No pude evitar pensar en la situación. Llevaba años sin llamarme, no entendía por qué me buscaba ahora. Cuando se fue, nadie le importó y estoy completamente segura de que eso no ha cambiado.
Bufé y tiré de mi pelo hacia atrás. Marqué el número de mi madre mientras intentaba tranquilizarme.
-Me ha llamado.
-Es tu padre, cari-
-No. Ese hombre no es más que un desconocido.
-Del cual tienes su apellido...
-No por mucho tiempo, mamá.
-Elle, perdón por lo que te voy a decir pero creo que deberías darle la opción de hablar contigo, sólo eso.
-Vale, te perdono, sé que no lo piensas de verdad.
Colgué antes de que pudiera decir algo más que consiguiera cabrearme de verdad. Odiaba a ese hombre con todo mi ser. Sé que mi madre solo quiere lo mejor para mí pero no podía darle la razón. Una lágrima recorrió mi mejilla. La retiré velozmente y respiré concentrada.
Vi el autobús aparecer por la esquina y me incorporé, solo quería llegar a clase y olvidar lo ocurrido. Las puertas se abrieron y, tras pagar el viaje, me dirigí a mi asiento de siempre, cerca de la ventana.
-Hey
Miré sobre mi hombro para ver a Marc parado delante de mí. Le dediqué una cara de pocos amigos y volví a concentrarme en las gotas de lluvia que caían por la ventana. Tampoco he cogido paraguas, mierda.
-¿Me puedo sentar?
-¿Acaso no lo estás ya?
Volteé para darme cuenta de que tenía razón. Se me escapó una pequeña sonrisa.
-Pregunto por educación, Elle- pude ver la diversión en sus ojos y eso me contagió.
-Ahórrate tus comentarios, Toft.
Me acarició el pelo y se relajó en el asiento.
-Enana, sé que estás mal, como todos los días- lo golpeé suavemente - ¡Auch!
Se sobó el brazo y rodé los ojos- Eres un exagerado.
-El caso es, sé que estás mal pero me gusta verte feliz, muy feliz, ¡Sonríe para Marc!
Me giré para enfrentarme a sus ojos y a su sonrisa burlona. De repente, una luz blanca tapó mi campo de visión.
-¿¡Me has hecho una foto!?
-Es la primera vez que sales sonriendo. Tengo que comprar un marco. Por cierto, tu sonrisa es preciosa, deberías enseñarla más- me guiñó un ojo y se quedó mirando la foto.
Junté mis labios en forma de desaprobación. Apoyé mi cabeza en su hombro y escuché como tarareaba alguna canción sin sentido.
Marc era el mejor amigo de mi hermano. Siempre estaban juntos gastándome bromas y jugando conmigo. Éramos inseparables, hasta aquel día.
*FLASHBACK*
-Uno, dos, y...cien- reí- ¡ya voyyy!
Salté y salí corriendo en busca de Marc y Finn. Estábamos jugando al escondite en casa de nuestros abuelos.
-¡Marc, te estoy viendo!
Me aproximé a la cocina y toqué su hombro sonriente.
-¿En serio? ¿Detrás de la encimera?
- ¡Siempre me encuentras el primero, no vale, Mamá!- hizo un puchero y se rindió.
-Vamos, hay que encontrar a Finn.
Buscamos por toda la casa, pero no hubo rastro de mi hermano. Subí a la planta de arriba mientras Marc revisaba el garaje.
-Tranquila, aún nos queda el jardín.
Una vez allí, todo pasó demasiado rápido.
Empecé a gritar cuando vi el coche de mi padre a pocos metros de Finn. Todo se oscureció cuando vi a mi hermano tumbado en medio de la carretera. Nada se movía y el aire desapareció.*FIN DEL FLASHBACK*
- Todo fue culpa mía, Marc...
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Unpredictable
Humor- ¡ Oh, venga ya! Me giré y comencé a andar rápidamente mientras que mis supuestas amigas se reían a mis espaldas. Traidoras. Les lancé una mirada cargada de odio y vi como me seguían sin decir nada, solo se partían el culo. Aligeré el paso y crucé...