𝐃𝟐𝟎𝟏𝟗𝟎𝟓𝟏𝟕

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— Mhn... A-amor...

Aquella mañana debía de transcurrir de la manera más normal y cautelosa posible. Adoraba el despertar de sus mañanas así, tan íntimo, tan propio y tan suyo.

Los rayos calurosos prominentes del sol se adentraba por el pequeño filo de división entre los dos largos telares que curbrían los ventanales del balcón, era una sutil brisa, un pequeños deslumbre que caía por encima del vientre bajo de su pareja, yendo encima de las sábanas de ceda que los cubrían y se trazaba por su brazo en una diagonal hasta su rostro y terminaba por encima de su párpado derecho. Aquella era la molestia que lo había despertado, porque sus brazos rodeando el fino cuerpo de su novio a la altura de su cintura, eran bastante familiares para su memoria.

Podía aspirar el aroma sutil a vainilla que desprendían las hebras castañas de su novio, aquellas que cualquiera pensaría que el aroma a desprender era a chocolate por lo oscuro de la tonalidad de su cabellera, pero no, seguía teniendo el tenue aroma a vainilla que había permanecido constante desde lo conoció. Aquel aroma embriagante, apaciguador y relajante que entraba por sus fosas nasales haciéndole olvidar cualquier mal.

Sentía su calor corporal compartido además de sintonizado. No conocían el término "espacio personal" Aquello no existía ni tenía cabida a una definición entre ellos. El castaño era una extensión somática de si mismo y viceversa, por ello, estar tan juntos no únicamente al momento de dormir, si no en su diario. Tener la cálida espalda ajena contra su pecho no era molestia y mucho menos lo era sus suaves glúteos contra su pelvis, que de pensarlo más corría todo el peligro de excitarse debido a las memorias que provocaba de la noche anterior. Su pareja era tan adorable que había enredado sus piernas entre las suyas, a modo de que ni siquiera en sus sueños se separara de su cuerpo y bueno, no estaba lejos de lo que hacía el mayor al tener sus brazos rodeando su esbelto cuerpo.

— Ahhmn... Y-Yoongi, más...

Posiblemente habrían hecho el amor una, dos, tres hasta cuatro veces o las suficientes hasta que ambos hubieran quedado satisfechos, haciendo parecer como si no hubieran tenido relaciones sexuales las dos noches anticipadas a su mañana juntos. Porque así era su relación, tan caliente como romántica.

Aspiraba su aroma con más intensidad a medida que el agarre en su cintura se apretaba con constancia y cautela. Era suyo, tan suyo que todo olía a él, a su incalculable amor además de sexo. Sus vastas y amplias manos se paseaban por la aterciopelada piel de la pequeña cintura de su aún más pequeño novio. Los largos dedos de su diestra danzaban con sumo cuidado y anhelo sobre su piel dando pequeños golpecitos con las yemas de los dedos sin llegar a lastimarle, simplemente para avanzar hasta su vientre y dejar un par de caricias ahí. Notó el cuerpo entre sus brazos removerse con cuidado, ¿Había terminado su encuentro con Morfeo? No había sido su intensión, pero en ese preciso instante no pensaba en detenerse. Pequeños murmullos se escaparon de los rechonchos labios del castaño, a modo de pequeñas quejas tan propias de un niño pequeño colocados en un joven de veintitrés años de edad. Sus finos y pequeños brazos se deslizaban con cuidado hasta dejar su zurda sobre el agarre de su pareja mientras la diestra se alzaba para colocarse contra el costado de su rostro con la intensión de acariciarle la mejilla y parte trasera de su oreja derecha.

— ¡Ah! Más, más... fóllame mas...

— ¡Basta!

Pausa. El grito de Min Yoongi había hecho que de inmediato Seijin levantara su mano por reflejo y presionara la tecla espaciadora de la MacBook MPXT 2E/A color gris espacial que se encontraba sobre el escritorio. Las grandes manos del rapero se estamparon contra la mesa de madera que estaba frente a ellos, provocando que todos en la sala dieran un respingo por demás notorio, incluyendo a su pequeño y castaño novio que yacía a su costado rodeando su brazo con ambos propios para mantener la cercanía, además de que ello le daba la posibilidad de ocultar su rojizo rostro cohibido en la curvatura de su cuello. Suspiró asustado, incluso algunos pudieron escuchar un tenue grito salir de sus labios hinchados debido a la sorpresa con la que lo tomó el grito —O más bien orden de su novio.

《 So what? 》 ⇒ ʏᴏᴏɴᴍɪɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora