04. Perros come personas.

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Narra Melody.

Una de mis tareas asignadas era ayudarle al entrenador una vez a la semana vigilando que todos cumplieran las órdenes correctamente y además cumplieran con todas las medidas de seguridad completamente, lo que menos queríamos eran accidentes por descuidos.

Esta vez teníamos a Jay junto a Carlos quienes al parecer les llamó la atención el deporte, y quizá querían probar su fuerza.

Después de todo hacer un poco de ejercicio no le hace mal al cuerpo.

El entrador tocó su silbato y habló.

—Jay ven a la ofensiva, Chad a la defensa, Taylor tu lanzas hoy. —Indicó el entrenador y todos fueron a sus respectivos lugares. —¡Hey! ¡Hey tú! Niño perdido.

—Se llama Carlos. —Le hablé al entrenador y él asintió.

—Ponte el casco de una vez y sal de la zona de riesgo, ¿Que te pasa? —Preguntó al ver que Carlos no se movía.

—¿Zona de riesgo? —Escuche decir a Carlos.

—Vamos, pontelo con las dos manos.

Él entrenador volvió a tocar su silbato indicando que el entrenamiento había comenzado.

Todos los chicos como siempre jugaban bien, a excepción de Jay que simplemente estaba empujando a todos los que se metían en su camino.

Entiendo que básicamente de eso se trata el juego, empujar a quien se meta en tu camino y anotar un gol, pero creo que no está midiendo su fuerza.

—¿Eso es legal? —Pregunte con el seño fruncido, él entrenador solo se encogió de hombros.

Jay siguió empujando a todos, pasó la zona de riesgo y se quedó frente a Carlos, bueno, frente a un asustado Carlos.

—¡Alto! ¡Espera! Jay. —Tratando de defenderse le arrojó su palo, pero no funcionó ya que Jay terminó pasando por arriba de él y anotando un gol.

—¡Vamos! Wohhh.

—Tú. —Él entrenador señaló a Jay. —¡Quiero que vengas aquí! —Cuando Jay estuvo a nuestro lado el entrenador volvio a hablar. —¿Que fue lo que isiste ahí? Te diré que fue; Talento crudo, ve a mi oficina más tarde, te mostraré algo que nunca viste, se llama reglamento.

Junto al entrenador reímos.

—Bienvenido al equipo hijo. —Dejó de sonreír y se dirigió a Carlos. —Tal vez en tenis te vaya bien.

Yo rodé los ojos mientras Jay se reía fuertemente.

—Yo lo apoyare. —Habló Ben colocando su mano en el hombro de Carlos.

—Yo también. —Levante mi mano llamando la atención del entrenador.

—De acuerdo.... ¡Sigan entrenando!

Los demás fueron a la cancha a seguir practicando y me acerque a Carlos.

—No le hagas caso al entrenador, suele ser siempre así. —Rodé los ojos y el asintió.

Miss perfection | Descendants [1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora