Separamos a los chicos que estaban transformados y comenzamos enseñándoles lo básico. Dorian se encargaba de enseñarles el manejo de armas, Ciro en la lucha en forma de lobo, Gael en las tácticas de ataque, Sam en la lucha cuerpo a cuerpo y yo me encargaba de estar con los que aún no se transforman.
El proceso de transformación es doloroso, y más cuando es acelerado. Muchas veces algunos no logran superar el proceso, pero ya me he acostumbrado. Esta vez llevo a 13 chicos y chicas que aún no se transforman a los calabozos de la base.
Huelen a miedo, demasiado miedo. Igual nadie puede culparlos, la situación es abrumadora, aun así no deja de ser un olor molesto.
Como aún no se transforman no pueden sentir esos olores, tampoco sienten sus pisadas y las gotas que caen del techo por efecto de la humedad. Son muchos sonidos y olores, pero con el tiempo uno se acostumbra.
-Ahora les entregare un suero que deberán beber por completo. No puede quedar ni una sola gota. Les hable con voz firme.
-¿Qué es eso? Me pregunto una chica.
-Es un líquido que acelerara su transformación, por lo cual se convertirán en dos días. Y deben beberlo todo porque si llegara a sobrar una sola gota, morirán. Así que tómenlo todo.
Dicho esto todos se encargaron de tomar el suero hasta el fondo. Podía ver el miedo de no bebérselo completo y morir. Pero normalmente eso no sucedía porque era tanta la desesperación que no quedaban gotas en los frascos.
Luego que se lo bebieron los encerré individualmente y les coloque unas cadenas en los brazos. Entre los dos días que dure la transformación serán cegados por la ira y la sed de sangre. No podíamos arriesgarnos a que escaparan y degollaran a cualquier persona al pasar.
-Cuando pasen los dos días les enseñare el control sobre sus bestias para así poder pensar con claridad al momento de cambiar. Necesitamos guerreros que sepan controlar su cuerpo al cien por ciento. Como ustedes nunca han cambiado dispondrán de una semana para manejar todas las áreas que enseñamos. De acuerdo a su rendimiento los evaluaremos, así que den su mejor esfuerzo.
Terminada la explicación cerré todas las celdas y me dirigí al centro de entrenamiento. Normalmente visito a los encerrados en la mañana y en la noche, para así asegurarme que todo esté en orden. Lo único que podrán ingerir en estos dos días será carne y agua, ya que, su organismo no les aceptara otra cosa.
Al llegar podía ver a todos los chicos entrenando. Dorian les estaba explicando a un grupo como apuntar y disparar. Se podía ver como a muchos les tiritaba el pulso al tomar el arma, pero después se acostumbraran.
Me acerque a Ciro, ya que, me hacía señas de acercarme.
-Endia necesito que les mostremos como se batalla en forma lobuna, y lo que deberán aprender.
Asentí para ir al centro de combate.
Me saque la remera y los pantalones, ya que no quería perder ropa. Ciro hizo lo mismo que yo y en un segundo se transformó en un gran lobo blanco con ojos café.
Presumido. Pensé para mi misma .
Al igual que él me transforme en una loba negra con ojos color miel, y me puse en posición de ataque.
Ciro ataco a mi cuello pero lo esquive he intente morder su estómago. Vio lo que intentaba hacer así que se dio la vuelta a tiempo y me mordió la espalda. Solté un gruñido de dolor para luego zafarme de su agarre y morderle el cuello. No logre perforarle muy profundo, pero sé que le dolió al emitir un pequeño gruñido.
Seguimos tirándonos mordiscos hasta que decidimos un empate. Nunca terminaríamos de seguir así. A pesar de que él era el que enseñaba lucha en forma lobuna, nunca ha sido capaz de ganarme y eso de alguna forma le molesta, aunque, nunca me lo ha dicho.
Me dirigí a mi habitación aún en mi forma lobuna para ponerme la ropa que deje en el centro de combate, ya que necesitaba ropa interior. Al llegar me transforme de nuevo en humana y me dispuse a tomar una ducha. Estaba llena de sudor por el combate y no quería bajar de esa manera.
Al terminar, llamaron a la puerta y me dispuse a abrirla. Encontrándome con Gael al otro lado de esta.
-Es la hora de comer, te esperamos abajo. Me dijo para luego retirarse por donde había venido.
Estaba aliviada, ya que ese combate despertó mi apetito. Me dispuse a bajar al comedor, cuando de pronto, al pasar por las habitaciones de los recién llegados escuche unos murmullos.
-Necesitamos salir de aquí, no podemos quedarnos.
- ¿Estás seguro Marco? No creo que podamos, además, ¡no tenemos a donde ir!
-Cualquier lugar sería mejor que este Sofía.
En ese momento decidí intervenir. Ambos chicos me miraron con terror, ya que sabían que los había escuchado.
-No creo que quieran salir de este lugar, si lo intentan los guardias los detendrían y los llevarían con Gregor, el cual no tendrá piedad sobre ustedes.
-No queremos estar aquí. Se atrevió a decirme el tal Marco, el cual tenía la cabeza gacha.
Me acerque a ellos y les dije en un susurro.
-Si logran llegar a el rango uno y ganamos la guerra, tengan por seguro que se podrán ir de aquí y tal vez formar una vida. Sin embargo deben ser leales a nosotros sino me veré en la obligación de expulsarlos de inmediato.
Me aleje y los mire a los ojos, los cuales parecían dudar de lo que estaba diciendo. Más no he mentido. Si logramos ganar la guerra podrían hacer su vida tranquilamente, si es que no mueren en el proceso.
Al no ver duda en mi mirada, simplemente dieron un simple asentimiento con la cabeza y se dispusieron a irse al comedor, conmigo detrás de ellos.
Al llegar me dispuse a recoger mi comida de los grandes contenedores que ahí se encontraban. Los que tenemos mayor rango podemos darnos el lujo de sacar comida fresca y sabrosa. A diferencia de los demás que disponían de las sobras de los días pasados.
Después de sacar mi porción correspondida me fui a sentar a la mesa, en la cual se encontraban los todos los chicos. Habían varios lugares disponibles pero decidí sentarme al lado de Sam, el cual se me acercó.
-Ten cuidado Endia, Gregor tiene ojos en todas partes. Me dijo en un susurro para luego prestar su atención al plato de comida en frente de él.
Lo mire con asombro, pues, no sabía que alguien nos estaba mirando. Supongo que estaba tan concentrada en los chicos, que no detecte que Sam nos estaba observando a unos pasos de donde nos encontrábamos.
Sabía a lo que se refería. Si me descubrían ayudando a los iniciados, perdería de inmediato mi cargo como Líder y me matarían ya que se demasiado. No se arriesgarían a dejar cabos sueltos por ahí. El enemigo aprovecharía cualquier oportunidad de poder saber más información y destruirnos.
No dejaré que eso ocurra.
Desde ahora seré más cautelosa, pensé para mí misma mirando mi plato de comida.
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Incendio
Werewolf-Supongo que eso es todo. Dije para luego sentarme en la fría hierba. -No mientras estemos vivos. Aún quedamos nosotros, no podemos retroceder ahora Endia. - Pero solo somos dos. No podremos hacer nada. Dije llevándome las manos a la cara. El se ace...