#3. Ichiji

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Localización: Castillo de Germa 66.

Al abrir los ojos, lo primero que avistó fue el extenso cielo azul decorado por diferentes tonos de naranja, lo que le dio la pequeña pista de que estaba amaneciendo. Chasqueó la lengua y se restregó los ojos con pereza, había vuelto a quedarse dormida en el banco exterior al palacio. Aún teniendo la hora demasiado ajustada, de sentó recta y observó cómo el sol salía de su escondite para poder iluminar con los primeros rayos de la mañana. Suspiró y echó hacia atrás su cabellera dorada, levantándose finalmente decidida a empezar el día con el pie derecho, al contrario que estos meses atrás.

Yumi llegó hacía ya cuatro largos y duros meses al palacio de Germa 66, donde había sido enviada cuando su pueblo perdió la guerra a la que se enfrentaron miles de inocentes que no tenían nada que ver con las fechorías del arrogante rey, quien acabó decapitado junto a toda su familia a manos de los enemigos. Éstos últimos sabían que tenían pocas posibilidades para ganar por escasez de armas y soldados, por lo que todo fue estable hasta que aparecieron aquellos cuatro guerreros. Aún podía notar el temblor en la gente, sus gritos de auxilio y la desesperación que creció conforme el suelo era más y más manchado de sangre.
Ella tuvo suerte, o eso dijo el líder del temido grupo de "héroes", Vinsmoke Judge, al dejarla vivir a cambio de servir únicamente a sus cuatro hijos como una especie de asistente personal. Nadie en el palacio tenía acceso a las habitaciones de los cuatros privilegiados a parte de ella, y claramente su padre. Los primeros meses de trabajo fueron los más arduos, y eso que incluso tenía habitación propia y horarios de descanso para comer y volver al trabajo más tarde, pero a pesar de todo estaba bajo el mando de las personas que habían ayudado a la destrucción total de su pueblo natal, y eso a veces le hacía decir cosas que después lamentaba. Nunca le habían tocado, pero sí amenazado y humillado frente a todo el castillo, y en ocasiones pensaba que preferiría la muerte a volver a pasar por tener que mirar a los frívolos ojos de cada uno de los Vinsmoke mientras el líder de éstos te suelta todo tipo de barbaridades.

Yumi recogió sus cabellos dorados en un moño bajo, sacudió su vestimenta para evitar cualquier arruga y se metió en la cocina para esperar por el desayuno de cada uno de los chicos. Llevó cada bandeja al comedor, donde Judge ya estaba con su usual mirada de pocos amigos. A veces dudaba si los que no tenían sentimientos eran sus hijos o él. Dejó todo sobre la mesa e hizo una forzada reverencia observando al suelo en todo momento, y salió de allí casi atropellada cuando vio que los hijos se acercaban. Como siempre, se quedó al lado de la puerta por si alguno de los cuatro tenía algún estúpido recado o comentario obsceno, como casi siempre hacían.
Esta vez, en la mesa sólo estaban Reiju, Niji, Yonji y Judge, faltaba el más serio de todos, el chico de cabellera roja. Yumi no pudo evitar pensar en la reprimenda que le caería al hijo número uno, pero se vio interrumpida ante la rasposa y temible voz del líder.

—¡Yumi, escucha! —la nombrada caminó a largas zancadas hasta la mesa, y antes de poder abrir la boca él volvió a hablar. —Ve a buscar a Ichiji, de inmediato. —

No protestó ni habló, la última vez que lo hizo le costó caro, por lo que se volvió a reverenciar y salió del comer hacia la habitación del de cabellos rojos. Al tener frente a ella la puerta de su cuarto respiró hondo, ¿por qué? Ichiji podría ser el que mejor la trataba dentro de lo que cabía, además de Reiju, que jamás le había dirigido una palabra insultante, pero era el que más terror le infundaba por el hecho de ser tan callado e impasible. Llamó dos veces y esperó por una respuesta, pero al no obtener nada abrió y pasó, quedándose justo en la entrada para evitar problemas. Como había imaginado, él restaba completamente en paz en su cama, destapado y abrazando una almohada con ambos brazos y piernas. Se acercó hasta arrodillarse frente a él, esta sería una oportunidad entre muy pocas en las que podría ver cómo se le ablanda el rostro a uno de los Germa 66 mientras duerme, el momento de paz más exquisito del día.
Su cabello estaba enmarañado, y aquel peinado que le parecía tan gracioso y extravagante totalmente despeinado, sus ojos cerrados transmitían toda la blandura que abiertos no daban, y sus labios estaban levemente entre abiertos. Decididamente aquel veintiúnañero tan mecanizado también podía parecer inofensivo mientras no era consciente. La chica sonrió y llevó su mano derecha a la mejilla descubierta de él, pero solo llegó a rozarla con la yema de sus dedos cuando éste apresó su muñeca con su mano. Al volver la mirada hacia sus ojos pudo ver que estaban abiertos, y volvían a tener esa mirada llena de frialdad y bordería que podría congelarte en cuestión de segundos. Por un momento tuvo miedo, pero pretendió no estarlo y endureció la mirada, intentando en vano tener su mano de vuelta. Ante el persistente agarre del chico y el que no dejase de mirarla suspiró y cerró los ojos por unos segundos.

One shots » One pieceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora