#6. Law

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Localización: Wano

Los días pasaban conforme el ojigris llegó a la isla de Wano, donde pasaba mañana, tarde, y noche esperando a que Luffy llegase. No le había gustado para nada que se retrasase, mucho menos que se desviara de su objetivo principal, pero desde un principio había sido desordenado y para nada coordinado, así que, ¿por qué hastiarse? Por esa misma razón decidió quedarse en un lugar apartado, ignorando todo y a todos hasta que sus tripulantes le diesen noticias sobre algún movimiento extraño en los cuatro compañeros que habían seguido adelante. Desde un comienzo, Law sabía muy bien que el pequeño azabache iba a aparecer, como siempre, con su radiante sonrisa y su objetivo más que realizado, por algo le escogió para formar una alianza tan grande.

El primer día en llegar a Wano todas sus perspectivas sobre cómo iba a ser aquella isla se rompieron. El lugar, completamente divido, estaba marcado hasta en el más pequeño grano de arena por la llegada del temible Kaido. No les costó mucho colarse, y menos aun acomodarse como habitantes de las tierras; lo que el ojigris jamás hubiera adivinado era que allí, podía encontrarse una gran razón para poder romper sus esquemas sobre el bien y el mal.
Había una tradición, las opiniones varían sobre el tema, pero suele ser muy común verlo. Piel blanca, comparable con las nubes debido al maquillaje, cabello siempre largo y liso, ojos delineados perfectamente y mirada coqueta hacia los hombres, largas telas que podían valer millones cubriendo sus delgados cuerpos, y un caminar lento, con una parsimonia casi inquietante. Ellas eran llamadas geishas, las segundas mujeres, las que solo los que podían permitirse lujos podían tener. Law vio a una la misma tarde en la que entraron a la isla. Pasó por allí, con dos mujeres a sus laterales con los ojos dándoles vueltas como si fueran remolinos, como si temiesen encontrarse algo o a alguien. Eso no preocupó a Law en absoluto, hasta que cruzó miradas con ella. La tela de su kimono era azul marino, y unas delicadas estrellas oscuras lo decoraban a la perfección, el obi era de un amarillo casi dorado, y por un momento pensó en cómo podía caminar tan frágilmente con aquellas sandalias, pero no era lo que más le importó en aquel entonces. Un largo cabello negro carbón caía tras su espalda, y sobre su rostro estaba suavemente calibrado el maquillaje típico de una geisha, pero lo que le dejó quieto en el sitio fue su mirada, sus dos orbes marrón tan claros como las avellanas, que consiguieron desconcentrarle de todos sus pensamientos, incluso llegó a preguntarse cuánto tiempo había estado mirándola. Su única respuesta a todas las preguntas que se habían formado en su cabeza en ese momento fue el ver su femenina silueta alejarse hasta perderse entre las sombras. Si por él fuese, no se habría movido, pero Zoro intervino, llamándole sin levantar la voz. Cuando volvió la vista al frente los cuatro mugiwara le observaban perplejos por la situación, ¿Trafalgar Law había desviado la mirada más de cinco minutos hacia una mujer que no conocía? Sonaba incierto, casi irreal, pero había testigos.

Tres días más tarde Law recibió una inesperada visita, Nico Robin se presentó ante los tripulantes del ojigris, y fue Beppo el que llevó al huésped hasta su capitán, totalmente seguro de lo que hacía, incluso cuando les dejó hablando en la soledad por el bien del orgullo de Law.

—¿Esperas que te invite a un té y unas pastas? Porque no va a ser así. —escupió con crueldad, como siempre, el chico. La invitada soltó una pequeña risita y negó antes de sentarse frente a él. —¿a qué has venido, Nico Robin? Tu capitán aún no ha aparecido. —

La azabache sonrió aún sabiendo aquello, e ignoró cualquier comentario de más del poco delicado Trafalgar Law, soltando el cometido de su visita de sopetón.

—Himura Nana. — tras esto, agrandó su sonrisa antes de seguir hablando, aunque él ya se imaginaba quién era la propietaria de ese nombre. —Soy aprendiz en su casa, ella es la geisha que asciende a ser propietaria de ésta. —calló un momento, analizando la seria mirada del chico, y prosiguió. —Es la chica con la que te quedaste paralizado el día en el que llegamos. —

One shots » One pieceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora