"Tell my mother,
tell my father,
I've done the best I can
to make them realise
this is my life.
I hope they understand
sometimes goodbye
is a second chance."
(Second Chance by Shinedown, 2008)
En la sesión de hoy, S. nos ha hecho hablar de nuestra familia y de cómo debemos perdonarnos a nosotros mismos antes de buscar el perdón ajeno.
Me ha dejado pensando en mí madre.
A mí madre le he escrito innumerables cartas a lo largo de los años, apiladas en montones de pensamientos jamás pronunciados. Las cosas que me gustaría decirle se mezclan en mi cabeza, creando una amalgama de ideas incoherentes que no sé cómo expresar. Y estas líneas no son más que otro intento desesperado de sacarlas hacia fuera.
Mientras escribo esto me repito a mí misma que esta vez tiene que funcionar. Porque no hay más espacio en mi cabeza para oportunidades desaprovechadas. Porque ella merece escucharlo. Y porque yo merezco librarme de esa carga invisible que he ido acumulando en mí espalda durante años.
De mi madre aprendí a quererme y odiarme a mí misma en partes iguales. A nunca estar satisfecha y a siempre exigir más. A definir metas inalcanzables y a torturarme por no conseguirlas. A tener grandes expectativas... y aún más grandes decepciones.
Las sonrisas hieráticas, las críticas constantes, los escasos cumplidos, las comparaciones con otros niños. Todas estas fueron las cosas que mi cerebro infantil atribuyó a que mi madre no me quería. Ella quería a una hija que yo nunca pude ser. Y aunque me maté por cumplir sus expectativas, con el tiempo me di cuenta de que no merecía la pena. Prefería vivir sin su aprobación que hacerlo sin la mía.
Y ahora, años después, me encuentro escribiendo estas palabras que nunca leerás (o quizá algún día, si son dignas de tu atención) para decirte que la manera que escogí de hacerlo, de vivir, te hizo daño de todas las maneras humanamente posibles, y esa nunca fue mi intención. Como tampoco lo fue el tiempo que me tomó darme cuenta de que SI que me querías. Y quizás precisamente por eso me exigías tanto, porque no podías soportar la idea de verme fracasar y buscabas lo mejor para mí. Y sé que lo hiciste lo mejor que pudiste, porque no conocías otra manera.
Pero tú forma de quererme me mataba por dentro.
Y quiero, con todas mis fuerzas, ser capaz de perdonarte. Pero aún no estoy preparada para hacerlo, todavía me queda camino por recorrer, la herida es demasiado reciente y la autoexigencia desmesurada que me ayudaste a construir aún no ha sido derribada.
Solo espero que no te des por vencida, y que cuando llegue al final de ese camino que con tantas dificultades estoy recorriendo, te encuentre allí esperando.
ESTÁS LEYENDO
The Missing Piece
General FictionQuizá ocurrió porque pensaba las cosas demasiado. O quizá por lo contrario. Quizá porque quería sentir más. O quizá porque no quería sentir nada. Quizá...