Capítulo 6

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NOTA: He "re-publicado" este capítulo ya que me encontré con un error de publicación, lamento lo ocurrido

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NOTA: He "re-publicado" este capítulo ya que me encontré con un error de publicación, lamento lo ocurrido.

No olvides leer hasta el final :) 

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Macaria no había dormido mucho durante la noche por culpa del aleteo que sentía en su estómago y porque su mente no dejaba de crear imágenes fantasiosas. Palpaba constantemente su rostro para borrar aquella sonrisa imborrable. Se había levantado varias veces para beber un poco de agua e intentar calmarse pero era más difícil de lo que pensaba. Para ser sincera, ella quería que la noche pasara rápido para volver a verlo y como no lo conseguiría durmiendo, sería haciendo otra cosa. Se levantó de la cama nuevamente y fue por uno de los libros extraños que Hécate le había dado pero al buscarlo entre los demás, no lo encontró. Comenzó a recordar donde lo había dejado pero estaba segura de que no lo había movido de la mesilla. Salió de la habitación esperando no haberlo dejado afuera de la habitación y al alcance de Ralen o Ariadna; esperaba fuertemente que no lo hayan tomado ellos. Siguió caminando por el pasillo y pasó por la habitación de Melínoe, se detuvo frente a la puerta porque escuchó unas voces dentro. Se acercó totalmente consternada a la madera y colocó su oreja sobre ella tratando de comprobar lo que había escuchado. Ahora sólo había silencio y Macaria pensó que fue una equivocación de su parte pero sorpresivamente un golpe fue directo contra la puerta. Ella retrocedió asustada y volvió a avanzar queriendo averiguar qué pasaba dentro de la habitación. Detuvo su intención al tocar la perilla, aún recordaba lo que sucedió la última vez que abrió la puerta de Melínoe durante la noche.

—¿Melínoe? ¿Estás despierta? —Prefirió llamar pero nadie respondió.

Volvió a retroceder y se quedó por casi cinco minutos frente a la puerta esperando escuchar de nuevo algo o que Melínoe le respondiera, pero nada y continuó con lo que fue a hacer aunque quedó intrigada por lo que pasaba dentro de la habitación de su hermana. Buscó y buscó pero no lo encontró, fue a la sala de descanso y tampoco estaba ahí. Si alguien más leía ese libro se daría cuenta de lo que estaba planeando y todo se arruinaría. Deslizó sus manos por su rostro y miró el diván. Fue hasta él y tomó el diario que había tenido escondido. Lo abrió y leyó lo último que había escrito y comprendió mucho mejor lo mal que se sintió por la ausencia de Thanatos y lo feliz que estaba ahora que lo volvió a ver. Estrechó el diario contra sí y se acomodó sobre el diván, si no podía leer, quizás podría escribir un poco.

Pasaron algunas horas más y Macaria se quedó dormida y el diario sobre su estómago, estaba tan sumergida en sueños. Ralen recién había llegado a los Elíseos y con quien se topó primero fue con ella durmiendo. Tomó el diario que estaba sobre ella y lo cerró dejándolo sobre una mesa. Se quitó su capa y cubrió a Macaria con ella. La contempló un momento más hasta que lo jalaron hacia atrás.

—Ni se te ocurra despertarla—Advirtió Ariadna.

—No pretendía hacerlo, sólo la estaba cubriendo con algo.

Siempre has sido tú ||Thanatos y Macaria|| Serie Romances Inmortales #4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora