Capitulo 4

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Endia

Todo había estado marchando normal estos dos días. Los indicados no daban problemas, y no habíamos tenido problemas de conducta. Lo cual es un alivio para mi. El ataque estaba casi listo, según Gregor en un mes atacaremos la cuidad blanca he iniciaremos la guerra.

El señor oscuro estaba ordenando que todas sus legiones se dirigieran a la cuidad blanca para atacarla, ya que necesitaríamos de todos los soldados disponibles para someterla. Al ser nosotros los más fuertes y numerosos de todas las brigadas, contando con más de setecientos guerreros, seremos los encargados del primer ataque. No podemos fallar. Si logramos conquistar la cuidad, lo más seguro es que podamos atacar Nargol, es donde habitan la mayoría de puros en el mundo. Y si logramos vencer, serán borrados de la fas de la tierra.

Me dirijo a las celdas de los iniciados, ya que, están a punto de transformarse.

Los ojos de todos se encuentran en constante cambio por la transformación. Intentan zafarse de las cadenas, pero las he apretado bien. No podrán escapar.

Me siento en una silla que se encuentra en la entrada de las celdas, y me dispongo a esperar. No pasa mucho tiempo para que se escuchen aullidos y gruñidos estremecedores por todo el lugar. Las cadenas suenan de una forma colosal, mientras sus portadores tratan de zafarse de ellas. Uno por uno los iniciados se van convirtiendo en gigantescos lobos, de ojos color sangre y dientes como cuchillos. Me acerco para observar individualmente cada celda, para toparme con una desagradable escena. Dos no lo han conseguido.

Me acerco para inspeccionar mejor cada uno de los cuerpos que aún se encuentran encerrados. En la primera se encontraba una chica y en la segunda un chico. Niego con la cabeza y me dispongo a cerrar las celdas. Más tarde llamaré a los de rango dos para que se lleven los cuerpos.

Observo a los demás lobos que aún se encuentran desesperados por salir, se les nota por la forma en la que golpean sus cabezas contra los barrotes, y la espuma blanca que se acumula entre sus fauces.

De pronto escucho unos pasos detrás de mí. Me doy la vuelta, para toparme con Ciro.

-Gregor te está esperando en su despacho, yo me quedare mientras no estas. Me contesto con un aire de indiferencia.

-Está bien, en eso les diré a los de rango dos que vengan a buscar a dos chicos que no pudieron soportarlo. Le dije para luego retirarme.

Aunque sea una loba, me da cierta pereza dirigirme había el despacho de Gregor, ya que se encuentra al otro lado del edificio. Y de alguna forma siempre he sido algo haragana. Sin embargo, si me dan una misión que cumplir, lo hare sin emitir ninguna objeción.

En el camino hacia el despacho, todo está sumergido en un profundo silencio ya que son las once de la noche y la hora asignada para dormir es de las nueve a las ocho de la mañana. Por lo cual nadie podía andar fuera de los dormitorios a menos que seas guardia, rango uno o los líderes. Si te encuentran fuera de las habitaciones, te llevaran a una sala apartada y te darán tres azotes por desobediencia. Eso es algo que aprendí, a la mala.

Me acuerdo que esa noche, tenía una sed tormentosa, y me dispuse a ir al baño para saciarme. Pero un guardia me sorprendió en medio de los pasillos y me llevo a una sala para darme mi castigo. Nunca más volví a salir fuera de la hora designada.

Al llegar al despacho de Gregor me encuentro con dos hombres que nunca había visto antes. Uno de ellos tiene una gran cicatriz que abarca casi toda su cara y se le notan aproximadamente unos cuarenta años. Su mirada es seria he intimidante, más no dejo que su imponente persona le haga saber que me incomoda. El otro a diferencia del primero, tiene una perfecta piel blanca, libre de imperfecciones aparentando más o menos los veinticinco años. Sus ojos azules, a mi parecer son los que más resalta de su persona, ya que son fríos he inexpresivos. Más son de los ojos más hermosos que he visto.

-Qué bueno que llegaste Endia, te presento a Gabriel. Él es el comandante de La Legión Oscura, será el encargado de neutralizar a todos los líderes importantes de los puros. Dijo Gregor para señalarme al joven de ojos azules.

-Un gusto conocerte al fin Endia, él es mi segundo al mando Osman. Gregor me dijo que eres una excelente guerrera, será un gusto combatir al lado de tan poderosa y hermosa dama. Dijo Gabriel para luego acercarse a mí y besarme la mano cómo se hacía antiguamente.

Me sentí incomoda en ese momento pero no lo hice notar.

-Para mí también es un gusto conocerlo señor Gabriel, espero que podamos vencer en nuestro ataque a la cuidad. Dije con una sonrisa algo fingida.

-No me trates de señor querida Endia, tienes todo el derecho a decirme por mi nombre. Dijo con una sonrisa coqueta.-Y con respecto a lo del ataque, por supuesto que venceremos.

Asentí en modo de aprobación, para luego dirigirnos a una mesa que tenía muchos planos y estrategias para el golpe. Unos minutos después, llego Gael para coordinar algunos puntos que aún necesitaban retoques. Y al cabo de una hora terminamos con todos los planes para atacar.

Me despedí de todos con un ligero adiós, ya que aún me falta alimentar a los iniciados encerrados y contarle a Ciro de los retoques al plan. Gael me aviso que él le iba a contar a Sam y a Dorian sobre los cambios, así que sólo faltaba uno.

Al llegar me encontré con un Ciro dormido en la silla que me encontraba antes. Negué con la cabeza, ya que el solía ser así de despistado.

-¡DESPIERTA! Le grité en toda la oreja.

No pude evitar soltar una gran carcajada por lo que pasó después, ya que literalmente salto del susto y se cayó de espalda.

Al ver que fui yo, la que lo asusto, fue corriendo hacia mí y me cargo como un saco de papas, para luego comenzar a saltar por todo el lugar.

-Así que andas graciosa, ¿no? Dijo con una sonrisa burlona.

-Es culpa tuya. Dije con una sonrisa, aun en su hombro.-No deberías dormir mientras vigilas.

-Es tu culpa, tu trabajo es demasiado aburrido. Dijo para luego seguir saltando sin parar.

-Para ya, Ciro.

-No hasta que digas que soy el mejor y más guapo chico de aquí. Dijo con una sonrisa fanfarrona.

Me reí y rodé los ojos. Ciro siempre ha sido así. Quiere que todos reconozcan que es el mejor del lugar, aunque no sea verdad.

-Está bien. Eres el mejor y más guapo chico de aquí. Dije con una sonrisa para luego bajarme de su hombro.

-Eso es, ahora sabes quién es el mejor. Me dijo para volver a sentarse en la silla.

Negué con la cabeza y me dispuse a alimentar a los iniciados con un gran pedazo de carne cada uno.
Al terminar de cerrar las celdas, escuche pasos que se acercan por el pasillo detrás de mí. Y al darme la vuelta, quede sorprendida al encontrarme con Gabriel, inspeccionando el lugar. Ciro al verlo se abalanza encima de él para atacarlo, pero lo detengo agarrándole el brazo.

-Es Gabriel. El comandante de La Legión Oscura, vino hoy para ajustar unos asuntos del ataque. Le dije para luego sacar mi mano.-Gabriel, él es uno de los líderes.

Ciro se acercó a él y le estrecho la mano, la cual fue recibida con una sonrisa algo macabra.

-Me llamo Ciro, disculpa mi acción. Pensé que eras un intruso. Dijo para luego llevarse la mano detrás de la nuca.

-No te preocupes, estoy sorprendido de los buenos guerreros que se encuentran en estas instalaciones. Solo estaba observando el lugar, ya que, me impresiona su tamaño y su seguridad. Dijo para luego sonreírnos.-Espero que nos veamos pronto. Estableció para luego guiñarme el ojo y salir por donde había venido.

Ciro quedo un tanto descolocado por la situación pero no menciono nada al respecto. De cierta forma se lo agradezco, ya que, tampoco sé lo que acaba de pasar.

Algo me dice que este tal Gabriel no será nada bueno para mí.

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