Capítulo 32

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¡Hola!

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¡Hola!

Nota: Lamento los pequeños errores que puedan aparecer en el capítulo, pero me muero de ganas porque lo puedan leer, así que los corregiré más tarde.

¡Gracias por todo!

Disfruta la lectura :D

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Nápoles, Italia.

La oscuridad bañó el aterciopelado cielo por completo. Sólo las lámparas alumbraban parte del muelle. Muy pocas personas deambulaban a unos metros de ahí, pero esa no era la razón por la que Garena estaba nerviosa. Podrían estar las luces apagadas o podría caerse al mar y ni eso la habría puesto tan ansiosa como lo estaba ahora.

No sabía qué hacer ni tenía la remota idea de lo que iba a suceder de ahora en adelante.

Garena recordó los momentos en los que estuvo en la Universidad. Los exámenes de filosofía eran mucho más fáciles que esa situación.

Quizás exageraba pero no podía pensar muy positivamente después de ser inexperta en relaciones sentimentales, además de haber pasado por malas experiencias.

Su consternación iba más dirigida a la incredulidad de una relación armónica.

Ahora mismo, Garena estaba sentada en el muelle, esperando que Ralen regresara. Él se había ido sin decirle mucho.

Ya se estaba tardando.

Garena suspiró mientras meneaba las piernas de atrás hacia adelante. Sus pies descalzos casi tocaban el agua. Ella miró hacia abajo. Podía observarse el movimiento del agua, gracias a la tenue luz de las lámparas a unos metros.

<<¿Y si me aviento?>>, pensó Garena de manera divertida.

—Espero no piense en aventarse.

Garena se movió con sorpresa. Miró hacia su espalda y negó con la cabeza.

—¿Vas a decirme que además de ser muy perceptivo, también sabes leer la mente?

Ralen sonrió y se puso de cuclillas. Garena observó con mayor sorpresa lo que Ralen llevaba en las manos.

—¿Cuál prefiere, señorita? Espero que alguno de estos sabores le guste —comentó Ralen.

Garena deslizó su mirada de un helado a otro y tomando el de nueces.

—Si ibas a ir a comprar helado, me lo hubieras dicho y te acompañaba.

Ralen se sentó a su lado.

—No quería que se cansara, señorita. Supuse que sería algo difícil encontrar helado a esta hora, además de que no conozco el lugar. No deseaba que se cansara aún más por los zapatos.

Siempre has sido tú ||Thanatos y Macaria|| Serie Romances Inmortales #4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora