Es difícil asimilar mi vida, es difícil asimilar mi origen, asimilar mi cultura. Pero lo que sí sé, es que provengo de un clan poderoso. Quizá raros a la vista de las demás personas, pero con habilidades increíbles. Así somos; descendientes de la Tribu Shaerou. Ellos seleccionaron a la humanidad hace mucho tiempo, debido a que conocían su tendencia quizá peligrosa para expandirse por amplios territorios si no se les reprimía, si no se les ponían barreras. La expansión de nuestro clan fue tan lejos que nuestros ancestros jamás lo habrían imaginado. Pero más allá de seleccionarlos y tomarlos como ejemplo, ningún humano ha mancillado nuestro clan, simplemente no pueden contra nosotros. Han habido batallas entre especies. Los humanos nos han tachado como monstruos feroces que simplemente cazamos por deporte. Eso ha armado el mayor de los conflictos entre nosotros y los normales.
Nuestro hábitat está en las profundidades del bosque, ahí tenemos nuestra pequeña comunidad. A pesar de estar adentrados en la espesura verde de la jungla, seleccionamos nuestro lugar de instalación no muy lejos de algún pueblo. Germac ha sido nuestro patriarca, nuestro sabio, nuestro prelado, nuestro alfa. A él le deben sus habilidades los más viejos y adultos del clan. Con poderes de hechicería propinó el preludio de lo que nuestros padres son ahora, él es el verdadero Alfa, pero todos luchan por obtener esa batuta ahora.
Mientras todos entrenan, cazan y perfeccionan sus habilidades, nosotros los niños solamente observamos y sobrevivimos. Todavía no somos aptos de adquirir la conversión, pero desde que nacemos somos poseedores de la marca. Más tarde, al ser adultos es cuando demostraremos ser dignos de llevarla. Los niños de más edad cuidan a los recién llegados. Los adultos patrullan la zona y cultivan lo necesario para sobrevivir como humanos. Pero también necesitan cazar. Por las noches es cuando la verdadera fiesta empieza, especialmente en las noches de luna llena.
Nuestra pequeña comunidad se adentra en el bosque. A unas cuantas millas se encuentra el pueblo más cercano. Hemos construido nuestro hogar ahí; no nos falta nada. Tenemos cosechas, una pequeña laguna y nuestros respectivos refugios. Por las noches dormimos con nuestros padres, pero durante el día los más pequeños siempre estamos juntos y siendo custodiados por los guerreros más fuertes de nuestro clan. Nosotros somos el futuro y pronto conoceremos nuestro verdadero destino, por ahora solo nos preocupamos por jugar y pasarla bien entre todos.
Así soy yo, Caleb, mi padre, Samìr, es considerado uno de los más astutos miembros de la tribu. Tengo una hermana de sangre a la cual llamaron Zenda. Pero cuando somos pequeños, todos somos considerados hermanos similares, aunque no procedamos del mismo progenitor. Somos seis los más pequeños. Poseemos un refugio hecho por Germac para cualquier situación que se pueda dar, eso nos dará protección segura. Los más jóvenes somos mi hermana Zenda, los chicos Yalmay, hijo de Milos, Guram, Tharik y la más pequeña Tamit.
Ninguno de los seis más pequeños estábamos listos para nuestra primera conversión. Yalmay se caracterizó siempre por ser el más rudo. Su padre siempre se caracterizó por eso. Pero él no supo nunca cual fue el fin de Milos, su progenitor. Cuando jugábamos él siempre se tomaba las cosas muy en serio queriendo llamar la atención de los más grandes tratando así de opacarnos a los demás, incluyéndome a mi. La sangre de un guerrero licántropo corría en nuestras jóvenes venas.
A algunos kilómetros de nuestra aldea se encuentra el pueblo más cercano, la más familiar muestra de civilización de personas, los normales, personas comunes y corrientes a nuestro criterio. Personas que se masacran unos con otros sin que a los demás les importe quizá. Siempre hemos tenido pequeñas riñas contra ellos, los cuales no asimilan nuestra cultura. Aunque es evidente que ellos no tienen claro lo que en realidad somos. A veces han llegado algunos de ellos a querer atacar nuestra pequeña aldea, pero nosotros somos más fuertes, más astutos. Nuestra mayor guerra ha sido contra ellos en los últimos años, obviamente ellos nos superan en número. Según las leyendas contadas por los guerreros más viejos de nuestro clan, ellos nos han considerado siempre como una amenaza. Cuando el hombre blanco invade nuestros terrenos es porque quiere batirse en pelea. Los guerreros de mi clan nunca han mostrado compasión alguna y muchos cuerpos de hombres blancos terminan sin cabeza y otras mucho, mucho peor. El aullido de la victoria ha sido siempre ensordecedor.
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Alusión: Sangre joven
FantasyCaleb es un joven adoptado por los Forrest. Atendiendo la granja junto a su padre, Glen, pasa desapercibido en la sociedad. Lo que ignora es que la luna llena lo ve de cerca.