Capítulo 3

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Minerva no podía de dejar de pensar en Julián, aún sentía sus brazos apretándola con fuerza y deseaba haberse quedado ahí para siempre, con él sentía seguridad, se sentía protegida. Aunque esa idea convertida en sentimiento le generaba conflictos internos. Después de tanto tiempo sola, depender emocionalmente de alguien podría perjudicarla aún tratándose de una buena persona.

Julián no era su padre. A quien por cierto odiaba más que nunca por haberse aparecido con la excusa de almorzar juntos, arruinando el momento y haciendo que su amigo tuviera que irse. También odiaba el hecho de que apenas habían podido hablar, y necesitaba sacarse la duda de si realmente tenía novia. No dudaba de que en alguna parte de su corazón quedaba algo del amor que habían tenido, si seguía vivó en el suyo podía vivir en el de él, pero temía causarle problemas.

Se sentía tan abrumada que escapó de casa y dejó a su padre solo. Necesitaba escapar, estar sola y en paz con sus pensamientos, y no se le ocurrió mejor idea que ir al vagón de Julián. Pensó en la posibilidad de encontrarse con él ahí y no le molesto en lo más minimo. Quizá en esta segunda oportunidad podían ponerse al día.

Recordaba el camino porque no era nada lejos ni difícil, así que subió a su motocicleta y condució hacia allí. En su mente recordó que debía ir derecho unas cinco cuadras, luego dobló a la izquierda en dirección al sector de árboles similar a un pequeño bosque en medio de la ciudad y se detuvo unos minutos antes de cruzar las vías para llegar a destino.

Desde su lugar pudo ver en qué se había convertido ese sitio tan especial y la angustia terminó de consumirla. La estación ya no estaba abandonada, ahora era una estación de trenes de carga.

Las ganas de llorar volvieron a inquietarla, es que no podía asimilar como la vida puede cambiar tanto en tres años. Muy apenas había podido procesar el divorcio de sus padres y mudarse lejos. Enfrentarse a la muerte de su madre la debilitó tanto que ya no podía ni quería perder a nadie ni nada que le hiciera bien. Con aquel vagón que para Julián y ella era un escondite y un lugar al cual escapar cuando sentían la necesidad de irse lejos, se ibán muchos recuerdos buenos, conversaciones largas, besos apasionados, y tal vez, un poco de amor.

Minerva se secó algunas lágrimas que pudó soltar y volvió atrás, conduciendo a baja velocidad hacia su casa.

Mientras Julián se encontraba en el patio trasero de su casa, escuchando Heartbreaker de Led Zeppelin, y tampoco podía quitar a Minerva de sus pensamientos, sobre todo porque esa canción le recordaba los días en que había estado enojado con ella.

"The best years of my life gone by, here I am alone and blue. 
Some people cry and some people die by the wicked ways of love"

Sentía que con Minerva se había ido lo único bueno en su vida y la única persona que no lo hacía sentir solo y desgraciado.

"People talking all around 'bout the way you left me flat, I don't care what the people say, I know where their jive is at."

Después de su partida no faltaron los comentarios en la escuela, aunque no eran una pareja popular, todos siempre estaban alerta para molestar a alguien con sus problemas. Por suerte duró sólo las últimas dos semanas de clases pero fue dificíl para él contener las ganas de mandar a la mierda a todo mundo.

"Heartbreaker, your time has come, can't take your evil way; 
Go away, heartbreaker."

Dos años más tarde decidió no esperarla, pensando que jamas volvería, y se involucró con Abby no sólo para molestar a sus padres sino que también para intentar olvidar a Minerva.

Pensar en su actual novia no le hizó nada bien, terminó de beber la cerveza en su mano rápidamente y estaba abriendo otra cuando el ruido de una moticicleta lo desconcentró. Supó de inmediato que se trataba de Minerva y salió hacia el patio delantero con una bolsa en la mano para simular que iba a tirar la basura.

Baby Came HomeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora