2 | Una Promesa

30. Tu no eras así.

- ¡TRES! - gritaron al unisono.

¿Qué me ha pasado? comente internamente, mi cabello ahora estaba rubio, vaya, aunque no se veía mal.

- ¡Te ves di-vi-na! 

- Tampoco es para tanto... 

- Si yo digo que lo estas, es porque lo estas.

- Bien, ¿ahora que haremos?

- Viajar

- ¿Juntos?

- No, solo tu.

- ¿Q-qué?

- Es parte del consejo que te di, necesitas liberarte, no ser dependiente de alguien, sal y explora el mundo... A parte ya compre el boleto y no pienso cambiarlo.

(...)

- Buenas tardes, solo para notificarles que ya estamos por aterrizar a México, esperamos que hayan disfrutado del vuelo (...)

Desperté algo agotada, me quité mis audífonos mientras miles de pensamientos aparecían en mi cabeza, entre ellos mayormente inseguridades.
Recordé el como llegué aquí, creo que esto es lo más loco que he hecho en mi vida.
Una vez que el avión aterrizo, tomé mi pequeña maleta y mi mochila, fue en ese entonces que empecé a avanzar fuera de este.
¿Qué se suponía que iba a hacer? En especial cuando estaba... Sola.

Iba tan distraída (nada normal en mi, nótese el sarcasmo), que no le hice caso a un señor que me estaba hablando, sentí algo en mi hombro y me gire asustada.

- ¿Sol? Digo, ¿Luna Valente?

- ¿S-si?

- Buenos días, espero que haya disfrutado de su viaje, soy su conductor, me llamaron para llevarla a la mansión.

- ¿Q-quien le comento? Bueno, está bien, gracias.

- Vayamos, le ayudo con su bolso. - sonríe.

(...)

Esto se suponía que era un viaje para poder "liberarme" de todos mis pensamientos, pero estoy aquí en un rincón de mi cama tratando de saber que hacer, vaya, es difícil.
Creo que lo mejor sería salir, así que solo tome mi bolsa y puse un poco de dinero y mi teléfono.

Al salir de la mansión mire la playa, realmente es muy linda de día, debe ser nostálgica de noche...
Me senté en la arena, mirando las olas del mar, creo que podría quedarme aquí todo el día mirando hacia la nada.

En uno de muchos pensamientos, recordé a Gastón, ¿Fue tan poco el amor que le di? ¿Habrá sido mi culpa? No... ¿O si? Yo siempre le di mi cariño, le di su lugar, jamás pensé en engañarlo... - De pronto mis mejillas empezaron a sentirse humedas.

- Me siento algo tonta por llorar, pero soy una persona, tengo derecho a mostrar lo que siento, ¿No? - suspiro.

(...)

- ¿Dónde está Luna? - dijo algo furioso.

- Deberías saberlo, tu eres su novio, espera, creo que ya no. - comentó en burla.

- ¡Deja de jugar así conmigo Matteo, no me haré responsable de lo que te hago! - cerró su puño.

- ¿En serio? ¡Me das asco! ¿Cómo pudiste hacerle algo así a Luna? ¿Qué te hizo ella? ¿Empezaste a jugar de nuevo con chicas, ah?

- ¡Basta Matteo, me cansé de tus juegos!

- Solo dime, ¿Por qué la engañaste? ¡¿Por qué jugaste así con ella?! - grita furioso.

- ¿Te importa tanto?

- Si, me importa, y mucho.

- ¿Te sigue gustando? - fulmina con su mirada.

- ¡A ti que te importa si me sigue gustando o no!

- Sabes, creo que fui un tonto al confiar en vos, seguro ustedes eran una pareja y yo aquí de tonto siguiendo el juego.

- ¿Qué decís? Creo que te volviste loco Gastón.

- ¿Loco? Si, ahora estoy loco. - ríe con lágrimas en los ojos.

- Vos no eras así, piensa un poco en lo que ha pasado, pero no la involucres más, ella está sufriendo mucho, y está fue tu culpa. - camina y poco a poco se aleja.

- ¿Qué demonios hice? - poco a poco lágrimas empieza a caer.

(...)