Capítulo 16: ¿En serio?

2.1K 132 6
                                    


POV ALBA

Llegaba tarde, como a casi todo siempre en mi vida. Natalia llevaba al menos 10 minutos esperándome en la terraza del pub donde habíamos quedado, había sido de su elección, y el conocerte tan poquito Sevilla me jugó la mala pasada junto al Google Maps y su manía de confundirme. Lo de que estaba nerviosa no podía negarlo.

Casi no había podido dormir pensando en lo pequeño que es el mundo para, no sólo encontrármela en mis primeros días en Sevilla en el lugar donde trabajaba, sino además, la primera chica que había llamado mi atención resultó ser su ex.

Enterarme de la historia de Natalia de otra boca me hizo sentirme al principio algo decepcionada, conforme Alicia había ido contándome el fin de su relación como pareja su comienzo como relación de amistad me hacía empatizar un poco más con ella y entender porque sin conocerme de nada me había mentido.

En el fondo yo era consciente de que no tenía ni derecho ni poder para pedirle ningún tipo de explicaciones. Pero me hubiese gustado encontrarme a una Natalia más sincera y menos misteriosa.

Tampoco podía juzgarla por el nivel de mis expectativas, ya que me había visto reflejada en su comportamiento todas aquellas veces que mentí, o bien para ligar o para sentirme alguien que no era.

Me había plantado una falda mostaza, camiseta negra y converses, con el pelo ligeramente rizado y suelto, que ahora llevaba un poco pegado en la nuca a pesar de tenerlo corto debido a el calor, odiaba sudar nada más ducharme. Natalia estaba sentada demasiado comoda en una silla de las mesas de la terraza, llevaba una camiseta de tirantes fina, de color negro y unos pantalones vaqueros de talle alto con cinturón, no alcanzaba a ver sus pies, pero tuve que tragar saliva dos veces.

No sabía si estaba realmente preparada para esto, y muchísimo menos podía imaginarme que cauce tomaría nuestra conversación. Suspiré hondo antes de acercarme finalmente, no se percató de mi llegada hasta que dejé el bolso sobre la silla de enfrente, me observó un segundo antes de sonreir y pude notar mis mejillas arder un segundo ¿Pero que me pasaba? Hacía mucho que la Alba Reche tímida no hacía su aparición. Sonreí de vuelta, acercándome a depositar un beso cordial en cada una de sus mejillas, lo alargué quizá demasiado, pero inspirarla me produzco un escalofrío que necesitaba repetir.


-Lo siento, llego tarde. –se encogió de hombros, dando un sorbo más a su copa de sangría, incitándome a sentarme-.

-No te preocupes, yo estaba cerca y he llegado temprano. ¿Sangría? –asentí, viendo como dejama la otra copa cerca de mi, para verter el contenido de la jarra en ella, haciendo caer a propósito algún hielo y trocitos de fruta.- Está buenísima

-¿Ya conocías este sitio? –volvió a asentir mientras yo daba un trago largo a mi copa, estaba sedienta, y aquella bebida realmente estaba deliciosa.- Pues que guay, yo no conozco más que las cuatro calles del Quincy's a mi casa, y viceversa.

-¿Cuánto llevas aquí? –cambio de postura a una un poco más formal y yo lo agradecí, levantando mis gafas de sol para recoger el pelo de mi frente y dejarlas encima de mi cabeza creando así un contacto visual directo, me sudaban las manos-.

-Poco, unas semanas. –esta vez fui yo quien se encogió de hombros.- No sabía muy bien que hacer con mi vida. Así que me vine aquí a hacer lo que realmente me apetecía. ¿Y tú?

-Algo mas de tiempo, ¿recuerdas las audiciones? Pues aquí me vine.. –asentí relamiendo mis labios, estaban dulces.- Mira Alba... -ahora se apoyaba sobre sus brazos, con las manos entrelazadas sobre la mesa y la copa a un lado.- Siento mucho no haberte contado la verdad de con quién estaba en Valencia en aquel tiempo. –carraspeó un poco, pude vislumbrar algo de timidez en sus gestos.- Pero no me apetecía que tuvieses una imagen de mi... no sé, imposible o platónica. –frunci el ceño, aunque entendía a que se refería, me sonaba demasiado raro de su boca.- Por aquel entonces yo y mi ex no estábamos en buen momento, estaba muy muerto de sentimientos y nos negábamos a verlo. Me borró tu número –fruncí el ceño, ya lo sabía.- Me enfadé acabamos dejándolo y... yo que sé. En realidad sólo me apetecía divertirme o algo. Pero yo que sé, tu sí tenías mi número.

DacrifíliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora