Me llamo Seul... Seulgi • Seulrene [ADAPTACIÓN]

8.

Seulgi.

Casi como si se tratara de magnetismo nuestros labios se fundieron en un beso, uno lleno de nerviosismo pero a la vez de miles de sensaciones jamás experimentadas, también cerré mis ojos dejando que aquella acción se grabara en mi mente pero sobretodo en mi alma, una que creí no poseer. Apenas me fue necesario respirar separe mi rostro del suyo mientras mis ojos se clavaban en los suyos, tan expresivos pero aun no sabia descifrarlos, no estaba segura de lo que veía en ellos, sus mejillas estaban sonrojadas, esbozo una pequeña sonrisa, yo permanecía expectante.

-S-sí quiero- sonrió y se aproximo a mi rostro de una manera un tanto tímida besándome de nuevo.

-Me siento rara- dije alejándome un poco más de ella en un movimiento algo brusco.

-¿Rara? ¿Es porque las dos somos chicas cierto?- su semblante se entristecía, su cabeza se hundía bajo las sabanas, huyendo de mi mirada en todo momento.

Me moví de posición quedando boca arriba y no de lado, me quede viendo el techo, se veía interesante, color blanco con una textura rara como en forma de minúsculos picos me recordaron a las estalactitas pero en menor escala, repasaba mentalmente como era llamado eso pero no recordaba. Me saco de ese pensamiento cuando Irene jaló la sabana hacia ella destapándome.

-Tengo frio.

Ahora yo fui quien jaló la sabana destapándola a ella. -Si te acercas veras que alcanza para las dos perfectamente- mencioné tranquilamente.

-No quiero estar cerca de ti- se dejo caer ahora quedando boca abajo hundiendo su rostro en la almohada.

-Contestare tus preguntas- suspire intentando darme valor.

Volteo de lado -Te escucho- algo de tristeza arrastraba su voz.

-"Sentirme rara" para mi significa sentimientos que no identifico muy bien, uno por ser esporádico en mi vida y otro porque es completamente nuevo- mire el techo mientras explicaba.

-¿Qué sentimientos son esos?- ahora se escuchaba llena de curiosidad.

Veía su rostro -Me siento... -titubee un poco -me siento... feliz, perdona si suena tonto pero pocas veces en mi vida lo he sido, y cada vez que me siento de esa forma algo malo me pasa, pero ahora ha pasado al revés, lo cual me asusta y el segundo es- desvié la mirada, verla me hacia quedar en blanco sin ideas para explicar- Siento algo muy fuerte por ti, nunca me ha pasado con nadie mas, es como no poder sacarte de mi mente, y querer estar junto a ti siempre- Tome su mano poniéndola en medio de mi pecho -Duele, es una especie de asfixia cada vez que algo sale mal entre tú y yo- solté su mano y de nuevo mire el techo.

Se recostó sobre mi brazo, abrazándome de forma cálida, me dio un beso corto y tomo mi mano entrelazando mis dedos con los suyos contemplo nuestras manos unidas hasta que murmuro una respuesta para mi -Yo también te amo.

-¿Eh? ¿Amar? ¿No es necesario querer primero?- estaba nerviosa y confundida por sus palabras.

-Si- sonrió.

-¿Entonces?- pregunté mientras pasaba por mi mente que quizás lo que yo sentía por ella también seria amor.

-Lo de querer ya paso hace mas de dos meses, si seguimos así vamos a destrozarnos, mejor digamos lo que en verdad sentimos- se puso a acariciar con cuidado mi frente.

-Bien, yo... -me costaba tanto trabajo decirlo -Yo... te amo- me sonroje sin poder evitarlo al decir las ultimas dos palabras, pensándolo bien debía amarla y no solo quererla después de todo.

-Yo también te amo- se estiro un poco para llegar a mi rostro y nos besamos nuevamente.

Después de los últimos incidentes trágicos y de las revelaciones termino por vencernos el sueño de nuevo. Dormimos abrazadas, nos despertamos hasta las once de la mañana, no estábamos cubiertas por las sabanas ni las cobijas a pesar del frio del ambiente, pero con uno de sus brazos rodeando mi cuerpo me era suficiente para no tener frio, incluso me subió una pierna encima, la contemple algunos instantes, no quería despertarla pero no podía moverme de allí sin hacerla a un lado, por suerte ella también despertó, me sonreía.