuck, pero este no se lo permitía.
-Suéltame por favor- dijo Elena con lágrimas en los ojos.
-Te dijo que la soltarás- Dijo Jughead encarando a Chuck.
-¿Acaso me vas a golpear?- Chuck soltó una carcajada.
Jughead apretó la mandíbula y cerró con fuerza el puño para después darle un puñetazo en la mandíbula.
-¡Eres un maldito idiota Jones!- dijo con dificultad Chuck. Jughead tomó la mano de Elena y corrieron lo más rápido posible a Pop's.
Se sentaron en una mesa todavía con la respiración agitada, las lágrimas seguían deslizándose por las mejillas de Elena.
-¿Estás bien?- preguntó Jughead totalmente preocupado.
-Estoy bien- respondió Elena con una sonrisa.
-¿Te hizo algo?
-No- contestó Elena secándose las lágrimas.
-Porque si se atrevió a tocarte un cabello te juro que...- fue interrumpido por los labios de la chica. Fue un beso corto pero necesario para demostrar todo lo que las palabras no podían decir.
-Eres el chico más dulce que he conocido en mi vida- Jughead sonrió para después acercarse de nuevo a los labios de la chica.