Capítulo eliminado de Crescendo

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Fui a la cocina, encendí la luz y mis ojos automáticamente se dirigieron al pedazo de papel a la izquierda del mostrador. Encuéntrame en el estacionamiento. La nota fue garabateada con la mano perezosa de Patch.

Guardé la nota y me acerqué a la bahía de la ventana en la sala de estar. El Jeep Commander negro de Patch estaba estacionado en la acera en frente de la casa, una llovizna fina se tamizaba a través de los faros.

Marqué al celular de Patch.

–Pensé que no había más tiempo para estar juntos –le dije; sonando un poquito pretenciosa.

Obviamente yo seguía ofendida y confusa.

–Tenemos un problema.

–¿Qué tipo de problema?

–Ponte ropa seca y baja.

–¿Y si no lo hago?

–¿Todavía sigues enojada conmigo? –había un toque de sonrisa en su voz.

–¡Yo no estoy molesta contigo! ¿Y qué importa? Si tú diste por terminado todo entre nosotros.

Más risas.

–¿Di por terminado? ¿Pensaste que estábamos juntos? ¿Oficialmente?

Mi cara chisporroteaba.

–¡No!

–Por supuesto que pensaba que estábamos juntos oficialmente.

Patch me dijo que no estaba viendo otras chicas, y yo no estaba viendo a otros chicos, lo que significaba que estábamos juntos.

–Cámbiate y baja –dijo Patch–, o voy a cambiarte yo mismo.

–Muy gracioso.

En el otro lado de la bahía de la ventana, Patch se bajó del Jeep.

–¡Bueno, bueno! –Le dije –, estaré abajo en cinco minutos.

En el baño, me saqué la ropa y la colgué en barra de la ducha para que se secara. Me sequé con una toalla que estaba afuera y caminé por el pasillo hasta mi habitación, pero la puerta no se abrió. Por cierto la manilla se negó a ceder, podría decir que había sido cerrada por dentro.

Le marqué a Patch.

–Mientras estabas aquí, sembrando tu nota, ¿Me cerraste la puerta de mi habitación? –Le dije –¿Y qué estabas haciendo en mi habitación de todos modos?

–No me acerqué a tu dormitorio. ¿Es una cerradura estándar?

–Sí.

–¿Tienes una horquilla?

–No y no tengo un clip para papel tampoco.

–Vendré a echar un vistazo después de que hayamos terminado. Ya estamos retrasados.

Pasé un pequeño momento preguntándome para qué se nos hacía tarde, pero yo tenía una preocupación más acuciante.

–No tengo nada de ropa. Ni siquiera la ropa interior. Llevo mi toalla, eso es todo.

–¿Eso es una invitación para que entre?

El teléfono móvil se deslizó una pulgada a través de mis dedos.

–Sólo una queja. Tengo que acceder a mi armario.

–¿Quieres mi ayuda?

Quería ropa limpia y seca. Y si tenía que permitir que Patch entrara en mi apartamento, mientras que sólo llevaba una toalla, pues que así sea. Nada va a pasar. Esto sólo era un incómodo caso de no tener a nadie, excepto un chico muy caliente y que no está disponible sino para una situación extrema.

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