Desperté.
¿Qué? ¿Fue un sueño?
Mis ojos estaban pesados, me dolían mucho. Apenas y los podía mantener abiertos.
Mire a los lados... El libro ya no estaba.
Al levantarme, la espalda y el cuello me dolían tanto como si hubiera hecho mucho ejercicio, o simplemente hubiera dormido en una mala posición.
Me miré en el espejo. Me peine y me hice un peinado de cola de caballo alta.
Al salir de mi habitación me encontré con Luz.
Todos se veían muy apurados, pero... Era demasiado temprano, apenas estaba saliendo el sol.
- Luz, una pregunta... ¿Has visto a Darío? - La mire.
- ¿Quién es Darío? - Me miró confundida.
- El hijo mayor del señor, tú le dijiste mi nombre. - Le dije un poco molesta y confundida.
- No. El señor solo tiene dos hijas. - Mencionó. - Tal vez lo soñaste. - Intento calmarme.
No. Esto no podía estar pasando. ¿Quién era él? Ni siquiera me llamo Claudia, ¿Por qué sabía que me habían llamado así? ¿Y lo del libro? Dios mío.
Las cosas no podían ir así, no sabía lo que estaba pasando.
El día pasó muy rápido, limpiamos la cocina, y preparamos un banquete para la familia real.
Por lo dicho, querían anunciar una noticia, una gran noticia.
- Está noche es noche de descanso, muchas gracias por el banquete, solo se quedan Bianca, Eleanor y Lucy. Las demás pueden retirarse. - Había mencionado un hombre.
Muchas chicas sabían que iba a pasar. Empezaron a murmurar mientras salían de la cocina.
- No durarán mucho tiempo aquí. - Mencionó una de las chicas que caminaba junto a luz, María y yo.
- ¿A qué te refieres? - Pregunté.
-Luz, si quieres adelantate. - Mencionó María.
Luz no preguntó nada, y se fué a su habitación. Estaba muy cansada. Parecía un ángel.
María nos llevó a su habitación.
- ¿Ya me dirán lo que pasa? - dije mientras me sentaba en la silla de su habitación.
Ellas dos se sentaron en la cama.
- El señor cada que hace una reunión, le pide a las chicas mas jóvenes, bonitas y de buen cuerpo que se queden atendiendo la mesa y... - María fue interrumpida por Kalila, la otra chica.
- Es más claro que el agua. Las presta a los otros señores. - Dijo con un tono que tomaría cualquier vecina chismosa de mi colonia.
- ¿Las prostituye? - Pregunté.
Ellas se miraron y solo movieron la cabeza de arriba hacia abajo, contestando mi pregunta.
- Si una de ellas queda embarazada, la corren y no se vuelve a saber de ella. - Dijo Kalila.
Eso era bastante información para mí.
- ¿Y la señora lo sabe? - pregunté.
- Ella es quien manda lejos a las mujeres, no soportaría un escándalo así. Incluso muchas dicen que manda a matar a la mujer antes de que nazca el bebé. - Mencionó María.
¿Qué mierda? ¿Es en serio?
No quise saber más sobre lo que me podía pasar a mi... O a luz...
"Tengo que pensar en algo pronto." Me dije a mi misma.
Pasamos bastante tiempo en la habitación de María, ellas hablaban de las otras mujeres, de las princesas o incluso del rey. Yo no estaba prestando atencion, quería intentar un plan de escape. Pero era imposible. Por algo muchas mujeres venían a buscar empleo aquí, supongo que el pueblo debe ser un desastre total, debe estar en la ruina, y no me pregunto porque.
Después de unos minutos más de risas y chismes, me despedí de ambas, y decidí irme a mi habitación.
No quise pensar demasiado en el tema, y me acosté.
En este momento me daban muchas ganas de fumar. Estaba estresada, confundida. ¿Qué hacía yo en ese lugar? ¿Por qué luz miente para poderme salvar?
Tantas preguntas abundaban por mi cabeza, pero ninguna tenía respuesta. Ninguna.
Extrañaba a Fernando. Extrañaba su voz, su calor, su amor...
De tanto mirar el techo, hubo un momento en el que mis ojos no aguantaron más.
"Esperaba más de ti..."
Ese recuerdo vivía en mi cabeza, ese recuerdo que parecía vagabundo. Intentando llamar más la atención de lo que ya tenía.
"¿Esperabas más de mi? ¿Qué esperabas? ¡Te lo di todo!"
De tantos recuerdos, tanta tristeza que se llenaba mi corazón... Empecé a escuchar algo totalmente diferente a mis pensamientos.
Había mucho ruido, se escuchaban llantos y gritos de fondo. Era muy confuso, no podía distinguir si los gritos eran de niños jugando o niños sufriendo. Pero estaba totalmente segura de que eran niños.
Intenté abrir poco a poco mis ojos.
En un inicio, veía borroso, me costaba mucho trabajo ver. Al despertar por completo me di cuenta de algo, estaba recargada en las piernas de alguien.
Me levanté de las piernas de aquella persona, y me senté... Intenté ver con claridad, y cuando mire la cara de ese chico, solo pude pensar una cosa... "¿Tú? ¿Es en serio?"
No puede ser.
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Bear white. La gran guerra de Kinndre. |Actualizada|
AdventureSamantha llevaba una vida tranquila, una jóven de 17 años, que tras combinar la decepción de un mal romance y mucho alcohol empieza a imaginar cosas muy extrañas... O... ¿Vivir? Empieza a rodearse de seres tan obesos que no caben en ningún cuarto...