4: Estoy bien, estoy bien. A mi cuerpo no le pasa nada... con Mo BeiJun...

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Cosas que sabía de Mo BeiJun:

1. Es la persona más rica del continente.
2. Es el alfa más codiciado del país.
3. Ama el café negro.
4. Odia la gente.
5. Odia la impuntualidad.
6. Odia a los asistentes personales.
7. Le gusta hacer sufrir a la gente.

Plan de Shang QingHua para ganarse el favor del alfa:

1. Hacer como que no existe.
2. No reclamar. De hecho, no hablar.
3. Ser puntual y trabajar rápido.
4. Hacer TODO lo que se le pida.

Shang QingHua sonrió satisfecho, ¡este era un plan infalible! Guardó la nota y continuó escribiendo el próximo capítulo de "El Orgulloso Camino del Inmortal". Desde que trabajaba para Mo BeiJun tenía que esforzarse el doble, su editor ya lo había amenazado con bajar su sueldo si no cumplía con los plazos. Esta era la recta final, ahora más que nunca tenía que brillar como un autor responsable y generoso con sus lectores.

Mientras los oídos del omega se llenaban con el sonido de las teclas, los del alfa lo hacían con las palabras vanas y superficiales de los otros empresarios.

Mo BeiJun detestaba ese tipo de cenas, para él los negocios debían dirigirse desde un escritorio, supervisando el trabajo en terreno de vez en cuando, solo eso. Este tipo de eventos eran superfluos en extremo y se transformaban más en una pelea de egos que otra cosa. Pero esta reunión en especial era terriblemente desagradable porque su tío, Lin GuangJun, el medio hermano de su padre, estaba presente.

—Querido Mo BeiJun, parece que no disfrutas la cena, ¿la comida no es de tu agrado? —le preguntó.

De inmediato la mirada de los otros alfas se posó sobre la suya. Decir que la comida no le gustaba era como insultar tanto al dueño del restaurante, como a quienes invertían en el negocio. En un mundo lleno de peces gordos que controlaban todo, significaba ofender a todos los presentes, incluido él mismo, pues también era accionista minoritario del local. Forzó una sonrisa y bebió su copa de champagne, expresando lo deliciosa que era y explicando que su distracción se debía a problemas con su nuevo asistente personal. Esto calmó la molestia de los empresarios, pues todos sabían del mal carácter del hombre de intensos ojos azules y las constantes desavenencias que tenía con sus asistentes.

Mo BeiJun sabía que se había librado por poco. Ahora que su padre estaba muerto, su tío se estaba volviendo más osado con sus ataques furtivos, para destituir a Mo BeiJun de la presidencia y quitarle todas las riquezas de su familia, pues también era el nuevo albacea. Pero si creía que se lo dejaría fácil, estaba muy equivocado.

Cuando la larga reunión terminó y bajó a su auto, pudo respirar tranquilo de nuevo. Por alguna razón desconocida para él, le ordenó a Shang QingHua acompañarlo para buscar un café y, solo cuando estaba caminando, se dio cuenta de que le había dado la tarde libre al omega. Su gesto se torció contra su voluntad y regresó al vehículo siendo víctima de una extraña molestia. ¿Qué le enojaba? ¿El que ese estúpido hombre no estuviera ahí para servirle...? ¿El que no hubiera nadie que acatara sus órdenes? Admitía que era el mejor asistente personal que tuvo jamás, tan bueno que al parecer se estaba volviendo dependiente de sus atenciones, pero un alfa como él no podía permitirse consentimientos como esos. Él era el gran Mo BeiJun después de todo.

Al día siguiente, Shang QingHua despertó con ojeras y una sonrisa triste. Estuvo escribiendo la mayor parte de la noche y solo pudo dormir cuatro horas. Cuando Bing Kahn y Bui Lao pasaron a buscarlo como de costumbre, le preguntaron si se encontraba bien e incluso le ofrecieron pasar a comprar medicina antes de llevarlo con su jefe. El escritor se sentía un poco feliz por esa preocupación de los guardaespaldas, aunque hubiese estado más contento si le permitiesen descansar todo el día en su casa. Por supuesto, jamás podrían dejarlo.

Crónicas De Un Escritor DesvergonzadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora