Ouija (WinterIron) parte VII

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Bucky se levantó de la cama y caminó hacia la puerta, la abrió y al no ver nada solo hizo que se extrañara. —No hay nadie...

—Entonces vuelve a la cama. —Tony estaba sentado y envuelto entre las cobijas. —Pero cierra la puerta.

—Mmm... No, dejame ir a ver tal vez alguien quiere jugarnos una broma, y yo no voy a tolerar que nos interrumpan. —dijo sombrío y salió de habitación sin cerrar la puerta. —No me tardo, si quieres intenta dormir. —caminó a través de la oscuridad.

—¿Cómo se supone que duerma? —respiró hondo y se aferró más a las cobijas. —No debí jugar a la ouija, estúpido Clint, además James debió encender la luz antes de irse. —estaba tan asustado que no le pasó por la cabeza pedírselo a V.I.E.R.N.E.S.

De la nada un ruido se escuchó debajo de la cama del genio, un ruido que parecía como si una persona estuviera arrastrándose.

—... —el castaño decidió ignorar el ruido, quizá era su imaginación.

Sin embargo el ruido cada vez se hacía más fuerte y lo peor de todo es que ese ruido provenía de debajo de su cama, ¿En serio nadie podía escucharlo?

—A ver, James también jugó a la ouija ¿Por qué no le pasan estas cosas a él? —se frustró Tony pero el ambiente cada vez se tornaba más pesado y frío. —¿Si me bajo de la cama me agarrará los pies? —se preguntó, pero de un momento a otro el ruido se detuvo. —Ya no se escucha nada... ¿Y si me asomo? Puede que el muerto ya no esté o que sea una trampa... —negó con la cabeza. —Soy un súper héroe, soy Iron Man, y no le puedo tener miedo a estás cosas, son fantasmas ¿Qué me pueden hacer?

De la nada un susurró con una voz gruesa y profunda pero tenebrosa le habló al genio en el oído. —Tony...

El filántropo se sobresaltó a tal punto que brincó de la cama y se cayó de la misma con todo y cobijas. —Ay... —fijó su vista hacia debajo de su cama, estaba completamente obscura pero podía distinguir la silueta de una persona. —¡Ah! —echó el grito cuando lo que estaba viendo lo observó y se arrastró hacia él de forma espeluznante.

Al oir el grito de su novio, Barnes corrió hacia la habitación con desespero. —¡¿Tony, estás bien?! —entró al cuarto velozmente y ahí vio a su pareja hecho bolita y envuelto entre las cobijas.

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