Capítulo 8

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Sus ojos comenzaron a abrirse muy despacio, se había quedado dormida sin darse cuenta

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Sus ojos comenzaron a abrirse muy despacio, se había quedado dormida sin darse cuenta. Se talló los ojos tratando de comprender la realidad y no fue tan difícil lograrlo, a su lado estaba Thanatos quien volvió a observarla cuando comenzó a moverse. Su mirada era muy cálida y abrazaba todos los sentidos de Macaria. Ella, sin querer, le sonrió y se fijó en sus labios...recordar cuando se besaron se le comprimía el estómago con un sinfín de emociones increíbles que apenas recordaba que estaban ya en el bus de regreso a Vicenza.

Thanatos recargó su cabeza en el respaldo y se inclinó hacia ella acariciando con su nariz su frente. Caria se perdió en su mirada apenas visible por la oscuridad y rodeó su pecho con su brazo logrando abrazarlo. Él tomó con sus dedos la delgada barbilla de Caria levantándola y besándola de nuevo con la misma delicadeza que antes, esta vez Caria era más consciente de cómo corresponderle. Su corazón palpitaba cada vez con más fuerza y el consentimiento del tiempo desapareció; si todo aquello era un sueño, esperaba nunca despertar de él.

Una hora después...

Ambos bajaban del bus, Thanatos las tomó de la mano y juntos fueron caminando al mismo tiempo donde habían iniciado su viaje. Fue difícil para Caria despejar todas sus emociones para rememorar lo que ahora debía hacer; regresar a los Elíseos. Su sonrisa se borró inmediatamente mientras regresaba a la realidad, no podía quedarse aunque eso fuera lo único que quería en ese momento. Caria se detuvo y se puso frente a él intentando reunir todo el valor posible para despedirse, al menos por ahora.

—Hemos regresado—Dijo Thanatos cortando el silencio.

—Y yo debo irme—Dijo con nostalgia.

—Te acompañaré hasta tu casa—Se ofreció.

—Gracias pero no...es tarde y puede ocurrirte algo—Aunque su intención inicial fue una excusa para poder regresar a los Elíseos sin que él se diera cuenta, para Thanatos fue un gesto lindo de su parte.

—Sinceramente, es más probable que te suceda algo a ti que no conoces este lugar que a mí.

—En eso tienes razón pero aun tengo que caminar mucho para llegar a casa y tú debes estar cansado—Thanatos enarcó una ceja.

—¿No dijiste que te hospedabas ahí? —Señaló un complejo a una calle de ahí.

—S-Sí...estoy exagerando—Rio avergonzada porque había olvidado que le dijo a Thanatos donde vivía supuestamente. Mordió sus labios, era mejor no decir nada o empeoraría todo. —No está nada lejos, no correré peligro en llegar.

Thanatos asintió con poco convencimiento y con una actitud más seria pero con una mirada sensible que fácilmente ocultó desviándola otro lado.

—Alessandra...¿Aún sigues con la idea de marcharte?

—Yo...tengo que hacerlo.

—¿Cuándo te irás? —Preguntó con resignación.

—Tal vez hoy o quizás mañana— Tomó aire. —Por ahora sí.

Siempre has sido tú ||Thanatos y Macaria|| Serie Romances Inmortales #4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora