The Girl On My Mind

14. Cuando el pasado te golpea con fuerza

Cuando llegamos al parque Dylan, Ryan, Drew y yo, decidimos buscar en los lugares más cercanos a los columpios, donde literalmente conocí a Coraline, aunque después de pasado un rato sin resultados llegó una chica a pasear con su hermana pequeña, como normalmente pasa en un parque, aunque la niña se alejó un momento y después gritó diciendo que había algo en el lago al lado del parque.

Fuimos corriendo a ver que era, algo preocupados por qué habría visto la niña, aunque solo era una caja muy grande flotando en medio del lago.

Mientras caminábamos acercándonos más tranquilos a la orilla, escuchamos como la niña le decía a hermana que había un monstruo en el agua y que tenían que salir de allí antes de que las comiera.

Eso nos causó una pequeña sonrisa a todos, aunque solamente me hizo sentir peor luego de ese pequeño momento porque no sentía que debía estar sonriendo cuando probablemente Hazel estaba encerrada en un cuarto con el loco de Aaron viendo cada uno de sus movimientos y riéndose a cada momento de nuestra búsqueda.

Seguí moviéndome ignorando como todos me miraban con tristeza luego de ver mi reacción a ese pequeño pero feliz momento. Las pequeñas olas que se formaban gracias al viento fueron atrayendo poco a poco la caja hasta que luego de unos cinco minutos pude sacarla con ayuda de Drew. No tenía aspecto de llevar mucho tiempo allí y ni siquiera tenía muchas marcas de humedad como alguien esperaría de algo que puede llevar ya sean horas o días en el agua.

Al darme cuenta de ello comencé a correr buscando, sin ningún resultado, algo que pueda darme una pista de quien estuvo allí y dejó la caja.

Como sabíamos que estábamos en un lugar más bien público, tuvimos que cargar la caja hasta el auto y luego llevarla a la casa, mientras cada segundo que pasaba nos impacientábamos más por saber que habría dentro de allí. Al cabo de unos 15 minutos ya estábamos en la casa más cercana, la de Dylan. Sus padres no estaban, lo cual agradecí, porque luego de lo sucedido cerca de la cabaña no podía verlos a los ojos por lo que tenía pensado hacerle a su hijo. Abby tampoco estaba, pero habían dejado la puerta abierta lo cual nos facilitó la entrada.

Apenas pasamos intentamos buscar alguna forma de abrirla, aunque era una simple caja de madera como las utilizadas para transportar cosas valiosas entre países o diferentes productos. Es decir, una simple y gran caja de madera.

No se veía nada desde afuera que no fuera la madera, y los bordes estaban bien ajustados a la caja, por lo que tampoco podíamos abrirla por más fuerza que pusiéramos, cosa que me frustró.

Al cabo de un rato de intentar, fui al cuarto de Dylan y tomé uno de los bates antiguos que utilizaba cuando entrenaba baseball, antes de empezar con la natación. Bajé lo más rápido que pude las escaleras y sin siquiera esperar a que me dijeran nada, comencé a romper la caja a golpes. Ni siquiera pensé en la posibilidad de que pudiera haber algo frágil allí dentro, simplemente quería abrirla.

No sabría describir muy bien cómo nos sentimos todos apenas vimos el contenido de la caja. Había cuadernos, de diferentes tamaños, formas, portadas, pero cuadernos hasta rebosar. Mientras los observábamos, nos dimos cuenta de que en la mayoría de estos salía yo, desde dibujos infantiles de un par de chicos jugando kickingball, hasta dibujos muchísimo más elaborados de mi hablando con Hazel o saliendo con Daniela. Otra cosa que me preocupó fue darme cuenta de que tenía muchas más cosas allí de las que normalmente cualquiera sabría. Había dibujos de mi momento encerrado en el ascensor, de cuando estuve en la playa con Daniela el día de mi fiesta, y hasta había un dibujo de Hazel en mis brazos llorando la noche antes de que la secuestraran.

Estos últimos tenían un arte tan espectacular, que cualquiera diría que fueron hechos por un profesional.

Pero antes siquiera de llegar a mí historia en España, yo ya sabía quién lo había dibujado todo, mi mejor amigo de la infancia, y mayor rival a la vez.