01. Bienvenida formal.

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Narra Melody.

Había una vez, hace mucho tiempo, bueno, hace unos 20 años, Bella se caso con La Bestia en una ceremonia con 6.000 de sus amigos más cercanos.

Gran pastel, sí, asique en vez de ir de luna de miel, La Bestia unió a todos los reinos y fue elegido rey de los Estados Unidos de Auradon.

Atrapó a los villanos y a sus secuaces, o sea a toda la gente interesante y los envío a la Isla de los Perdidos, con una barrera mágica para evitar que se escaparan.

Pero eso es parte del pasado, ¿Por qué no mejor nos concentramos en el presente?

Por ahora me presentaré brevemente, soy Melody, hija de la Sirenita, no creo que mi madre nesesite una presentación formal ya que supongo todos la conocen.

Y si no es así, la verdad no importa mucho.

Siendo sincera no me parezco tanto a ella, desgraciadamente mi cabello no es rojo, se parece pero no es exacto. Algo que en el fondo igual me agrada.

Mis ojos son color miel, no creo en que convinen mucho con mi cabello, pero es lo que hay.

Miraba atentamente como la limusina se detenía frente a la preparatoria, y también frente a mi, ya que acompañaba a Ben, Audrey, y al Hada Madrina.

Gracias a ser una de las mejores estudiantes de la preparatoria me habían dado el cargo de ayudar a los chicos nuevos en todo lo nesesario.

Siempre y cuando tuviera el tiempo nesesario para hacerlo, y es que, apenas con 14 años, confiaban plenamente en mi, cosa que realmente agradecía.

Ayudarlos a integrarse seria otra forma para demostrarle a los demás que soy capaz de muchas cosas sin importar mi edad.

Una amable sonrisa se dibujo en mi rostro, sin la nesesidad de mostrar mis dientes, segun mi madre en momentos como este debía de parecer agradable.

El conductor abrió la puerta y de ella salieron dos chicos peleándose por lo que parecía ser una toalla, y detrás de ellos dos chicas.

—¡Au! —Se quejo uno de los chicos cuando tocó el suelo. —¡No! Tienes todo lo demás, ¿Por qué quieres esto que no sé lo que es?

—Porque tu lo quieres. —Respondió el otro chico, quien permanecía parado, con una pierna sobre el chico en el suelo. —Dámelo.

—Chicos, chicos, tenemos público. —Interrumpió una de las chicas a ambos que estaban peleando, ella junto a la otra colocaron sus brazos en forma de jarrón.

—Solo.. limpiabamos. —Se excuso el chico que permanecía parado. —Levántate. —Le extendió la mano al otro, y este se coloco de pie.

—Déjenlo como estaba. —Habló la Hada Madrina a un lado mío, aunque por su tono de voz sonaba amable, sabía que en el fondo estaba disgustada por el comportamiento de los chicos. —Y me refiero a que lo dejen de verdad.

Ambos chicos tiraron lo que habían sacado de la limusina dentro de ella.

La Hada Madrina se relajo un poco y volvió a sonreír amablemente.

—Hola bonita. —Uno de los chicos se acercó a mi, saludando coquetamente, no pude evitar soltar una pequeña risa, jamás sería de esas chicas fáciles. —Mi nombre es.. Jay.

Miss perfection | Descendants [1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora