Óleo [Yoonmin] ~ |TERMINADA|

PARTE FINAL

Suga departo desorientado, no recordaba mucho de lo que había hecho en la noche y lo peor es que no recordaba cómo había llegado hasta su casa mucho menos a su cama. YoonGi no entendía nada, su cuerpo se sentía pesado y su pecho le dolía demasiado, tenía la impresión de haber sido golpeado con un bate de baseball.

Su habitación estaba oscura y le era muy difícil adivinar la hora porque sus cortinas eran tan gruesas que ningún rayo de luz las podía atravesar, lo único que llamo su atención en toda la oscuridad, fue el destello de su celular avisándole junto a un vibrado (desesperante, según YoonGi) que tenía una llamada entrante. 

No quiso contestar, su cuerpo se sentía como maltratado y lo único que podía hacer era ver el techo de su habitación, eso, y los ojos acuosos de Min Holly, quien lo miraba desde la almohada. La bola peluda se había adueñado desde ya hace años del lado derecho de la cama de YoonGi, y el ahora pelinegro, no había podido hacer nada más que ceder a los caprichos de su adorable bola de pelos achocolatados.

Era estresante para Suga no recordar nada de lo que había hecho en la madrugada, puesto que solo recordaba haber salido a pasear con Holly luego de la exposición, lo demás era como tratar de excavar en cemento seco con una pala de plástico. Su cabeza dolió mucho cuando trato de profundizar en sus memorias, se sentó en la cama y miro con recelo su celular, el maldito aparato no había parado de vibrar desde que despertó.

Se sentía completo y vivo, algo había cambiado esa noche, un fuerte dolor de cabeza lo atormento, su cuerpo cayo de rodias al piso. Varias imágenes pasaron por su mente: la cena con sus padres en el departamento con su hermano luego de la exposición, su madre entregándole el cuadro que había hecho de niño... un cuadro de un chico...

-¡El cuadro de Jimin!- Al estar seguro de tener el control de su cuerpo, palmo con cuidado la cabeza del can y se reincorporo tomando el móvil entre sus manos.

¿Quién carajos en su sano juicio se atrevería a intervenir de ese modo en el descanso de YoonGi?

¡Ahh sí, claro!, solo habían cinco personas en el planeta que tenían los huevos bien puestos como para hacerlo.

-Espero que sea por algo bueno, estaba durmiendo. ¡Idiota! - Suga era muy lindo con sus amigos.

- ¿Así es como me tratas luego de haberte ayudado tanto?

¿Debería de agradecer el hecho de estar con tremenda jaqueca? todos los nuevos recuerdos se estaban metiendo en su cabeza como un taladro perforando cemento y JungKook le pedía que le agradeciera, ni de coña.

Definitivamente YoonGi estaba agradecido con JungKook, pero el jamás se lo haría saber, no de esa forma. Además, aun no sabía dónde estaba Jimin, el problema ahora seria encontrarlo. Tal vez si...

-No juegues así conmigo YoonGi, no estoy de humor. Que ahora estemos en buenos términos no quiere decir que puedas tratarme como te de la gana-  Jungkook se había quedado junto a Tae luego de haber arreglado las cosas- Así que no trates de retarme cabeza hueca- YoonGi junto a Taehyung recordaban todo lo que había pasado antes de que el "falso Jimin" dejara de existir, por otro lado sus amigos creían fielmente que Junkook era una de las tantas parejas que Tae les presentaba de un día para otro- Por cierto, la colección de cerezos que presentaste fue mejor que las primeras... Eran muy sosas

-No lo hago, no intentes cambiarme el tema, ¿sabes dónde esta Jimin?

-Yo lo se todo de ustedes.

-Hoy es jueves, la última vez que lo vimos fue un jueves también, ¿cierto?

-No te ayudare en eso, recuerda que mi bono acabo, tómalo o déjalo.

-Muérete - Suga colgó la llamada antes de que su amigo pudiera darle una respuesta (o que lo regañara), camino hacia la ventana y de un manotazo arranco las cortinas color negro. Un resplandor cegador se coló por la ventana, quemando sus retinas y aturdiendo a Suga, tapo sus ojos con ambas manos mientras maldecía. A tientas logro encontrar la cama y se sentó otra ve en ella, cuando sintió que sus ojos se acostumbraban a la luz, los abrió de a poco y lo que vio, fue lo último que pudo haberse imaginado en toda su vida.