La vida es vivir.

4. Ser uno mismo.

No soy perfecta, nadie lo es. El problema está en que muchas personas no son conscientes de ello.

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"Los días cada vez son más duros, la realidad nos golpea a cada paso que damos. Los recuerdos se acumulan y aquellos más lejanos se van olvidando." Esto pensaba yo mientras las velas de mi tarta de cumpleaños se iban apagando al tiempo que soplaba. Diecisiete años.

Las felicitaciones plagadas de 'Dentro de nada mayor de edad' invadían todas mis redes sociales. El *ring ring* del teléfono no cesaba ni un segundo. La felicidad al ver como todo el mundo se acordaba de mi y dedicaba unos segundos de su vida para felicitarme, era máxima.

Un año más o un año menos.

Familia reunida, regalos por doquier, risas, deseos y recuerdos de aquel día en el que nací.

24 horas en las que te conviertes en alguien importante o al menos así te sientes.

17 años vividos, que se dice pronto, en los que has ganado batallas y perdido otras, cambiado de ideas , de tallas de ropa y de altura -aunque esto último, en mi caso, no mucho-.

A esta edad tan señalada, tan al borde de un abismo que te lleva directo a eso que llaman 'mayoría de edad', la vida te ha enseñado muchísimo y algo que he aprendido, y que me ha ayudado a seguir adelante, es que lo más importante es ser uno mismo y quererse tal y como eres.

Soy, desgraciadamente, de esas personas que nunca han agradado a todo el mundo. Primero por aspecto, no muy guapa, rellenita y rochoncha. Mi día a día estaba plagado de 'feto mal parido', 'gorda', 'fea', 'mono'... ¿Qué no me habrán dicho? Y segundo por personalidad, muy hiperactiva, niña chica, loca, muy loca, sensible -de lágrima fácil-. 

Una infancia difícil, preadolescencia complicada y adolescencia mejorada.

Ha sido difícil afrontar todo esto y llegar a quererme lo mínimo que me quiero ahora.

Despues de haber sido toda una vida objeto de burla, de insultos, de desprecio... verse bien y aceptar que otras personas te vean con buenos ojos es difícil, muy difícil.

Así que con mi decimoseptimo año ya cumplido, mi autoestima estabilizada y todo lo que me queda por vivir, tengo algo muy claro soy así y así seguiré. Nunca cambiaré.

Como ya he dicho, nadie es perfecto. Todos tenemos, lo que a mi me gusta llamar, 'perfectas imperfecciones'.  Yo tengo defectos, y tú, y esa modelo retocada con photoshop, y la persona más atractiva de este mundo, y miss mundo, y TODAS LAS PERSONAS QUE VIVEN.

Sonrie por que vives, sonries, respiras. Porque dentro de tus perfectas imperfecciones hay una persona maravillosa.

Quierete, quierete tanto como todas esas personas que forman parte de tu vida y jamás te dejarán de lado. Como tus padres; esos amigos, pero los que son de verdad, los que se cuentan con los dedos de las manos; esa pareja que puede o no estar, pero estará.

Yo aprendí a quererme, aceptarme, mirarme al espejo... ¿Por qué tú no?

Ya he apagado mi vela de los diecisiete. He pedido mi deseo y he empezado a crecer como persona.

Crezcamos juntos. Empecemos por querernos un poquito más.