•°~UNO~°•

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[Narradora]

Una mujer de apenas 37 años de edad corría a través de los blancos pasillos de un hospital, se sentía frustrada, su cuerpo temblaba, y su corazón latía a mil.

Hace tan solo un par de minutos, no más de media hora, había recibido una llamada directa del hospital, no tenía idea de que había pasado, solo sabía una cosa: Su hijo menor corría peligro.

- ¡Señorita! Fred Fazbear ¿Dónde está?

- ¿Qué es del? -Preguntó la señora a cargo de la recepción con total calma, ignorando la notable desesperación de la mujer que se encontraba frente a ella.

- ¡Su madre! -le alzó la voz desesperada.

-Esperé por favor- le pidió la mujer tecleando lentamente el nombre del paciente, la madre del menor explotó en cólera.

- ¡¿Cómo me pide que esperé más?! ¡¿No ve que mi hijo esta en un hospital?! -Golpeó el mesón asustando a la recepcionista, rápidamente tecleo el nombre del menor.

-Mamá, calma por favor, no sabemos si esta grave o no- tocó su hombro, el hijo mayor de la mujer, intentando calmarla.

-Terápia intensiva, piso tres- le dijo por fin la señora encargada de la recepción.

Nuevamente, a paso apresurado, la madre del menor comenzó un nuevo rumbo, esta vez hacia el ascensor, seguida de su hijo mayor, un castaño de ojos azules, ademas de dos amigos de la familia, un rubio de ojos grises y su hermano, un albino de ojos casi negros, cada uno tratando de seguir el paso de la mayor.

Toco el timbre que llamaba al artefacto, un pequeño tic nervioso se presentó en su pie derecho, en ese momento sudaba frío.
Al abrirse las puertas, subió y rápidamente tecleo el botón que indicaba el piso destino.

Si corazón latía con fuerza, su mente divagaba por diferentes escenarios.

Llegó hasta aquel piso buscando un consuelo, se le callo la moral al ver como corrían con una camilla.

[...]

Corrió hasta la habitación en donde se encontraba su hijo. Por fin tras horas y horas de espera podía verle.

Entro sin tardanza. Estupefacta, sus ojos se cubrieron por un velo cristalino.

Su pequeño estaba en un estado deplorable: estaba tapado por una manta blanca hasta arriba de la cadera dejando fuera de está sus brazos, de ellos se conectaban dos cables que le proporcionaban suero, Su piel estaba más palida de lo usual, su pelo negro estaba desordenado, sin la coletilla baja que solia usar, su rostro poseía un fino cable que se ubicaba en sus fosas nasales, tenia un par de parches sobre su frente, lo último que observo su madre fueron los diversos vendajes que habían en distintas partes de su cuerpo, los latidos de su corazón eran calmados, pero a pesar de varias telas que cubrían su cuerpo, se podían divisar cortes en su cara y brazos, sus piernas estaban enyesadas.

Una maquina marcaba su pulso, su ritmo cardíaco y la actividad cerebral que poseía en esos instantes.

Beatriz, la madre del menor, se acercó hasta el cuerpo de su hijo, tomó su mano derecha, estaba fría, le miro con la vista nublada por las lágrimas.

A los segundos, Freddy, su hijo mayor, entro en la habitación juntó a los Golden's, apellido de los rubios que le acompañaban.

-Fred, mi vida, vas a e-estar bien ¿si? mami ya esta aqui cariño- acaricio con su pulgar la parte superior de la mano de su hijo- ¿Verdad que va a estar bien, Freddy? -miro a su primogénito desesperada, buscando una respuesta que calmara el dolor que quemaba su pecho.

»Atormentos Del Pasado« [GoldFred]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora