Capítulo 3

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Narra Liam

Volví a casa después de haber estado en el centro comercial con Max. Ya eran las 19:00, así que me fui a mi cuarto y me puse con la música. Iba a salir hacia la cocina, pero escuche que mis padres le abrieron a alguien la puerta de la entrada y que se pusieron a hablar. Supuse que era algún amigo o amiga de ellos, y como pasaba de que me dijeran cuánto había crecido y que me llenaran a besos, preferí quedarme un rato más en mi cuarto. Pasó una hora, y no se escuchaban voces. Por fin podía ir a comer algo, aunque ahora sería más bien cenar. Al salir de mi cuarto, choqué con algo. ¿Qué cojones? No recordaba que aquí hubiese un mueble. Encendí la luz, agaché la cabeza mirando hacia abajo y vi la cara de una chica a centímetros de la mía mirándome. Esa cara me sonaba mucho, pero no sabía de qué. Espera...

¡¿Qué coño hace la chica del probador en mi casa?! Mierda, recordé la imagen de su cuerpo con esa ropa interior y se me puso dura otra vez.

-Pero qu...- intentó decir algo pero le tapé la boca con mi mano y la empujé lentamente hasta la pared. Se quedó inmóvil y con los ojos bien abiertos ante mi movimiento.

-No hagas ruido, están mis padres abajo- le dije susurrando – ¿qué haces en mi casa?- le pregunté quitándole la mano de la boca.

-Nuestros padres han acordado que me quedaré durante dos meses a vivir aquí- me dijo medio jadeando.

-¿Voy a tenerte durante dos meses aquí?- Dios, oír eso hizo que se me pusiera aún más dura. No sabía por qué esta chica me causaba eso, normalmente estoy acostumbrado a las mujeres y no me excito tan fácilmente.

Logró apartarse de mí y se dirigió corriendo a su cuarto.

Narra Melody

Me escapé como pude e intenté ir lo más rápido que pude a mi cuarto, y acto seguido cerré la puerta. No sabía exactamente lo que acababa de pasar, solo sé que de un momento a otro estaba acorralada entre la pared y el cuerpo de ese chico, que puso su grande mano en mi boca y que sus grandes ojos azules me miraban fijamente. Sentía el calor de su aliento cuando me hablaba y el olor de su cuerpo me estaba volviendo loca. Nunca he tenido ningún interés por los chicos, pero este acababa de hacer que me mojara el tanga.

Me puse el pijama y me fui a la cama con todo el calentón, pero es que ni de coña me tocaba yo pensando en ese asalta probadores.

...

Ya era por la mañana, y la verdad, había dormido estupendamente en esta cama. Me levanté, cogí la ropa que me iba a poner y me dirigí en busca del baño. Salí por el pasillo y vi una habitación al lado de la mía con un cartel que ponía "Liam", supongo que será la habitación del pervertido. La puerta de su habitación la tenía cerrada, así que pasé de puntillitas hasta el fondo del pasillo donde había una puerta cerrada con pinta de ser el baño.

Abrí corriendo la puerta del baño y entré de golpe, y me volví a topar con algo en toda la cara. Joder, no hago más que chocarme en esta casa. Cuando mis ojos se abrieron pude ver unos pectorales y abdominales bien definidos. Levanté la vista y vi esos preciosos ojos azules mirándome otra vez. Dios, me entraron unos calores del demonio.

-Oye, debes empezar a aprender a mirar por dónde vas- me dijo Liam con la cara roja.

-Oh lo siento, solo estaba buscando el maldito baño- dije cada vez más roja. Le miré entero, y vi que solo tenía una puta toallita enrollada a la cintura con un bulto al medio y que su cuerpo estaba mojado.

-Bueno, ya salgo del baño, puedes quedártelo- me dijo con una gran sonrisa apartándome de la puerta para poder pasar.

Se fue del baño cerrando la puerta, y yo me quedé en el baño con un calor bastante intenso y sobre todo en ciertas partes. Vale, ahora sí que necesitaba quitarme el calentón. Me quité el pijama y me metí en la ducha dejando caer el agua caliente sobre mi cuerpo. Comencé a enjabonarme lentamente hasta que llegué a mi feminidad. El cuerpo de Liam se me vino a la mente. Suavemente empecé a trazar círculos sobre mi intimidad imaginándome otra vez las curvas de su cuerpo, el calor de su aliento, el olor que desprendía Liam y sus grandes ojos azules mirándome fijamente mientras que yo me tocaba pensando en él. Llegué al clímax y terminé mi ducha con la respiración agitada.

Cuando salí de la ducha, fui a la cocina a desayunar algo. Vi que Liam estaba haciendo algo de comida, y me senté en la silla de la isla de la cocina observándolo. Se giró hacia mí con un plato en la mano.

-Espero que te gusten las tortitas para desayunar- me dijo con una sonrisa en la cara.

-Sí, gracias...- que vergüenza me daba hablarle, y más cuando acababa de tener un orgasmo pensando en él.

-¿Te apetece ir esta tarde a algún sitio conmigo? Ya que vamos a convivir por dos meses, mejor que nos llevemos bien. Además, hoy es viernes- me dijo el tipo este con una mirada muy pícara.

-Mmm, vale. Pero a ver a dónde me llevas- no sé por qué mi comentario le hizo gracia.

...

Me preparaba para irnos a algún sitio Liam y yo. Me maquillé de manera muy natural con un poco de gloss, rímel y algo de colorete.

Llamaron a la puerta de mi cuarto, salí y vi a Liam apoyado en la pared esperándome. Llevaba puesta una camiseta de manga corta negra, unos vaqueros cortos grises y unas converses negras y blancas.

Salimos de casa y nos fuimos en su coche, era un Volkswagen Tiguan R-Line blanco. Llegamos al centro y dimos un paseo por un parque. La verdad es que me sorprendió lo majo que era Liam, me hacía reír muchísimo, y su sonrisa es preciosa. ¿Este muchacho tiene todo perfecto? Bueno, todo no lo sé... tío ¿en qué coño estoy pensando?

Luego me invitó a un helado de chocolate y cuando nos íbamos a ir ya a casa, le pregunté si podíamos pasar antes por la mía para coger mi portátil que se me olvidó coger.

Cuando llegamos a mi casa le dije que se sentara en el sofá mientras que yo subía a mi cuarto para buscar el portátil. Lo encontré en un cajón de la mesa de mi escritorio, lo metí en su maletita y lo dejé encima de la mesa. Abrí el armario de la ropa para ver si me apetecía llevarme alguna cosa más. Vi que en un rincón medio escondido estaba el conjunto de ropa interior que me regaló Zoe. Cogí el conjunto y fui a buscar una bolsita para guardarlo cuando escuché dos golpecitos en la puerta. Me tiré lo más rápido que pude a la cama y guardé el conjunto debajo de la almohada

Me miró extrañado y se acercó lentamente a la cama hasta sentarse a mi lado. Lo tenía tan cerca que su brazo rozaba el mío provocándome escalofríos por el cuerpo. Giré la cara para mirarle y me besó. Así de repente, me besó, sin más. Quería meterle un empujón y apartarme de él, pero sus labios estaban tan suaves y calientes...

Hizo un movimiento y acabé sentada encima de sus piernas besándonos suavemente. Tenía mucho calor por todo el cuerpo y empecé a mojarme en las intimidades. Poco a poco noté un bulto debajo de mi coño, estaba muy duro y mi cuerpo reaccionó solo moviendo las caderas. Estaba tan cachonda que si seguía restregándome llegaría al orgasmo.

Narra Liam

Fuimos a casa de ella y mientras que buscaba su portátil yo me quedé en el sofá esperándola. Tardaba mucho así que subí las escaleras hasta llegar a su cuarto, toqué la puerta y se tiró rápidamente a la cama. Verla en la cama con esa carita roja, me puso muy caliente. Fui hacia ella y me senté a su lado. Era preciosa, se le notaba nerviosa y cuando me miró, sin pensarlo la besé. Sus labios eran suaves, gorditos y con un ligero sabor a fresa, me estaban entrando ganas de follármela. La cogí y la senté sobre mis piernas, me estaba poniendo muy duro. Empezó a mover sus caderas apretando cada vez más mi miembro, joder, y yo que pensaba que esta chica me odiaba.

-Todavía no me has dicho tu nombre- le dije separando mis labios de los suyos.

-Melody, pero llámame Mel- me dijo medio jadeando.

Que sexy era, nunca había tenido tantas ganas de follarme a alguien. Me levanté cogiéndola en brazos y la deje caer boca arriba en la cama. Vi que algo asomaba por debajo de la almohada, lo cogí y me quede sorprendido. Era el conjunto que llevaba en el probador.

-Te lo acabaste comprando- le susurré al oído.

-Me lo regaló mi amiga, yo no lo quería- me dijo girando su cara de lado para que no se la pudiera ver.

-Igualmente, te quedaba muy bien- le dije guiñándole un ojo.

Me tumbé a su lado en la cama, apoyó su cabeza en mi pecho y en cuestión de minutos se durmió. Que bella mujer tenía en mi pecho. Empecé a acariciarle el cabello, lo tenía muy sedoso. Raramente me gustaba estar con ella, abrazado a ella, cuando a mí no me gustan los cariños. Por muy raro que sea, creo que me estaba enamorando de ella.

SumisaWhere stories live. Discover now