Amor, 47

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Dormir contigo es no dormir:

roncas,

me pegas codazos,

me quitas la almohada y la frazada,

y de tanta cucharita

se me acalambra el brazo.

Busco posición y no la encuentro;

sin quererlo, te despierto

y me dices que no me mueva tanto.

Pasan minutos que se sienten horas.

Cuando finalmente entro en mis sueños,

eres tú el que se retuerce

y yo la que ruega que te quedes quieto.

Dormir contigo es no dormir.

Mi cama es de una plaza,

pero somos dos;

mi cama es de una plaza,

pero por ti, vale la pena.

Aunque ahora dé lo mismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora