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—¡Evelyn! Te busca Mateo. –gritó mi madre, como siempre hace lo mismo, quedamos mal y al día siguiente vuelve.

Bajé y me puse frente de el, crucé los brazos y lo miré fijamente.

—¿Que se te ofrece?

Suspiró y habló.

—Pedirte perdón, voy a ir a esa estúpida cita mientras tú... –se hizo a un lado y dejó ver a un agradable chico, alto y bastante guapo..– él es –hizo una pausa.

—Sebastián, vivo cerca de aquí... Oh, espera un segundo. –corrió hacia un carro, abrió la puerta y sacó un enorme ramo de rosas, se dirigió hasta mi y me las entregó– espero que sean de tu agrado... Mateo me ha contado mucho de ti.

Me quedé paralizada, noté que los dos rieron.

—Estas roja. –siguieron riendo.– Oh bueno, ¡Me tengo que ir! Espero que.. –le puso la mano en el hombro a Sebastián.– la pasen bien también.

Dicho esto, se dió la media vuelta y se fue, hubo un silencio incómodo, me entregó las rosas y lo dejé pasar.

—Buenas tardes. –dijo cuando miró a mi madre, quién se quedó mirando fijamente las flores.

—Mejor... Vamos a salir, sí? –lo tomé de la mano y salimos de la casa, no dijo ni una sola palabra.

Seguimos caminando, no sabía a dónde podríamos ir, así que solo seguimos caminando.

—¿Quieres ir a por un helado? –dijo tímido, volteó a ver esperando una respuesta.

—Claro, hay un lugar cerca de aquí, podemos.. pasar al parque si quieres.

—Claro que quiero, linda.

******

Compró un bote de napolitano,  mientras nos dirigíamos al parque entre los dos lo comíamos con una sola cuchara, era muy lindo, buscamos donde sentarnos para poder seguir comiendo, estaba cansada de caminar pero era divertido salir con alguien nuevo.

—Tal vez a la próxima veamos películas o algo así, sinceramente no sé que se hacen en las citas. –empezó a reír nervioso.

Puse mi mano sobre la suya y este me miro un poco sonrojado.

—Claro o simplemente estar fuera platicando, quiero saber más sobre ti.

Sonreímos y algo dentro mío me dijo que mire a mi alrededor, había algo... Sentí que me miraban, nos, nos miraban.
¿Algún amigo? ¿Mateo? ¿Que era?
Miré y no había alguien que nos estuviera mirando, tal vez solo me he vuelto loca.

Nos agarramos de la mano y seguimos comiendo, hace días que no salía de casa... Hace días que.. no me sentía a gusto, creí sentir algo así como Adrián pero.. me equivoqué.

¿Que es esto?
¿Amor a primera vista?
Oye, no lo sé.

—¿Estás bien? –habló y noté que estaba preocupado.

—Más que bien. –respondí feliz.

—Me.. alegro. –apretó mi mano.

Luego de que terminamos el helado me tenía que ir, se ofreció a dejarme en mi casa y acepté encantada, caminamos agarrados de la mano y ese presentimiento de que alguien nos estaba mirando seguía y era más constante así que seguí mirando a nuestro alrededor, noté que Sebastián me miraba mucho así que creí que era eso, no habría otra explicación lógica para esto.

Me dejó en la puerta de mi casa, estaba a punto de entrar pero no me soltó de la mano.

—Ey, quiero.. que volvamos a salir si es posible.. ¡No te obligaré a nada! Pero.. me encantaría. –sonrió.

—¿Mañana, tal vez?

—Entonces mañana.. –se acercó y me dió un beso en la frente, hubo un sentimiento de amor, tristeza, alegría, euforia, ¡Todo, lo sentí todo!

Se marchó y me quedé de pie, frente a la puerta simplemente viéndolo hasta que se perdió.

Cita tras cita. ✧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora