Conociendo el territorio.Amanecí enredada entre las suaves tela de la sábanas, traté de adaptar los ojos a la escasa luz del sol que se filtraba por el medio de las cortinas. En mi cabeza no tenía el momento exacto en el cual había caminado a la cama para acostarme, sabia que había cerrado los ojos mirando la fuente por la ventana.
Cuando intenté estirarme, mi cuerpo crujió de dolor y me rodilla me recordó porque no podía ser tan brusca. Pero lo que me terminó de despertar, fue el cuerpo caliente tumbado a mi lado izquierdo, boca abajo. Su gigante mano se encontraba sosteniendo mi muslo de una forma amenazante, como si no quisiera que me moviera.
¿Como no lo sentí en la noche entera? ¿Había intentado hacerme algo?
Podía decirme lo que quisiera, pero no confiaría en él aunque no me haya hecho nada, todavía. Ya no llevaba su camiseta y su torso estaba descubierto, en este reposaban varios tatuajes, uno en específico de un trueno que se esparcía desde su hombro hasta la muñeca, era increíble.
Tomé su mano para alejarla de mi, pero este, lo único que hizo fue apretar su agarre y los anillos que adornaban sus dedos se hundieron un poco en mi piel.
— ¿A donde vas? — habló con voz ronca por debajo.
— Suelta — golpeé su mano, pero no la apartó — No me toques.
La quitó y se posicionó boca arriba, busco mi almohada torpemente con los ojos cerrados y la halo haciendo que mi cabeza cayera en el suave colchón, para tapar su cara. Su abdomen obtuvo mi atención por varios segundos, unos perfectos cuadritos acompañados de frescos moretones fue lo que se dejó ver.
— ¿Por que dormiste aquí? — continúe molesta, levantándome cuidadosamente de la cama.
— Mi cama — fue lo único que dijo.
— ¿No hay más camas en esta enorme mansión de 6 habitaciones?
— 8 — me corrigió — Puedes dormir en el piso. Pero no te me despegaras, eres muy inquieta.
Sin importancia siguió durmiendo y yo boquiabierta no supe que decir. Caminé al baño y cerré la puerta, me estaba orinando horriblemente.
¿Quería salir de esa situación con vida ¡Por supuesto!
Si había una pequeña, casi remota oportunidad de salir con vida y volver a mi vida normal, debía mantenerme al margen y dejarme de idioteces. No me había dado indicios de querer lastimarme, pero eso no significara que no pudiera hacerlo si quisiera. No sabía como sentirme, había dormido a mi lado seguro toda la noche y yo ni cuenta me había dado ¿Y si hubiese querido hacerme algo? ¿Y si me hubiese tocado yo casi inconsciente?
Pudo hacerlo... Pero no lo hizo.
Tomé una extensa ducha caliente. Mi mente no dejaba de estar en constante movimiento, pensando demasiadas cosas. Después de cepillarme los dientes salí a la habitación para encontrarla desolada y la hecha un desastre. Suspiré aliviada. Comencé a buscar en los cajones aunque no me haya dicho que me cambiara, quería cubrirme más. Unas mallas negras, un suéter gris y los zapatos que parecían que se romperían en cualquier momento, eso fue lo que utilice.
¿Porque hay ropa de mujer si es su habitación? Preguntas demasiado. Me recriminé.
Llevaba casi una hora sentada en el borde de la cama, pensando si salir de la habitación o no. Cuando tomé valor para dirigirme a la puerta, esta se abrió de repente y mi sorpresa me abrazó.
No podía creerlo. Parada allí, con pequeñas cicatrices, despeinada, sucia y cubierta de sangre, aún con el uniforme del bar se encontraba Gia, estaba fatal.
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Realidad Inquebrantable ©
Romance《 Entre tantas perlas, el primer diamante en hacerse visible, por mucho es el más diáfano de todos. Como también el más bello y ese era claramente él 》 • Todos los derechos totalmente reservados. • No adaptaciones, no plagios. • Historia completamen...