it's not just work - seulrene

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Seulgi levantó la mirada cuando escuchó un par de tacones resonar en el quinceavo piso del edificio. Su corazón comenzó a latir rápidamente al observar a nada más que Bae Joohyun o Irene como le gustaba ser llamada en su trabajo, su jefa. Seulgi sonrió inconscientemente y se permitió observar la figura y el atuendo de su jefa, lucía extremadamente bien, tan atractiva que tenía a Seulgi hechizada.

Desde que Seulgi había obtenido el puesto como asistente de Irene, se había encontrado atraída hacia la mujer. Cuando Seulgi aplico para el puesto no esperaba encontrarse con una belleza como la de Irene, lucía demasiado joven para ser CEO pero el papel le quedaba extremadamente bien.

—Buenos días—le dedicó un saludo corto y Seulgi de inmediato estaba de pie.
—Buenos días, jefa—siguió a la mayor a su oficina y cerró la puerta detrás de ella.
—¿Reservaste el restaurante para la hora de comida?—preguntó Irene mientras tomaba asiento en su silla.
—Así es, está todo listo para dos personas—sonrió amablemente pero al ver que Irene ni siquiera la miró a los ojos su sonrisa decayó.
—Perfecto, puedes retirarte, Seulgi. Te llamaré si necesito algo—hizo un ademán con su mano y segundos Seulgi ya se encontraba fuera de su oficina.

Si alguna imperfección tenía Irene era ser fría. Aunque a Seulgi fue algo que le atrajo inmensamente también era algo que le dolía cuando se comportaba así con ella.
Soltando un pequeño suspiro Seulgi se sentó de nuevo en su silla y comenzó a trabajar con lo que Irene acababa de mandar.
Solo así distraería su mente de Irene.

-

—Vamos—Irene se paró justo enfrente de Seulgi y la asistente miró sorprendida a su jefa.
—¿Irnos? ¿Adónde?—frunció el ceño y miró su reloj. Apenas iba a ser la una de la tarde.

Irene suspiró y rodó los ojos.

—A comer, ¿hiciste la reservación, no es así?—dijo simplemente y se dio la vuelta para dirigirse al elevador. Seulgi rápidamente la siguió.
—P-Pensé que llevaría a su esposa—Seulgi no pudo evitar sonrojarse al pensar que Irene la estaba llevando a comer.
—Para nada. Tuve una pelea con ella esta mañana, de igual forma no planeaba llevarla. Lamento si fui un poco seca al llegar, es solo que Wendy me está volviendo loca—Irene se notaba frustrada y Seulgi juntó los labios pensativa.
—Me imagino que las hormonas del embarazo no han de ser nada fáciles de lidiar, ¿cuánto tiene? ¿6 meses?—miró a su jefa con atención.
—Si, eso debe ser, hace poco cumplió los 6–fue lo último que dijo antes de que el ascensor llegara a la planta baja donde en la entrada se encontraba el chofer esperando a ambas mujeres.

El hombre abrió la puerta para ambas e Irene le indicó a Seulgi que subiera primero.
Ya sentadas Seulgi miró a Irene y no pudo evitar perderse unos segundos admirando el perfil de la mayor. Es que todo sobre Irene la volvía loca.

—¿Se te ha perdido algo?—Irene alzó una ceja y Seulgi la miró a los ojos.
—No lo creo—sonrió y volteó hacia su ventana dejando a Irene con una sonrisa burlona.

-

Una vez sentadas en la mesa del restaurante, ambas se dieron la tarea de observar el menú en silencio.

—¿Haz elegido algo ya?—Irene preguntó bajando su menú y mirándola expectante.
—Creo que sí, ¿tú?—colocó el suyo sobre la mesa de igual manera.
—Sí, y también he pensado lo que quiero de postre—soñaba seria y Seulgi sintió escalofríos recorrer su espalda.

Pasaron en resto de la siguiente hora haciendo pequeñas pláticas de vez en cuando mientras comían, ambas robando miradas cuando la otra miraba hacia su plato.

—Irene, ¿tú quieres a tu esposa?—Seulgi preguntó de repente e Irene detuvo el tenedor que estaba apunto de llevar a su boca.
—Si la quiero—Seulgi ocultó el dolor que sintió en su pecho.
—¿Entonces por qué la engañas?—sabía que ella no era inocente pero solo quería respuestas.
—¿A qué va todo esto, huh? ¿No eres feliz teniéndome durante el trabajo en incluso tiempos como ahora? Tú sabes que mi mujer es Wendy y no la voy a dejar—Irene se notaba frustrada y Seulgi sintió que había metido la pata.
—Yo nunca dije que la dejaras, solo preguntaba—miró hacia su plato para evadir la mirada penetrante de Irene, la podía sentir haciendo hoyos sobre su cabeza.
—No preguntes más—soltó un bufido y empujó su plato con enojo—. Se me ha esfumado el apetito. Pediré la cuenta.

wenrene/seulrene one shots g!pDonde viven las historias. Descúbrelo ahora