Después de la batalla de Gongmen, los 5 furiosos, el Maestro Shifu y el Guerrero Dragón volvieron al Valle de la Paz, el viaje de regreso apenas duró un día y medio, en dónde la mayoría utilizó ése tiempo para descansar, comer y dormir. De entre todos ellos destacaban dos animales, un tigre y un panda. Ambos tenían una estrecha relación de amistad que se había cimentado a partir de 3 años de duros entrenamientos y batallas; pero ambos sentían que habían llegado a un punto de no retorno, en el cual el cuidado y protección del otro se había vuelto lo importantel. No podría decirse a ciencia cierta que era un enamoramiento, o no lo sabían, pero si era un sentimiento cálido que sentían el uno por el otro, por saber que estaban bien, por saber que el otro estaba a su lado.
Al llegar al Valle de la Paz todos los campesinos los recibieron con gran alegría y fervor. La comida, el vino, los bailes, las risas y el festejo reinó por todo el Valle; después de unas horas los 5 furiosos y el Guerrero Dragón subieron al Palacio de Jade y cada uno de ellos se dirigió a su habitación. Todos estaban cansados, había sido un enfrentamiento sumamente exhaustivo y necesitaban descansar aún más.
Habitación de Po.
Por entro a su habitación, puso su mochila tejida de manta de un lado, y se tumbó sobre su cama, era tanto su cansancio que sentía que los huesos de sus piernas ya no podrían cargar el peso de su barriga. Se recostó en intento acomodarse en una posición cómoda, pero fallaba en cada intento de acomodarse, el impacto de una bala de cañón no se recupera en un par de horas. Poso su cabeza sobre la almohada y para tranquilizarse empezó a recordarla, una y otra vez. Su pelaje, sus brazos, su torso y la esencia que podía distinguirse entre la apestosidad del sudor que emanaba, dentro de esa aura podía oler la esencia de Tigresa. Aquellos pensamientos le reconfotaban y le hacían tranquilizarse; podría pensar solamente en su abrazo y sacar un hilo de pensamientos y mares de sensaciones para mantenerlo despierto toda la noche, sin embargo, decidió dormir acurrucando en sus pensamientos la imagen de Tigresa y lo que ella le hacía sentir.
Habitación de Tigresa.
Tigresa estaba sentada en su cama quitándose su ropa sucia y maloliente (no se podía culpar a ella misma de tener una mala higiene, sino que con una batalla de ese calibre sería imposible conservar un aroma agradable). Se puso una blusa delgada color blanco y reposó su cabeza en su almohada, intentando conciliar el sueño de la forma más rápida posible para no tener que pensar en lo que había sucedido. ¿Cómo me sentiría si Po hubiera muerto? rondaba aquella pregunta por su cabeza, la carcomía en sus pensamientos. Es su mejor amigo y verlo morir, la destrozaría por completo.
Finalmente ambos maestros pudieron quedarse dormidos después de horas de intentar conciliar el sueño entre pensamientos y futuros imaginarios.
A la mañana siguiente. - 9 de Agosto de 1279 d.C.
Las montañas se iluminaban por los rayos del sol, las serpientes salían de sus casas a tomar el sol, los mercaderes llegaban a anunciar que hay pan otra vez, sin embargo, dentro del Palacio de Jade estaba ocurriendo algo que no se veía desde hace años: todos tenían flojera, sin excepción. Desde Víbora la cual no quería desenrollarse y cambiar de posición, Grulla que quería seguir durmiendo, Mono roncaba como si no hubiera un mañana, Mantis estaba envuelto en una pequeña manta de seda y Tigresa, la cual estaba roncando y con saliva escurriendo por toda su boca empapando su almohada. Repentinamente se escuchó el Gong, la cual avisaba la salida de los maestros, pero ninguno respondió al llamado, volvió a escucharse otro golpe y hubo el mismo resultado; ahora desesperadamente se escuchaba cómo golpeaban el Gong una y otra vez rápidamente, como si se tratase de una olla.
-¡Ya, despierten! - gritó el Maestro Shifu.
Poco a poco los maestros empezaron a salir de sus dormitorios, bostezando y tallándose sus ojos, con excepción de Grulla, que parecía seguía dormido.
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Kung Fu Panda: El día que tu madre y yo nos enamoramos (Parte I)
Fanfiction¿Alguna vez quisiste ser algo más de lo que estás destinado a ser? En ésta historia Po y Tigresa se conocen desde que son niños, pero las circunstancias les obliga a separarse durante 20 años. Un secreto familiar, un destino que les hace reencontrar...