⦁ 𝐴𝑛𝑡𝑖𝑐𝑢𝑎𝑑𝑜𝑠 𝑚𝑒́𝑡𝑜𝑑𝑜𝑠 𝑑𝑒 𝑒𝑛𝑠𝑒𝑛̃𝑎𝑛𝑧𝑎 ⦁

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—¡Esto es una grandísima MIERDA! —Gritó histérica, Jeanne

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—¡Esto es una grandísima MIERDA! —Gritó histérica, Jeanne.

Su llegada a la casa de la familia Babylon salió peor de lo que la albina pudo suponer, nunca se imaginó que estando recién llegadas las tratarían como perros rabiosos, poniéndoles un bozal, que en este caso era una pulsera eléctrica.

Ya les habían asignado sus habitaciones. A cada una les fue asignado un cuarto de grandes proporciones, decorado con la más exquisita elegancia posible. Pero, ¿qué importaba eso? Literalmente las trataban como animales.

Ambas hermanas se encontraban en la habitación de Arturia. Jeanne no podía sopotar estar en su habitación, puesto que había sido  decorado de rosado y flores por doquier, todo muy femenino.

—¡Maldición! —Exclamó la albina al recibir otra descarga por haber intentado quitarse el collar.

—Si sigues así las neuronas de tu cerebro acabarán fritas.

—¿Esperas que me quede sentada mientras estos imbéciles nos despojan de nuestra libertad? No me jodas, Art, no me digas que te gusta la idea de ser el perro de esos bastardos.

Arturia bajó la cabeza de la pena. Ciertamente, de cualquier forma que se viese, esto era una violación de sus derechos como personas. Ellas no había decidido hacer este viaje por voluntad propia, fue una orden de su padre, y estando aquí, se les retenía como si fueran animales.

—Arthur dijo que si nos mantenemos tranquilas no nos pasará nada. —Dijo insegura en voz baja.

—¡A la mierda con Arthur! Ni él ni nuestro tío nos defendieron cuando esa basura de Gilgamesh nos humilló. A ellos no les importamos, solo se preocupan por quedar bien con los Babylon.

Alguien tocó la puerta. Jeanne abrió de mala gana y se encontró con el amigable rostro de Enkidu, que para ella era más que desagradable.

—¿Ahora qué quieres, cabello de moco? —Dijo con fastidio ante la interrupción.

Enkidu soltó una pequeña risa, sin duda el sentido del humor de Jeanne no era para cualquiera.

—¿Ella siempre es así? —Se dirigió a Arturia con un dulce tono. La rubia asintió —Ya veo, no debes tener muchos amigos, ¿cierto?

—¿Y quien los necesita? Solo son una molesta carga.

—Quizás algún día te retractes de esas palabras. —El tono de voz de Enkidu cambió a uno más serio, y su mirada se volvió un poco más fría. —Ozymandias las llama al gran salón, quiere prsentarles a algunos miembros más de la familia.

—Supongo  que si nos negamos nos hará volar el cráneo —Respondió Jeanne sintiendo que no tenía más opción que "obedecer".

Ambas acompañaron a Enkidu hasta el gran salón.

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Guerra de Familias [Fate]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora